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El anunciado cambio de estrategia de Marcos Benavent ya ha tenido su primera consecuencia. Un día antes de su comparecencia en el juzgado, su nuevo letrado ha presentado un escrito en el juzgado de Instrucción 18 en el que reclama la nulidad de la causa. Lo ha hecho a través de su escrito de defensa en el caso Servimun, el amaño del call center, la única de las investigaciones de la macrocausa que no parte de la denuncia inicial de la entonces diputada provincial Rosa Pérez. En esa causa figura Alfonso Rus como principal encausado.
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Benavent ha pasado de colaborador de la Fiscalía Anticorrupción a convertirse en el principal agitador judicial del asunto tras más de seis años de instrucción. Ahora pretende dinamitar la causa con el argumento de que las grabaciones que durante años hizo a dirigentes populares y que revelan el presunto cobro de comisiones le fueron robadas. Negará en el juicio que las tuviera su suegro como custodio y que este se las entregara a la diputada Pérez para que denunciara el caso en Fiscalía. Además, sostiene que esos audios están incompletos, «manipulados y alterados».
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De igual modo, la representación legal pretende cuestionar la legalidad del registro del despacho de su anterior letrado, una diligencia que permitió recopilar buena parte de la documentación que dio inicio a la macrocausa de Imelsa. La entrada se hizo en un despacho del profesional en Valencia y la documentación recopilada permitió, también, el arranque de la investigación de Erial y la posterior detención de Eduardo Zaplana. Precisamente, la pasada semana el expresidente de la Generalitat también presentó un escrito en el que solicita la declaración del comisario Villarejo y, además, cuestiona con otros argumentos la entrada en el despacho del anterior letrado. Habitualmente, cuando se registra el despacho de un letrado, el decano del colegio correspondiente acude a la inspección. En este caso también ocurrió así.
Existe un punto de inflexión en el triángulo de confianza que formaban Marcos Benavent, su anterior letrado Ramiro Blasco y la Fiscalía Anticorrupción: el primer escrito de acusación. El ministerio fiscal le reclamó ocho años de cárcel por la pieza donde se analiza el pago de gastos electorales al PP por parte de Thematica, la empresa que el exgerente de Imelsa controlaba desde la sombra.
Fue en ese momento cuando Benavent empieza a pensar de manera distinta, según su entorno actual. La reflexión –se ignora si propia o inducida– iba en la siguiente dirección: «¿Si yo que soy el único arrepentido y he confesado, cómo puede ser que me pidan más cárcel que al resto?». Y esto con independencia de que en el juicio, una vez ratificada su voluntad de colaborar, se le redujera la pena, tal y como estaba previsto.
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Pero con independencia de la premisa anterior, en ese momento germinó el malestar. Algo no le cuadró. Digamos que no era eso lo que esperaba Benavent. La calificación se conoce en febrero de 2021. Los primeros contactos, que finalmente desembocan en el cambio de letrado, arrancan en el mes de junio, según fuentes conocedoras de los acontecimientos. Un cambio de rumbo que, por otra parte, ha sido recibido casi como una bendición para las defensas. Alguna, de hecho, ya conocía este nuevo horizonte que se abre ahora en la vertiginosa vida de Benavent. El escrito que ayer presentó Benavent, sin duda, beneficia a Alfonso Rus. Seis años más tarde vuelven a unir sus futuros judiciales.
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