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Isabel Bonig, ayer, en su rueda de prensa de despedida. ep
Bonig deja la política con reproches a Génova

Bonig deja la política con reproches a Génova

La exlíder reivindica su trabajo y lamenta que mientras ella hacía oposición sus «adversarios internos» preparaban su relevo

A. Rallo

Valencia

Jueves, 6 de mayo 2021, 10:56

Hay casi tantas formas de despedirse como de vivir. Decir adiós a un familiar, al trabajo, a la pareja o incluso, como es el caso, a tu partido resulta delicado. Puedes marcharte a la francesa -en ocasiones, proporciona satisfacciones–, pegar un portazo o recordar lo bello que es vivir y la bondad del ser humano para esconder lo verdaderamente importante. Bonig se plegó ayer a lo emocional. Lloró, como era previsible, porque el dolor es complicado de esconder en una rueda de prensa. Anunció su marcha de Les Corts con un 'me voy, pero déjenme decirles un par de cosas'. De despedida, vaya. Trasladó su decepción personal, lanzó ciertos reproches a Casado y al 'engaño'en el que le han envuelto o se ha dejado envolver, y reivindicó su etapa (2015-2021). Una difícil travesía por el desierto con un partido trufado de casos de corrupción. Al final, la libertad que tanto pregona Ayuso también será esto: irse del PP y decir lo que uno piensa.

Las formalidades -especialmente el cariño a la prensa– ya anticipaba que algo significativo llegaría con el avance de los minutos. No se demoró demasiado. Cerca de las doce del mediodía, se lanzó: «Les anuncio que dejo el acta y también dejaré de ser portavoz en Les Corts». No fue una comparecencia sin intencionalidad. En la tarde de ayer se celebró la Junta Directiva, pero Bonig quiso salirse del guión. Se adelantó para atraer los focos, y expuso con fuerza su mensaje.

Bonig aprovechó para lanzar algunos dardos a la dirección de los populares. Por ejemplo, que se va con «pesar» porque le hubiera gustado repetir «por segunda vez» para recoger el fruto de este trabajo. Esto lo trasladó al secretario general, Teodoro García Egea, y al presidente Pablo Casado. «Me hubiese gustado que fuera de otra forma», admitió sin ambigüedades respecto a su final.

La ya ex líder de los populares entró en política en 2007. Fue alcaldesa en La Vall d'Uixó con dos mayorías absolutas consecutivas. De ahí pasó a ser consellera de Infraestructuras. «Era una época de mucha dificultad. No había dinero ni para pagar una rotonda», recordó durante su comparecencia. El retroceso a su etapa municipal fue, en realidad, un paréntesis en la sucesión de reproches a Génova. Proclamó Bonig ser una firme defensora de las primarias en los partidos. Y recordó que este método fue el que le permitió a Casado llegar a la dirección de los populares. «Por eso respeto su liderazgo».

A Bonig, en cambio, le han forzado a renunciar. En su día, el PPCV dio su apoyo a Soraya Sáenz de Santamaría. Lamentó no haberse ganado la confianza de la dirigencia de los populares. «Yo estaba trabajando», envió como mensaje a terceros y conspiradores. Todavía ahondó en esa idea: «Hemos contribuido a destapar los casos de corrupción del Botánico y del PSPV en vez de dedicarme a los adversarios internos».

El paso al lado de Bonig se produce ahora pese a que anunció que se presentaría a la reelección. «Dejo a otros que puedan luchar como yo lo hice». La decisión responde a la «coherencia». La presidenta se atribuyó el éxito del discurso que ha calado en Madrid. «Empecé a poner las bases de aquello». Así, recordó «la defensa de la libertad», la recuperación del «alma después de tanto gestionar» y la fuerza de un «PP sin complejos». Todo aquello, vino a decir, fue idea suya.

De paso, quiso exhibir algo del músculo y subrayar que ahora mismo y con ella al frente estaban en posición de ganar unas elecciones. Así, difundió una encuesta del PP del pasado mes de abril que les da un empate técnico con la izquierda, es decir, que existían posibilidades reales de que ella recuperara la Generalitat. El PP sería el partido que más sube, según este sondeo.

Bonig ha sido víctima de la falta de sinceridad en la política. «Creía que tenía la confianza», se excusó. La realidad es que en un primero momento así se lo hicieron saber. Su intención, al parecer, es desvincularse del PP, aunque le han ofrecido salidas dentro de la política. «No entré por cargos sino por convicción», afianzó. Ahora parece que todos quieren presidir el partido, insinuó. Esa circunstancia le hace pensar en un buen trabajo.

Abordó de nuevo el asunto de la corrupción, la gran losa que ha lastrado su presidencia cuando se ha visto obligada a pedir perdón en repetidas ocasiones. «Me ha avergonzado el comportamiento de algunos compañeros», insistió. Pero también recordó a aquellos que han sido «injustamente acusados y que les han absuelto». Tuvo en este apartado un epígrafe especial Rita Barberá. «Yo firmé su reprobación y he de pedir perdón. Me equivoqué».

«Libre fui para entrar y libre soy para salir», manifestó como último coletazos de su comparecencia. En este sentido, su futuro es hoy por hoy toda una incógnita. Primero «tomará distancia». Y más tarde llegará el momento de decidir. «Hay muchas formas de hacer política, en primera línea o en segunda, en las fundaciones o en la sociedad civil...». A Bonig le faltaron 4.000 votos para ser presidenta de la Generalitat con el apoyo de Vox y Ciudadanos. Esa distancia empezó a marcar su futuro.

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