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Burguera
Jueves, 11 de julio 2024, 19:45
«Empiecen a asumirlo: Vox ha llegado para quedarse». Así lo dijo el diputado voxista David Muñoz en Les Corts el miércoles. Y 24 horas ... después, la dirección nacional de su partido ordenó hacer la maleta para abandonar el Consell en cualquier momento. Tras anunciar Santiago Abascal el miércoles por la tarde que se daban por rotos los pactos en los gobiernos autonómicos, a la mañana siguiente, la de ayer, PP y Vox tenían que volver a la oficina. Es decir, a Les Corts, a un pleno tormentoso por los rumores, pero celebrado en una aparente tranquilidad. Calma tensa, chicha, la previa a la tempestad. Caras de circunstancias. Iban a pasar cositas.
El gesto del vicepresidente, el voxista Vicente Barrera, era fúnebre. Elisa Núñez, consellera de Justicia, deslizó comentarios de semidespedida. Y ni qué decir de José Luis Aguirre, aún conseller de Agricultura, para lo cual renunció al escaño, por lo que salir del Consell le dejaría fuera de todo y con nómina de nada.
Nuñez repartió confidencias a izquierda (con la popular Susana Camarero) y derecha (con Ruth Merino). La consellera de Justicia se encogía de hombros compulsivamente y alzaba las cejas. Camarero se tapaba la boca con folios mientras hablaba con Barrera, no fuera a contar la prensa con un experto en la lectura de labios. La resignación campaba entre los consellers voxistas, mientras en la zona ajardinada del parlamento se multiplicaban los corrillos entre asesores y altos cargos de PP y Vox, tanto en el Consell como en Les Corts. A Barrera le tocó contestar una repregunta de la oposición y no le salía ni la voz. Tras la sesión de control, el vicepresidente voxista se preparó para acudir a la reunión convocada por Abascal en Madrid, totalmente resignado a su suerte.
El consejo de Isabel Pantoja en 2003 al que fue su pareja, Julián Muñoz, mientras les fotografíaban los paparazzi («dientes, dientes, que es lo que les jode») no se extendió convenientemente entre populares y voxistas. Estos últimos, antes del pleno, habían sido citados y recibieron instrucciones: cierre de filas y ni un comentario más allá de dejar en manos de la dirección nacional la decisión final sobre el futuro del Consell.
Hicieron declaraciones socialistas, nacionalistas de Compromís y hasta la presidenta de Les Corts, la voxista Llanos Massó, que lo dejó todo en manos de Abascal, tal y como había sido acordado. Del PP, ni mu. Mazón apareció repartiendo sonrisas a las 9.50 horas, y se fue con el mismo talante pero sin soltar prenda dos horas más tarde. «El PP seguirá liderando el cambio, en cualquier caso», señaló Mazón por la tarde: «No estoy en eso», en referencia a la posición de Vox, quedándose al margen del asunto.
Igual de al margen estuvo la oposición, completamente incrédula de que el Consell pudiera romperse. En el PSPV estaban tan ajenos a la crisis del pacto de Gobierno entre populares y voxistas que ni en la sesión de control ni en las declaraciones posteriores de su líder, Diana Morant, hicieron referencia a los problemas internos en el pacto de la derecha hasta que no fueron interrogados por ello. El único que hizo una referencia fue Joan Baldoví, que le preguntó a Mazón por la cuestión durante la sesión de control y el presidente le recomendó para que rezase no sea que apriete «el botón rojo» del adelanto electoral y le pille a Compromís con el carrito del helado. Los diputados de Compromís, en cualquier caso, apostaban por la mañana a que el Consell seguiría adelante.
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