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Carmen Alborch, primera mujer valenciana que ocupó cargos de gran relevancia en ámbitos universitarios, culturales y políticos, falleció ayer a los 70 años tras una larga enfermedad. En los pasillos de Les Corts se anticipaba la mala noticia desde el mediodía. Uno de sus grandes amigos allí, el escritor, como ella, Fernando Delgado lo barruntaba desde su escaño del PSPV, partido en el que militó Alborch tras abandonar una indiscutible trayectoria en la Universitat.
Profesora de Mercantil, fue decana de Derecho, la primera mujer en Valencia que ocupó el puesto, una actitud pionera que la acompañó toda una vida de actividad social, cultural y que, en el campo de la política, le permitió ocupar el ministerio de Cultura en el Gobierno de Felipe González. El último acto público significativo en el que participó fue el pasado 9 d'Octubre, en el Palau de la Generalitat. Fue una de las premiadas y fue la encargada de hablar en nombre de los ganadores de las distinciones. Deteriorada físicamente por la enfermedad, realizó un discurso pulcro, sin papeles, con entereza y temple. Dirigentes nacionales y valencianos, personalidades de la cultura y la universidad, manifestaron ayer sus condolencias y subrayaron la importancia de su figura, la de una pionera que, sin aspavientos, abrió camino a la presencia de las mujeres en un gran espectro de ámbitos profesionales, sociales y políticos.
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A los 37 años se convirtió en decana de la Facultad de Derecho. Era la primera mitad de los años 80 y esa presencia femenina generó un enorme impacto en un mundo universitario entonces formado exclusivamente por hombres que ya hacía tiempo que habían cumplido la edad de una decana que posteriormente, a finales de esa década, cogió las riendas del proyecto museístico más importante de Valencia, el IVAM. El museo de arte moderno logró su prestigio con ella de directora. Alborch tomó el relevo de Tomás Llorens en la dirección del IVAM. Dejó la dirección general de Cultura que ocupaba en el Consell de Joan Lerma y se entregó por completo al museo, cuyo responsabilidad abarcó de 1988 a 1993. Ella fue artífice de la etapa más brillante del IVAM: creación, adquisición de la colección (Julio González, Equipo Crónica, Picasso, Pinazo, etcétera), primeras exposiciones, efervescencia cultural de las dos sedes del museo (Convento del Carmen y el edificio de Guillén de Castro)... No lo tuvo fácil. No era por falta de presupuesto, sino por falta de comprensión. En aquella época defender la necesidad de que Valencia tuviera un centro de arte contemporáneo de referencia era como predicar en el desierto. El IVAM se inauguró en febrero de 1989 en presencia de la Reina Sofía y al final de ese año acogió una gran exposición a Sorolla, un éxito de público sin precedentes y la confirmación de que la institución artística tenía razón de ser. Alborch, que dará nombre al auditorio del IVAM, tuvo el mérito de saber rodearse de profesionales talentosos y con prestigio, como Vicente Todolí, quien más tarde fue director de la Tate Modern de Londres. Por todo ello, Felipe González la llamó y la convirtió en la primera ministra de su gabinete, en 1993. Como había ocurrido antes, y como sucedió posteriormente, no pasó desapercibida en aquel Ejecutivo. Desde entonces, ocupó cargos electos hasta que en 2016 anunció su retirada de la actividad política.
Fue diputada en el Congreso durante ocho años, los mismos que ejerció de senadora en la Cámara Alta. Se convirtió en la última gran apuesta del PSPV en la ciudad de Valencia, en las elecciones de 2007, cuando los socialistas pensaron que podrían hacer frente a la hegemonía de la alcaldesa Rita Barberá. Finalmente, no pudo con la candidata del PP y se quedó en 12 concejales. Desde entonces, es el mejor resultado obtenido por los socialistas. Ejerció la política sin dobleces, con un trato cercano, afable y vital.Sus convicciones feminista la acompañaron siempre, incluido su último discurso en el Palau de la Generalitat, el pasado 9 d'Octubre, cuando señaló que el feminismo «ha mejorado la calidad de vida de todos los ciudadanos» y que por ello «debería ser declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad».
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«Recuerdo cuando me nombraron hija predilecta del pueblo. Aquello fue muy emocionante, con la banda de música, la subida a la ermita...», señaló la exministra en una reciente entrevista publicada en LAS PROVINCIAS. Nació en Castelló de Rugat en 1947. El próximo 31 de octubre hubiese cumplido 71 años. El Ayuntamiento de su localidad natal decretó tres días de luto. Siempre estuvo vinculada a la vida cultural de Valencia. Aceptó formar parte del nuevo patronato del Palau de les Arts y ser patrona de la Fundación Bancaja. Era la mayor de cuatro hermanos.
La conmoción en el PSPV y en el PSOE era, ayer, evidente. «Siempre he sabido que mi lugar es éste», explicaba en relación a Valencia: «Es que son mis raíces. Madrid lo identifico con el trabajo». En una situación similar se ha encontrado durante mucho tiempo José Luis Ábalos, actualmente ministro de Fomento y que ayer en la tribuna del Congreso de los Diputados, tragó saliva, bebió agua y necesitó un largo minuto intentando recomponerse para poder empezar a hablar, visiblemente emocionado por el fallecimiento de Alborch: «Nos deja una persona importante. No sólo para los valencianos, también para los españoles».
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La huella cultural de Alborch es inabarcable. El Ayuntamiento publicará en breve 'Carmen Alborch y la Valencia moderna', un libro de pequeño formato que refleja los rincones preferidos de la escritora, quien publicó una exitosa trilogía con tintes autobiográficos y mucho feminismo ('Solas' (1999), 'Malas' (2002) y 'Libres' (2004)
.La familia de Alborch, según fuentes del PSPV, «agradece las muestras de cariño» si bien han pedido que la despedida se celebre durante la tarde de hoy en la más estricta intimidad, y los socialistas quisieron mostrar ayer su «máximo respeto a la voluntad de los familiares en estos duros momentos». Ayer, al Tanatorio Municipal se acercaron decenas de personalidades de la política, la cultura y la sociedad valenciana. Los reyes de España enviaron un telegrama de pésame a la familia.
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