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Carlos Mazón El nuevo líder del PP valenciano. Jesús Signes
Congreso PP Valenciano | Carlos Mazón, el Ayuso valenciano que quiere ganar la Generalitat

Carlos Mazón, el Ayuso valenciano que quiere ganar la Generalitat

En el PPCV dicen que el viento sopla a favor. El nuevo líder regional, aliado de la dirección nacional, estuvo una década apartado de la política. Su regreso le ha llevado directo a la presidencia regional

JC. FERRIOL MOYA

Domingo, 4 de julio 2021, 00:25

Carlos Mazón representa la constatación de que la dirección nacional del PP quiere recuperar la Generalitat, porque el resultado valenciano es clave para llevar a Pablo Casado a la Moncloa». El análisis es de un veterano exdirigente del partido, pero lo podría firmar cualquier cargo popular. El nuevo líder del Partido Popular de la Comunitat es, ante todo, sintonía y complicidad con la dirección nacional de Casado y García Egea. Llámenlo así, o vístanlo de imposición de Madrid sobre la dirección valenciana. Lo cierto es que Mazón ya es el nuevo presidente regional y a su antecesora en el cargo, Isabel Bonig, no le quedó más remedio ayer que aplaudir su designación. Bonig quería seguir, quiso seguir, lo dijo y lo reiteró... pero no pudo. Bonig no tenía la complicidad con Génova que sí que tiene Mazón. Punto y final.

A partir de ahí, al presidente de la Diputación de Alicante le ha llegado la hora de tomar las riendas del partido justo cuando su carrera en la política parecía finalizada. En 2019, cuando llevaba una década como presidente de la Cámara de Alicante, Casado y Egea le tentaban para regresar a la primera línea política. No fueron los primeros -y la historia es sabida-. Unos días antes Fran Hervías, entonces aún responsable de Organización de Ciudadanos (cuando los de Albert Rivera todavía eran un partido) le había ofrecido encabeza la lista de Cs y optar a la alcaldía de Alicante. Mazón había pedido tiempo, y menos mal que lo hizo porque, de lo contrario, a saber dónde estaría ahora.

Mazón (Alicante, 1974) apareció en el número dos de la lista municipal del PP encabezada por Luis Barcalá. «Presidirá la Diputación», vaticinó una destacada dirigente del PPCV en aquel momento. Dicho y hecho. Con la única excepción de César Sánchez, que no vio la jugada, Mazón saltó a la presidencia de la corporación provincial. Ya tenía el poder en Alicante.

Mazón llegó al cargo con experiencia en la administración. Licenciado en Derecho por la Universidad de Alicante, presidente de NNGG de la provincia de Alicante -casi coincidió en la organización juvenil de los populares con Casado-, Eduardo Zaplana le reclutó para dirigir el Instituto Valenciano de la Juventud (IVAJ). ¡Ya estamos, un zaplanista! Junto a la complicidad con Génova -dependencia si prefieren llamarlo así- a Mazón se le afea llevar la etiqueta de zaplanista. «Soy Carlos Mazón y esto es 2021», se le ha escuchado decir al nuevo presidente popular que, no obstante, no ha podido evitar la permanente comparación de su llegada a la presidencia regional con la que protagonizó el expresidente de la Generalitat a principios de los años noventa.

Mazón estuvo en el Consell de Zaplana y también en el primero de Francisco Camps -fue director general de Comercio y Consumo-, aunque su presencia se intensificó siempre como una de esas imposiciones del exministro hacia el que fue su sucesor en el cargo. Ya saben, esa historia que quiso hacer funcionar un mando a distancia y que acabó con una rivalidad orgánica insostenible.

El caso es que Mazón, tras su paso por el Consell, dirigió sus pasos profesionales a la Cámara de Alicante. Un espacio idóneo para trabar relaciones, coger distancia de la política y forjar perfil profesional. No hacía falta estar en la primera línea política para disponer de influencia. Lo sabía Mazón y lo vio Pepe Císcar, presidente provincial de los populares alicantinos y principal apoyo orgánico de Bonig. Ciscar vio venir la jugada y se apartó. Camino expedito para lograr el poder orgánico. Dirigir el PP alicantino, mientras el de la provincia de Valencia seguía en manos de una gestora, le situaba como referencia inexcusable de poder. Sumar a ese puesto la presidencia de la Diputación de Alicante, la principal institución en manos de los populares valencianos, le ratificaba como referente de gobierno.

Mazón pasó de descartar cualquier opción de optar a la presidencia regional -«Isabel Bonig tiene todo mi apoyo para seguir en el cargo», llegó a proclamar en una entrevista con este diario- a guardar un llamativo silencio. En su partido, la actitud fue interpretada como una premonición: se presentaría y ganaría. Así ha ocurrido.

Para reforzar su posición, el dirigente alicantino sabía que debía de contar con el PP de Valencia. Apostar por la integración y cerrar la puerta a la construcción de una posición exclusivamente 'de cap i casal' en el partido. De manera que el primer movimiento fue sumar a María José Catalá a su candidatura. Mazón ha destacado que ese ticket responde a la inteligencia política de la exconsellera, mucho más que a su condición de líder del partido en la ciudad de Valencia. Será así, pero lo cierto es que el acuerdo les beneficia a ambos: cubre el perfil valencianista de Mazón -también gracias al entendimiento con Vicente Mompó-, y la refuerza a ella en su objetivo de volver a optar a la alcaldía de Valencia en 2023. Toni Cantó, ahora director de la Oficina del Español, también colabora en este último escenario.

Mazón ha dejado ya algunas pistas de lo que quiere. El primer objetivo, sí o sí, pasa por reforzar unos niveles de conocimiento bajos. El nuevo presidente del PPCV no es diputado en Les Corts, de manera que su confrontación con Ximo Puig tiene que ser fuera del Parlamento. El debate sobre la financiación, el futuro del Tajo-Segura... durante las últimas semanas los populares parecen haber tomado la iniciativa.

El triunfo de Ayuso en Madrid, los errores del Gobierno de Sánchez con los indultos a los independentistas catalanes o, más recientemente, con el debate sobre el futuro de las pensiones, nutren ese viento a favor que divisan muchos dirigentes populares. El PP de Mazón envía un mensaje de ilusión a su militancia, primer paso para recuperar buena parte del voto perdido en 2015. Eso sí, podrían quedar hasta dos años prácticamente para las próximas elecciones autonómicas. Buen dato para mejorar esos índices de popularidad. Pero sólo regular si de lo que se trata es de mantener la tensión en el partido.

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