La parálisis del Poder Judicial amenaza con cronificar la interinidad de Pilar de la Oliva en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat (TSJCV). El inicio de la disputa política, hace cerca de dos años, ha supuesto el freno al relevo de ... una de las plazas fundamentales de la arquitectura estatal.
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De la Oliva agotó su mandato el pasado 29 de enero. Los presidentes de los TSJ son elegidos por un periodo de cinco años. Desde que comenzara a ejercer en funciones, no se ha cansado de decir que tomaría una decisión cuando se anunciara el concurso de la plaza. De esa respuesta se deduce que como mínimo duda si vuelve a presentarse. Pero lo que parece claro es que no lo descarta.
Las fuentes judiciales consultadas en su día ya daban casi por hecho que se presentaría a un poco habitual tercer mandato. Resulta frecuente las renovaciones por una segunda etapa siempre que la primera se desarrolle sin sobresaltos, pero un tercer mandato ya adquiere tintes de apoltronamiento. Estar 15 años en un puesto como este no termina de encajar en una óptica democrática, opinan fuentes de la magistratura.
La obstinación del PP y PSOE en la renovación del órgano de gobierno de los jueces ha llevado a que De la Oliva cumpla ocho meses de interinidad. Eso y la reforma de la Ley, impulsada por el PSPV y Podemos, que limita las funciones del Poder Judicial, como la de efectuar nombramientos cuando ya están en funciones.
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El clima político no ofrece una solución a corto plazo y no parece descabellado que termine 2021 sin acuerdo a la vista. Desde la publicación en el BOE se inicia todo el proceso para la presentación de candidaturas -20 días– y las posteriores entrevistas antes de hacer una terna para el Pleno. Por eso, pensar en 2022 es un plazo lógico.
Así, sería probable que De la Oliva cumpla un año en funciones. Puede llegar un momento, quizá debido al retraso que puede acumular el bloqueo, que De la Oliva decida jubilarse. De hecho, ya podría hacerlo. La otra opción que barajaban algunas fuentes consultadas en su día es que opte al tercer mandato y en caso de no ser renovada, jubilarse. Son todo hipótesis en un escenario ciertamente inestable.
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De igual modo, los aspirantes a la presidencia del TSJ aguardan movimientos. El tiempo transcurrido, por ejemplo, puede haber hecho variar el planteamiento inicial de algunos de los candidatos. En este momento, en el que se desconocen los plazos, resulta complicado elaborar quinielas. Entre los nombres que sonaron en su día estaba la actual presidenta de la Audiencia, Esther Rojo, aunque su deseo pasa por ser vocal del nuevo Consejo. Se habló también de Carmen Llombart, expresidenta de la Audiencia, vocal del Consejo y actualmente magistrada del TSJ. De igual modo que el presidente de la Audiencia de Alicante, Juan Carlos Cerón. María Dolores Hernández Rueda, de la Audiencia de Valencia, suele ser otra de las habituales en estos concursos. Alicia Millán, magistrada de Contencioso del TSJ, y Alfonso Villagómez, también puede albergar algún interés.
El horizonte en el TSJ se presenta tranquilo para el sucesor. Nada que ver con la enorme tensión en el primer mandato De la Oliva debido a la sucesión de casos de corrupción del PP y la instrucción en el alto tribunal.
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