Camps carga contra la fiscal: «Llevan once años tratando de incriminarme»

El expresidente de la Comunitat Francisco Camps volvió ayer como testigo a un juicio. El que fuera líder del PP valenciano compareció en la vista oral que se celebra en la Audiencia Nacional por los presuntos amaños en la contratación de la retransmisión de la visita del Papa Benedicto XVI a Valencia en 2006.

Aunque los testigos están obligados a decir verdad y responder a todas las partes, se da la circunstancia de que Camps acudió a la videconferencia desde Valencia acompañado de su abogado para evitar que algunas preguntas pudieran perjudicarle en otras causas que se siguen contra él. En concreto, está siendo investigado por un juzgado de Valencia por las presuntas irregularidades en las contrataciones de la Fundación organizadora V Encuentro Mundial de las Familias, creada para preparar la visita del Papa, y en un juzgado de la Audiencia Nacional por supuestos amaños en la adjudicación a Orange Market, la mercantil de Álvaro Pérez, 'El Bigotes', en la edición Fitur 2009.

De hecho, Camps criticó la 'persecución' judicial que sufre, así como la actuación de la Fiscalía Anticorrupción y al inspector jefe de la Udef Manuel Morocho. «Llevan 11 años tratando de incriminarme en algunas causas», espetó a la fiscal.

El presidente del tribunal, Juan Antonio Mora, recordó a Camps su derecho a no responder dada su imputación en otras causas, pero éste se lanzó al ruedo y no eludió ninguna pregunta. Dijo que no dio una sola instrucción para la organización del evento, ya que «como presidente no tenía por qué involucrarme en la organización o la logística». Y señaló que no supo que había sido presidente de honor de la fundación hasta que se destapó este caso, si bien remarcó que ese cargo no tenía funciones ejecutivas.

Camps también apuntó que veía «imposible» que la fundación pudiera tener algún tipo de «capacidad jurídica» para decidir si era la Radio Televisión Valenciana (RTVV) la que debía retransmitir el evento, aunque admitió que no sabía «cómo se toman ese tipo de decisiones».

Según la tesis de la fiscalía, tras asumir la RTVV la señal de la retransmisión de la visita del Papa, el entramado consiguió que el ente le adjudicara un contrato de montaje de pantallas y sonido por «un precio desorbitado» de más de siete millones de euros, de los que varios encausados se repartieron más de tres millones.

En este punto, Camps negó que diera instrucciones al director general del ente Pedro García, «ni políticas ni de gestión», y explicó que «no tendría sentido» porque la RTVV es un organismo con un consejo de administración con representación de todos los partidos, que debe responder ante Les Corts y la Sindicatura de Cuentas.

En su declaración del pasado 10 de marzo, el director del ente y principal acusado 'arrepentido' afirmó: «Recibí una llamada telefónica del entonces presidente de la Generalitat en la que me dice que no dijese que no a ningún requerimiento que viniese de la organización y que diese todas las facilidades para que las peticiones se llevasen a cabo».

Sobre la relación de Camps con El Bigotes, rechazó que hubiera ordenado adjudicaciones a la trama y aseguró que con su responsable en Valencia no iría «ni a la vuelta de la esquina». Negó lo mantenido por Correa y Pérez respecto a que les había prometido negocios en Valencia y señaló que no habló con Alejando Agag, yerno del expresidente José María Aznar, de dar un trato de favor a El Bigotes.

Además, declaró que no conocía a Correa y que su relación con Pérez se debía a los actos que organizaba del PP. Camps señaló que con quien tenía relación el empresario era con el entonces secretario general del PP valenciano Ricardo Costa, pero no con él ni con el expresidente de Les Corts Juan Cotino, que declaró en este juicio como acusado antes de fallecer por coronavirus.

Tras declarar en sede judicial, el expresidente aseguró ante los medios que había pasado el coronavirus (al igual que su hijo), después de quedar a comer con una persona que se desplazó desde Madrid, aunque ya está «perfecto, con una carga pequeñita de anticuerpos». Criticó además que el Gobierno no decretara antes el confinamiento. «Si España se hubiera cerrado antes, Juan Cotino hoy estaría vivo», dijo.