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El exjefe de Mantenimiento de la Ciudad de las Artes y las CienciasSalvador Marco ha demandado a buena parte de la cúpula de la empresa por acoso laboral. Sin embargo, lo más llamativo del escrito es la revelación de que el contrato de mantenimiento de Cacsa se adjudicó por 1,6 millones de euros a la UTE Monrabal Edifesa, en una de cuyas empresas trabajaba la expareja sentimental de la directora técnica de la empresa pública, siempre según el relato entregado en el juzgado. El demandante sitúa en ese momento el supuesto inicio de su calvario en el recinto cultural. Asegura que el jefe de servicio de la empresa adjudicataria, la expareja de la directiva Ascensión Gil, también participó en ese acoso. Añade, aunque esto se aleja de las pretensiones de su demanda, que la entrada de la UTE se produjo a pesar de presentar una oferta en presunción de baja o desproporcionada, pero que fue admitida tras la resolución del Tribunal Administrativo.
«El servicio se produce de forma muy deficitaria y con muchos incumplimientos», protestó por escrito el exjefe de conservación. Por este motivo, según sus funciones, acude primero al jefe de la adjudicataria y, luego, a la directora técnica e incluso al gerente de la UTE. El demandante insiste en que sus indicaciones nunca fueron atendidas y que a raíz de esto se menoscabó su profesionalidad. Las circunstancias anteriores han generado en el exalto cargo un enorme «grado de desgaste y frustración», según recoge en su escrito en el que ,además, detalla todos los incumplimientos del contrato que se produjeron.
La tensión aumenta a medida que transcurre el tiempo y no se adoptan las exigencias del alto cargo para que el servicio se ejecute de manera eficiente. Las reuniones entre Marco y los directivos se suceden entre reproches y supuestas interrupciones en las que el ahora demandante apenas puede exponer su punto de vista. Tras estos episodios, la directora señalada le arrebata sus atribuciones -vigilaba el cumplimiento de dos contratos de mantenimiento- y nombra a un tercero para que se encargue de estas responsabilidades. Paulatinamente, Marco se va quedando sin ocupaciones dentro de la empresa pública en una estrategia de «acoso continuada». Al mismo tiempo, la directiva aprovecha cualquier oportunidad para criticar y cuestionar las actuaciones del supuesto perjudicado.
Así, en ese enrarecido ambiente, realiza una denuncia por acoso laboral contra Gil con los mecanismos internos que ofrece Cacsa. Únicamente se ofrecen a negociar su salida. El Servicio de Prevención recomienda una serie de indicaciones para evitar que lo que es «un conflicto laboral» pueda convertirse con el paso del tiempo en «acoso». Según Marco, ninguna de aquellas recomendaciones se aplicó. De ahí que decidiera llevar el caso ante la Justicia.
Fuentes de la Ciudad de las Ciencias evitaron ayer pronunciarse acerca del contenido de la demanda. Únicamente se limitaron a informar que el juicio, que estaba previsto que se celebrara hoy, se había suspendido. No se sabe la fecha del nuevo señalamiento.
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