Housni Hicham era el delegado comercial del Consell en Marruecos. Durante años fue el facilitador de los contactos para que las empresas valencianas hicieran negocio en el país africano. Un cambio de banco y la negativa del responsable a que el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace) tuviera acceso a la cuenta a través de la banca electrónica desató todas las sospechas.
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Las primeras indagaciones por parte de la administración valenciana confirmaron el peor de los escenarios. Ahora, el informe final de la auditoría arroja la magnitud de la estafa de Hicham: 200.000 euros. Una cantidad importante en España; una fortuna para un residente en Casablanca. El supuesto fraude del delegado comercial arrancó en 2014 y se ha prolongado hasta 2020, momento en el que fue sorprendido. La auditoría será clave en el proceso que el IVACE ha emprendido en Marruecos para tratar de recuperar todo el dinero desviado por Hicham para sus intereses personales. La denuncia recoge delitos de falsificación de documentos oficiales, fraude y violación de secretos profesionales, entre otros ilícitos. Hicham supuestamente falsificó numerosas facturas, junto con la contabilidad de la delegación, para mantener su ilegal actuación.
El Ivace ha tenido que contratar los servicios de un despacho de abogados externo para que le representen en todo el procedimiento penal en Marruecos. Un coste que lógicamente asume la Generalitat. Hicham, mientras, no aguarda la resolución de brazos cruzados. El exdelegado, en paralelo al procedimiento penal, ha demandado a la entidad valenciana por lo que considera un despido improcedente. El instituto prescindió de sus servicios al constatar las graves irregularidades en su gestión. Él ni siquiera se presentó a la reunión donde se le iba a comunicar la decisión tras un viaje urgente de una comitiva del Ivace. Ahora reclama unos 200.000 euros de indemnización. Curiosamente la misma cantidad que la auditoría pone en cuestión.
Estas sedes comerciales nacieron del Instituto Valenciano de la Exportación (IVEX), que llegó a disponer de más de una veintena de delegaciones. La anterior crisis económica arruinó las iniciativas gubernamentales y se comenzaron a cerrar sedes en el extranjero. Tokio, Toronto, La Habana, Buenos Aires y Los Ángeles fueron las primeras en caer.
De igual modo, en un ejercicio para ahorrar costes, se impulsó un plan para incluir parte del personal de la Generalitat en las delegaciones del ICEX, la organización del Estado para esta actividad. El Consell sólo mantiene operativas las sedes de Rusia y Marruecos.
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