La defensa de Zaplana alega la enfermedad y que sólo tiene una pensión para evitar ir ya a la cárcel

Anticorrupción quiere que Zaplana ingrese ya en prisión pese a que la sentencia no es firme, está pendiente del recurso al Tribunal Supremo. No obstante, la Fiscalía suele reclamar esta medida en asuntos de corrupción cuando la pena supera los seis años de cárcel y siempre que se den otras circunstancias. Pero cada supuesto se analiza de manera individual. La acusación pública sostiene que el exdirigente dispone todavía de una amplia capacidad económica y que parte de ese dinero podría esconderse en el extranjero donde la sentencia de Erial prueba que disponía de estructuras opacas.

La Fiscalía, durante una vista que ha sido pública, ha sostenido que la situación de Zaplana ha cambiado radicalmente. En su exposición ha destacado la naturaleza y gravedad de los delitos por los que ha sido condenado. Un hecho que aumenta el «riesgo de fuga» porque cree que tiene «acceso a patrimonio en el extranjero».

El fiscal ha recordado que una persona de su gobierno, José María Tabares, se fugó y está en Japón. El exdirector general del Instituto Valenciano de Exportaciones (IVEX) se fugó hace casi 15 años para evitar rendir cuentas tras una condena a cinco años de prisión.

El responsable se ha querido adelantar a uno de los previsibles argumentos de la defensa de Zaplana en el sentido de que también hay tratamientos médicos de primer nivel en el extranjero. Su delicado estado de salud no seria impedimento, según la tesis de la Fiscalía.

Por su parte, la defensa de Zaplana, que dirige el exfiscal Daniel Campos, rechazó la medida. Uno de los argumentos que planteó es que el expresidente lleva años en libertad y siempre ha estado a disposición de la Justicia. De hecho, desde hace unos meses, ya ni siquiera acude a firmar al juzgado. Situación esta que no ha aprovechado para huir.

La defensa también ha aportado un informe médico, fechado en marzo de 2019. Se trata de uno de los dosieres que recoge el estado de salud del expresidente. Lo hizo un profesionale del Instituto de Medicina Legal. La Fiscalía, en cambio, ha precisado que esa evaluación es de hace cinco años y que ahora el expresidente lleva una vida absolutamente normal.

El letrado ha recordado que los requisitos de la prisión provisional no se cumplen en el caso del exministro. Se trata de una medida excepcional y que debe ser equilibrada. En este supuesto, ni se puede dar una reiteración delictiva (no es cargo público) y tampoco es capaz de ocultar pruebas. En definitiva, sólo estaría en debate un eventual riesgo de fuga. «Pero no se debe valorar aquí la alarma social», ha instado al tribunal. «No podemos vincular la gravedad del delito a la supuesta alarma social», relación que, según él, pretende establecer la Fiscalía.

La defensa ha subrayado que los delitos no tienen una excesiva pena porque la horquilla es muy amplia, aunque el tribunal ha situado el castigo en uno de los niveles más altos. «La Fiscalía pide la prisión como un mero automatismo». Zaplana sigue «siendo inocente» y se encuentra amparado en la presunción de inocencia.

El abogado del expresidente ha recordado que siempre ha estado a disposición de la Justicia. No ha aprovechado el fin de las comparecencias apud acta para fugarse. Es más, ha recordado, que la Audiencia, el propio tribunal que lo ha juzgado, levantó las medidas cautelares que pesaban sobre el expresidente. Además, es en España donde tiene su única fuente de ingresos, una pensión que con «muchas dificultades» -trabas para abrir una cuenta bancaria por el caso Erial- ha conseguido cobrar.

«Nos parece gratuito e innecesario que la Fiscalía diga que tiene dinero en el extranjero», ha resumido acerca de la tesis de la acusación. Zaplana pasó una leucemia y esto le ha dejado una enfermedad permanente. «Esto es indiscutible». No ha querido concentrar su argumentación en el estado de salud, pero sí que se valore como un factor más a favor del expresidente. «Esto supone un mayor arraigo».

Zaplana, en un breve turno de palabra, ha querido precisar las palabras del fiscal sobre la fuga de Tabares. «Fue la propia Generalitat valenciana que yo presidía la que se querelló contra él». «No está en mi ánimo fugarme», ha terminado. El futuro del expresidente está ya en manos del tribunal.