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BURGUERA
Jueves, 1 de diciembre 2022, 14:39
La bonificación del impuesto de Sucesiones a las grandes empresas familiares hasta prácticamente su eliminación se ha aprobado en la comisión de Les Corts. Allí se han debatido las enmiendas a la ley de acompañamiento que se tramita junto a los presupuestos de la Generalitat para el próximo año. La enmienda para eliminar el impuesto la ha presentado el PSPV en solitario. Sus socios, Compromís y Podem no están de acuerdo. En realidad, están abiertamente en contra y la consideran «un regalo» a los empresarios valencianos. De hecho, los nacionalistas advirtieron tanto a los socialistas en el parlamento como al propio Ximo Puig en una sesión de control en Les Corts, que la alianza con la oposición para sacar adelante esta bajada de tributos era un modo de fracturar la coalición. Sin embargo, el PSPV lo tenía claro y ha seguido adelante. Ha tenido que ser la oposición la que salga al rescate de los socialistas con el fin de aprobar la bonificación.
Ana Barceló ha defendido el presupuesto y la ley de acompañamiento presentada por el Consell porque «hay una voluntad de acompasar la legislación con los tiempos actuales. Las 17 enmiendas del PSPV quieren aportar a la ley y a las personas. Son pequeñas aportaciones que pretenden tener un calado social. Hemos presentado la bonificación del impuesto de Sucesiones a las empresas familiares para terminar con la anomalía en la Comunitat y que tendrá un coste de 400.000 euros».
Hasta ahora, la bonificación del 99% afectaba a las empresas familiares con una facturación inferior a los 10 millones de euros anuales, mientras que los que tienen más volumen de actividad económica contaban con una deducción del 95%. La enmienda socialista incrementa la bonificación al 99% para todas, independientemente de su facturación. El PP había presentado una enmienda similar, y aunque los socialistas no han querido negociar para transaccionar, finalmente, populares, Vox (que no presenta enmiendas ni ha participado en el debate más allá de las votaciones) y Ciudadanos han preferido votar a favor la enmienda de los socialistas para evitar que la rebaja impositiva fracasase por la fractura interna del tripartito.
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Mientras Barceló explicaba sus enmiendas, la síndica de Compromís, Papi Robles, mantenía los brazos cruzados y la mirada baja, actitud similar a la de Pilar Lima, la portavoz de Podem. A veces el lenguaje gestual es muy revelador.
La portavoz de la coalición subrayó hace tres semanas que sería un «gran error» aprobar esta medida junto al PP (que se ofreció a pactarla, al igual que Ciudadanos, desde el primer momento): «El Botánico hay que cuidarlo y cultivarlo». Robles avisó a Puig, a quien instó a reflexionar y cambiar «el rumbo» para no asumir «esos mantras del PP» a favor de bajar impuestos, algo que despierta «preocupación» en la síndica de Compromís por la posibilidad de que el PSPV trate de extender la bonificación «unilateralmente pactando con estas personas», en relación al PP.
«En Compromís lo tenemos muy claro si tenemos que elegir entre pactar con la derecha o fortalecer el Botánico. Hay que preguntarse si es preferible bajar impuestos a los ricos o seguir el camino», indicó Robles en una intervención realizada en medio de un tenso silencio en las filas del tripartito.
Sin embargo, Ximo Puig no cedió y ha mantenido el argumento de que la medida busca preservar la continuidad de las empresas familiares en la Comunitat para que no caigan en manos de las multinacionales. Los socialistas habían llegado a un compromiso con la patronal y así han mantenido su posición con la ayuda del PP y Ciudadanos. Robles, en la comisión de Hacienda, ha obviado el desacuerdo interno del tripartito en torno a los impuestos y ha intentado buscar la confrontación con el PP al recordar «casos de corrupción» y subrayar que «nosotros somos gente honrada». Los populares no han entrado al trapo, aunque han tenido varios roces. «A ustedes les gustaría que fuéramos como ustedes, que robáramos, que desgobernáramos…», ha comentado Lima, ante lo que Rovira le ha interrumpido: «¿Me está llamando ladrón a mí? No he pisado un juzgado en mi vida».
La síndica de Podem ha comenzado a disertar sobre «la cultura de la violación», y ha derivado hacia el terrorismo, un discurso algo difuso que ha acabado con Rovira recordando los años de los atentados de ETA a políticos del PP.
El tripartito ha dado la de arena con los impuestos y la de cal con la Agencia Valenciana de la Energía. La izquierda ha transaccionado enmiendas para sacar adelante lo relacionado con el modelo energético, al menos, respecto a la entidad que la oposición tilda de «nuevo chiringuito». Las divergencias entre los miembros del Pacto del Botánico en lo relativo a las fotovoltaicas ha sublimado una escenificación que, tal y como reconoció Robles hace semanas, acabaría con «un final feliz». Ha finalizado con un apaño.
José Antonio Rovira, del PP, ha subrayado lo paradójico de los discursos de unidad del tripartito con sus posiciones enfrentadas en asuntos de todo tipo, lo que según él se demuestra con la presentación de medio centenar de enmiendas a la ley de acompañamiento, cuatro veces más que al inicio del Botánico en 2015. «Ha parido la burra», ha anunciado Rovira en cuanto a la Agencia de Energía, además de criticar la eliminación del control de las subvenciones. Giraldo, de Ciudadanos, también ha resaltado el cajón de sastre que supone la ley de acompañamiento y el gran número de correcciones presentadas por el tripartito sin que eso haya supuesto incluir medidas para fomentar el autoempleo. Burra o burro, vivo o muerto, el tripartito ha intentado exhibir cierta unidad de acción.
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