El suegro de Benavent declara ahora que los audios estaban en un disco duro que tiró «a la basura»

La décimo séptima sesión del juicio de los 'zombis' tiene, sin duda, un protagonista especial, Mariano López, el suegro de Marcos Benavent, el custodio de los audios que el gerente de Imelsa grabó durante años para protegerse en caso de un futuro aciago como el que ahora afronta.

La vista, no obstante, ha comenzado con Desamparados García, la administrativa que daba apoyo a los asesores. La testigo ha confirmado el trabajo efectivo de Francisco José Antequera, uno de los supuestos zombis de la causa, asociado a Emilio Llopis. En el mismo sentido, ha declarado otro de los testigos de la jornada, el coordinador de los asesores. El hombre ha declarado que Antequera tenía un puesto de trabajo permanente y acudía a su desempeño.

Tras estas testificales, ha sido el turno del suegro de Marcos Benavent. En esta pieza comparece como testigo, aunque en la del call-center, por ejemplo, figura como imputado. Uno de los principales, contra el que se reúnen más indicios. Fue familiar directo del exgerente desde 2004 a 2009, aproximadamente. «La relación fue más o menos cordial, luego no tanto». «Benavent me dijo que estaba grabando a varias personas, a su entorno más cercano. Le pregunté, pero no me llegó a dar explicaciones», ha señalado.

López ha explicado que esos audios los grabó «en un disco externo» que tenía conectado a su ordenador. El aparato estaba en una casa de campo, «que se usaba en verano». Esa vivienda, según el testigo, se la dio a su hija en 2009, antes de que se separaran. «Las grabaciones las descubrí más tarde. No sabía que las guardaba ahí».

El disco duro, al parecer, empezó a «fallar». Antes de que se perdiera aquella información «empecé a salvar todo aquello» por si había algo comprometedor que pudiera usar contra Benavent. «Al pasarlo a un pen me doy cuenta que existen los audios», ha señalado al tribunal.

El testigo escuchó unos cuantos, «no todos». En aquel momento, decidí guardarlos, ha recordado. «El disco duro dejó de funcionar y lo tiré a la basura». «A Rosa Pérez no le entrego ningún audio directamente. Fui a hablar con ella para que conociera a Marcos Benavent, pero no se acaba de creer». Finalmente quedaron en Catarroja, donde la diputada provincial acudió con su asesor. «Se hicieron una copia».

El suegro ha señalado que desde Fiscalía le reclamaron el ordenador y el pen con los audios, «pero no el disco duro». Ha indicado que no sabe por qué le piden el ordenador y no el disco duro. «Yo qué se», ha respondido. Tampoco ha sabido aclarar si había más información en el dispositivo al margen de los audios. «Qué voy a manipular, en absoluto», ha contestado airado a las preguntas de la Abogacía de la Generalitat.

«No tenía autorización de Benavent para usar el disco duro», ha confirmado. «Nunca se habló de la procedencia de los audios. Cuando el fiscal me llama a declarar formalmente es cuando se plantea esto. Y cuando la UCO, lo mismo». Mariano López ha admitido que le movía la venganza contra el exgerente y que por eso facilitó los audios para que se le denunciara bien por parte de la actual consellera Rosa Pérez o por parte de la Fiscalía.

El tribunal prácticamente le ha realizado un interrogatorio más completo incluso que alguna de las partes. En algún momento, han trasladado la idea de que desconfían de este testimonio por el número de cuestiones formuladas. El testimonio de López ha sido poco claro, quizá también por el tiempo transcurrido. Respecto al disco duro: «No sé cuándo lo tiré. Creo que lo hice después de reunirme con Garijo, no me haga mucho caso». El testigo no ha sabido precisar cuando conoce exactamente el contenido de los audios, ni cuándo tiró el disco duro si antes o después de reunirse con el fiscal.

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