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«Está haciendo un trabajo extraordinario». El comentario lo hizo hace pocas fechas el presidente Pedro Sánchez. Y lo hizo en referencia a la labor que viene realizando la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, en el marco de la gestión de la DANA que ... hace tres semanas se cobró la vida de más de 200 personas y ha arrasado varias comarcas valencianas. Bernabé, máxima autoridad del Ejecutivo central en la Comunitat, ha venido participando cada día en el Cecopi, el órgano que reúne a todos los cuerpos que participan en la emergencia. Y lo ha hecho además de una forma activa, pidiendo datos, solicitando explicaciones, con un perfil de plena implicación que ha contrastado con el de otros cargos políticos.
Bernabé es un valor en alza en el socialismo valenciano. Ya lo era en marzo, cuando Diana Morant la situó al frente de la secretaría del Área Institucional. Transmite energía y pasión, tiene un discurso notable y una probada capacidad para empatizar. «Le gusta la gente, y se le nota», admite una fuente con mando en plaza en el PP valenciano. Bernabé está sabiendo ahora trasladar la preocupación por la situación que ha dejado la DANA, trasladando siempre palabras de apoyo para los damnificados y de garantía de la acción del Gobierno –incluso con más convicción de la que expresa el propio Sánchez-. Y también está poniendo en aprietos a un Consell todavía en estado de shock por lo ocurrido.
¿Y Morant? La secretaria general del PSPV y ministra de Ciencia no se ha encontrado cómoda con la gestión de esta tragedia. No se ha encontrado porque, en realidad, no ha aparecido en ella. La líder del PSPV estuvo varios días desaparecida del todo, como si quisiera hacer evidente que se resguardaba –o la resguardaban- del lodazal generado por la tragedia para no desgastarse. Después, un día, anunció que su partido votaría los presupuestos de la Generalitat para 2025, con el objetivo de garantizar la inversión y las ayudas necesarias para los afectados. Unos días después, sin embargo, con la misma sorpresa que anunció ese compromiso, se desdijo, y pidió a Feijóo que destituyera a Mazón y convocara elecciones autonómicas para 2025. El único cambio entre un anuncio y otro, las complicaciones puestas por el PP para que Teresa Ribera fuera elegida vicepresidenta de la Comisión Europea.
La actitud de Morant resulta casi contrapuesta a la de Bernabé. El silencio calculado de la primera con la hiperpresencia de la segunda. Los titubeos frente a la determinación. La sensación de que la ministra sigue al pie de la letra el guion que le marca Moncloa, mientras que la delegada, a la que le toca hacer obviamente lo mismo, lo ejecuta con mucha más naturalidad.
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JC. Ferriol Moya
No hay enfrentamiento entre ambas. Pero la cercanía del congreso federal del PSOE, que se celebra el último fin de semana de noviembre, y la remodelación del Gobierno que Sánchez prepara a corto plazo pueden visualizar el nuevo reparto de protagonismos en ese partido. Morant se vio obligada a renunciar a su puesto en la ejecutiva federal que dirige Sánchez para poder asistir como delegada al cónclave que se celebra en Sevilla. Ese congreso elegirá la nueva dirección federal. ¿Con Morant? El regreso de la ministra a la dirección del partido es una posibilidad, pero no parece que sea lo más probable. Por el contrario, lo que se da por hecho es precisamente la incorporación de Bernabé a esa ejecutiva –no hay incompatibilidad alguna con su puesto de delegada del Gobierno-. Fomar parte de la dirección federal no es que tenga una trascendencia definitiva, pero en el marco del congreso sí que supone un reconocimiento ante los cuadros del partido. Y de cara al horizonte político valenciano, también tiene su significación.
¿Y los cambios en el Gobierno? La última información que manejan los 'pedrólogos' vaticina una remodelación en profundidad del Ejecutivo central, que afronta una situación delicada por la escasez de sus apoyos parlamentarios y los frentes judiciales que afectan incluso al entorno familiar del presidente del Gobierno. No será sólo, se explica, el relevo de Ribera, como Sánchez anunció en su día. Hace falta bastante más para invertir una tendencia que las encuestas, salvo el CIS claro está, aventuran negativa para el PSOE. Hay incluso quien especula con que Sánchez no vuelva a optar a la presidencia del Gobierno.
Mientras tanto, el diseño del nuevo Gobierno centra los análisis. La acción del Ejecutivo central no reconoce más liderazgo que la del propio Sánchez, y eso no lleva camino de alterarse. Otra cosa es el resto de las 22 carteras. Morant, titular de Ciencia e Innovación, se vio reforzada al asumir las competencias sobre Universidades. Pero esa decisión tampoco ha servido para que deje de ser una de las ministras menos conocidas, según el CIS, y pese a ello, tampoco ascienda entre las mejor valoradas. La condición de ministra de Morant fue el principal argumento esgrimido por Ferraz para respaldarla como líder del PSPV, de modo que resulta improbable una salida del Gobierno.
Pero no cambiar significativamente su papel, reforzando su posición o situándola en un área de mayor visibilidad, difícilmente alterará esa invisibilidad que arrastra. Y ese hecho, incluso en un partido como el actual PSOE en el que sólo importa Sánchez, puede influir en sus opciones de cara a la carrera por las elecciones autonómicas en la Comunitat. Porque el desgaste que la DANA ha dejado en el Consell de Mazón es indiscutible tres semanas después de la tragedia. Pero resulta una incógnita saber cómo será dentro de tres meses o de un año. Y para entonces quizá el PSPV entienda que es mejor un candidato con cierto nivel de conocimiento que uno que no tenga ninguno. O casi.
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