a. g. r. / j. c. f.
Lunes, 10 de junio 2019, 10:59
A la sexta reunión del Botánico, en plena tarde dominical y se ignora ya si por cansancio de los negociadores, se avanzó en el cómo pero sin llegar a conclusiones definitivas. Los tres partidos, que no han definido al cien por cien el qué quieren hacer, ya tienen claro el escenario donde se desarrollarán esas políticas progresistas, lo que ellos definen el cómo. La llegada de Unides Podem hacía más que previsible el aumento del tamaño de la Administración. Se habló de 15 departamentos, posibilidad idéntica a la que hizo Francisco Camps en su última y convulsa legislatura. No era esta una buena comparación para el PSPV que tanto criticó la deriva presidencialista de Camps. Ese paso adelante suponía, además, el fin de la austeridad en la segunda edición del Botánico con las circunstancias negativas que parece que acompañarán la próxima etapa: una posible desaceleración económica y el delicado estado de las cuentas de la Generalitat.
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Todos esos condicionantes llevaron a una rectificación y a volver al plan inicial de 12 departamentos. Ayer, era una incógnita si Presidencia formaba parte de esa docena o iba aparte. En caso de incluirse tendría una conselleria propia, con un conseller diferente a Ximo Puig.
La Administración se repartirá en seis conselleria para el PSPV, cuatro para Compromís y dos para la coalición de Esquerra y Podem. De entrada, sólo el análisis de las cifras ya arroja un perdedor: Compromís. El grupo nacionalista paga la entrada del nuevo socio del Botánico y pierde una conselleria respecto a la anterior legislatura pese a sus intentos por mantener su cuota de poder incluso con la pérdida de apoyos. Oltra bloqueó este principio de acuerdo ante cierta pasividad en el Bloc, conscientes de que ellos no tendrán más de dos consellerias. La tercera para la coalición iría para Iniciativa, los afines a la vicepresidenta.
PSPV, en cambio, gana un área más de gestión. Podemos se hace fuerte e irrumpe con dos consellerias y está en el aire todavía que una no tenga rango de vicepresidencia. No sería ese un mal comienzo para los partidarios de Estañ. Los seguidores de Iglesias, además, no se conforman con un papel de comparsa del nuevo Botánico sino que quieren áreas de decisión potente. Por ejemplo, durante las negociaciones de ayer plantearon añadir a su reivindicación de gestionar Vivienda también las competencias de Obras Públicas, algo inconcebible para sus socios de Gobierno.
Otra de las cuestiones en las que se profundizó fue la posibilidad de desgajar de competencias la Conselleria de Educación, una macroárea que engloba demasiadas responsabilidades. Cobra cada vez más fuerza la idea de una conselleria que agrupe Universidad e Innovación. Anoche, las conversaciones continuaban. Hoy habrá, sin duda, séptimo día de reunión. El tiempo comienza a agotarse. El miércoles es la investidura y aunque no es obligatorio existe un compromiso entre los participantes que sería conveniente llegar a esa fecha con el nombre de los consellers sobre la mesa. Entre las ideas que se hablaron en la sede de EU, destacan la lucha contra el cambio climático que incluirá un centro de control de la contaminación atmosférica y la elaboración de una estrategia valenciana de política hídrica.
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Las heridas siguen abiertas y generando tensiones. El buen ambiente del primer Botánico generado por la expulsión del PP de las administraciones parece que ya no se respira con igual intensidad. Las fricciones, propias de cuatro años de mestizaje, se han visto multiplicadas por lo que Compromís ha considerado una traición total: el adelanto electoral. La coalición nacionalista no se ha olvidado de lo perjudicados que han resultado con la decisión que tomó Ximo Puig con la excusa de singularizar el debate valenciano, premisa que nunca se cumplió. Más bien todo lo contrario. Los resultados de Compromís no fueron buenos (pasaron de 19 diputados a 17) mientras el PSPVaprovechó el tirón de Sánchez para ampliar su distancia. El escrutinio definitivo erosionó el liderazgo de Mónica Oltra cuya coalición trata ahora -sin éxito- de conseguir más rédito en la negociación. No se puede olvidar que el adelanto, en cambio, hizo un enorme favor a Podemos, que se enganchó a la buena campaña de Iglesias cuando algunos sondeos les dejaban fuera de la representación en Les Corts.
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