Secciones
Servicios
Destacamos
Cuenta la leyenda que el 27 de mayo de 2007 había un ramo de rosas tirado en el baño de la antigua sede del PSPV en la calle Blanquerías, hoy convertida en un hotel. Aquellas elecciones autonómicas se planearon desde la izquierda para dar el sorpasso gracias al engendro de Compromís, que meses después acabó a tiros con Mónica Oltra empujando al grupo de los no adscritos a Glòria Marcos. Incluso había encuestas y portadas que titularon que iban a ser las elecciones más reñidas de la historia. Todo estaba listo para que Ignasi Pla fuera el nuevo presidente. La realidad superó a la ficción. La izquierda se llevó una de esas hostias que luego acuñó Rita Barberá y a Pla, meses después, se lo llevó por delante el fuego amigo y la reforma de una cocina.
En ese cogollo había un persona que siempre es clave en todo lo que se cocina en el PSPV. Listo, sagaz, ácido y más rápido que los demás. De los muñidores que mecen las cunas. De los que más saben tanto por viejo como por diablo. Manolo Mata esperaba que aquel domingo de mayo de 2007 fuera doblemente triunfal. Primero, disfrutó fumando encerrado en su despacho de la cuarta planta de Blanquerías -era el portavoz del partido- de la victoria de su Levante en El Sardinero ante el Racing por 2-3. El triunfo garantizaba la permanencia en Primera División. Aquella victoria no tapó la decepción posterior de unos resultados electorales que hicieron que el PSPV tocara fondo. El plan salió mal. Y eso que, como se ha descubierto ahora en el sumario del caso Azud, se usó dinero sucio, manchado de presunta corrupción, para tratar de dinamitar al PP pagándole parte de la campaña a una Unión Valenciana que agonizaba.
La visión de los socialistas en aquellas elecciones fue tan miope que creían que un puñado de votos sería suficiente para apuntillar al PP de los días grandes de Camps, que aplastó con 55 diputados a la izquierda y al zaplanismo. Aquel dinero sucio para financiar a Unión Valenciana venía de una trama encabezada por el empresario corruptor Jaime Febrer, que durante años regó con regalos y comisiones –según el sumario de Azud– a cargos del PP y del PSPV. Entre ellos a Rafa Rubio, pata negra del socialismo de entonces y hombre clave en el Ayuntamiento de Valencia. Olor a podrido.
Hoy, quince años después, Manolo Mata sigue estando en todas las salsas, las claras y las espesas, como portavoz del PSPV en Les Corts y abogado del empresario corruptor y cabecilla del caso Azud. Mata, incluso ha visitado a su cliente en prisión en el coche oficial, en la mayor falta al decoro político que se ha visto en los últimos tiempos. La imagen del todo vale.
La degradación de la política ha llegado hasta tal punto que la cara visible en Les Corts del principal grupo que sustenta al Consell es uno de los abogados del empresario acusado de regar de comisiones a políticos que ya han dormido en Picassent. Mata defiende a Febrer, el corruptor que regaló relojes de casi 3.000 euros a cargos del PP como Alfonso Grau y Jorge Bellver.
A Mata los periodistas ya no saben si preguntarle como portavoz o como letrado del acusado. Los dos perfiles son incompatibles. ¿Señor Mata, cree usted que el empresario Febrer dio comisiones y regaló relojes a cargos del PP y del PSPV a cambio de favores urbanísticos? Mata saldrá de esta, porque tiene respuestas para todo.
Les Corts es el cuadro de la política valenciana. El presidente del Consell, Ximo Puig (PSPV), con su hermano imputado por fraude de subvenciones. La vicepresidenta, Mónica Oltra (Compromís), al borde de ser investigada por el caso de los abusos sexuales de su exmarido a una menor. El vicepresidente de la Mesa de la Cámara, Jorge Bellver (PP), con el peso en su muñeca de los relojes de rico regalados por el empresario corruptor. Y Manolo Mata (PSPV), como agente doble: portavoz socialista y abogado del empresario que entregaba regalos y comisiones.
En ocasiones, la estética es tan importante como la ética y Mata no debería seguir ni un minuto más como portavoz del PSPV si su misión es defender al empresario acusado de llevarse al bolsillo millones de los ciudadanos, además de comprar a aquellos que velan por el interés general. La única razón que cabe para la doble condición de Mata es que el PSPV le haya pedido un último servicio, el de controlar la basura desde dentro.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.