Estupefacción y petición de explicaciones fue la primera reacción desde la Vicepresidencia de Mónica Oltra al conocer la postura de la consellera de Justicia, Gabriela Bravo, sobre la situación judicial de la líder de Compromís. El entorno de la también consellera de Igualdad acusa a Bravo de mentir en sus razonamientos, expresados este martes durante una entrevista en la Cope, para plantearse la dimisión de Oltra. En algún caso incluso replican que sea la propia Bravo la que se vaya a su casa. Esa hostilidad interna que de larva en el tripartito durante la actual legislatura emerge cuando menos se espera. O no. En esta ocasión coincide con la marcha del socialista Manolo Mata, la discrepancia por el requisito lingüístico a los funcionarios, y la idea de renovar el Consell por parte de Puig, cuyo hermano comparece en los juzgados el próximo 23 de mayo en la investigación por la irregularidad de una en subvenciones públicas otorgadas por la Generalitat.
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Bravo explicó ayer preguntada por la posible imputación de Oltra en la investigación judicial de la gestión de su conselleria en el caso de su ex que, ella dimitiría si «se compromete la credibilidad de la institución«. A continuación, Bravo recuerda que, en relación al exmarido de la vicepresidenta, «hay tres sentencias que no dejan en buen lugar a la Administración». Más claro, agua.
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A las pocas horas, el senador de Compromís, Carles Mulet, replicó en las redes que nadie aguanta junto a Bravo en su conselleria, que «ataca los pilares básicos» del tripartito al retocar el requisito lingüístico de los funcionarios y que «sólo está en el cargo por lo que está«, ante lo cual, si se va a «a casa, respiraremos y aplaudiremos». Esta mañana ha sido Miquel Real, jefe de gabinete de Oltra, quien se ha referido a las palabras de Bravo. «Para un lego, los matices no son importantes. Para un jurista, los matices son sustanciales. No hay tres sentencias sino dos. En ninguna de ellas, en los hechos probados, se menciona a la Administración. Ni para bien ni para mal. Bravo, que es jurista, sabe que está mintiendo», señala Real en las redes, mensaje refrendado por otros altos cargos de Compromís en el Consell. Y mientras ocurre todo esto, Marzà, conseller de Educación y referente para un amplio sector de Compromís, dimite. Es difícil encarar el último año de la legislatura con las espadas más altas y el ánimo más crispado».
Àgueda Micó, secretaria general de Mes Compromís, también quiso respaldar a la vicepresidenta ante este incremento de la presión por parte de la consellera Bravo. «Las declaraciones son desafortunadas y totalmente impropios de una compañera de Gobierno. Su gestión ha sido reconocida hasta con premios. Igual que otros miembros del Consell solo podremos recordar que han bloqueado la igualdad lingüística de los valencianos». Fuentes de la Generalitat vinculadas al entorno de Puig matizan que las palabras de Bravo son «la opinión de la consellera», un intento de limitar el alcance y la repercusión del análisis de la consellera de Justicia.
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