El odio más profundo no impide sellar alianzas cuando se busca un interés supremo. Y la esperanza de una absolución o de una nulidad bien ... vale esconder el ego, el orgullo o lo que sea que se le mueva a Alfonso Rus en las entrañas tras verse sentado en el banquillo de los acusados siete años después de su detención.
Publicidad
Ambas defensas acordaron no hacerse daño, más bien todo lo contrario. Un ayuda en un juicio que ya era complicado y que, con las confesiones de los zombies, no ha mejorado. «Rus no ha dado órdenes de contratar a nadie. »Tampoco he contratado a nadie por mi interés o del PP al menos que yo sepa«, ha subrayado Benavent a preguntas de su defensa.
Todos los acusados, Rus, Llopis y Benavent, se han refugiado en el interrogatorio plácido de sus defensas y han rechazado un cara a cara con la Fiscalía. El expresidente de la Diputación reúne ciertas cualidades, pero quizá no la de afrontar de manera fiable un interrogatorio con Anticorrupción. En apenas 20 minutos despachó el compromiso. Y eso pese a las ocasiones en las que había anunciado las enormes ganas que tenía de explicarse ante el tribunal.
Recordó la marcha de Benavent después de una gerencia sin «conflictos sindicales». Era una comida de Navidad de 2014. «Me abordó y me dijo que estaba mal, desbordado y que quería dejar la gerencia». Al parecer, según Rus, le pidió que fuera despedido para cobrar los ocho años. El expresidente se negó. «No te voy a dar ni diez, ni cien ni cuarenta». Más tarde, trató de negociar dos años de paro. «También me negué».
Publicidad
Noticia Relacionada
«Le pedí que formalizara su baja, pero se fue a Ecuador». Fue la huida que emprendió antes de confesar que era el yonki del dinero. «Jamás, jamás, jamás», ha respondido ante la pregunta de si ordenó que contrataran a los zombies que han confesado su participación en los hechos. Rus se presentó como un trabajador incansable. «Trabajaba de nueve a nueve y a quien no hiciera ese horario conmigo se iba a la calle».
El expresidente siguió reflexionando acerca de las acusaciones. «¿Por qué se habla de Ciegsa en mi nombre?». «Se han empeñado en que tenía algo que ver con eso», lamentó. Trató de contextualizar su papel en todo este proceso: «Yo puedo decirle a alguien: 'Mira a ver si te hace falta alguien que este es un fenómeno'. Pero luego, claro, tendrá que pasar por los trámites y procesos necesarios, indicó.
Publicidad
El turno de Marcos Benavent fue un elogio de todos sus compañeros y ahora acusados. La jefa de Recursos Humanos, María Escrihuela, y del financiero Enrique Montblanch. A continuación, manifestó que los pagos de la productividad y las dietas estaban perfectamente revisados y comprobados.
El letrado abrió una ventana para hablar de los audios y las memorias. «Sabia que existían», admitió el exgerente. «El ordenador era de mi mujer, lo utilizábamos para descargar películas». Benavent reconoció que grabó durante años a amigos y compañeros. «Yo las corté y manipulé», indicó en referencia a esos clips. «Mi suegro me las sustrajo estando la causa bajo secreto y las ofreció a partidos políticos y periodistas».
Publicidad
Un dato nuevo en el testimonio del exgerente. Benavent aseguró que el chalé donde tenían el ordenador con las grabaciones era su vivienda. «Se lo había donado a su hija, con la que yo estaba casado en diciembre de 2009». En ese año se divorciaron. «Nunca autoricé ni a mi mujer ni a mi suegro ni consentí ni al fiscal ni a la UCO el uso de mis cosas personales», reafirmó. De igual modo que tampoco dio el visto bueno a la entrada y registro del despacho de mi abogado. «Me dejaron en absoluta indefensión».
La jornada también contó con la participación de Emilio Llopis, el que fuera jefe de gabinete de Alfonso Rus y quien también optó por declarar sólo a las preguntas de las defensas. «Los asesores no fichan». Este es un punto importante. No hay forma de controlar el trabajo de este personal ni los horarios, según se desprende de la declaración del dirigente.
Publicidad
Un control más allá de los certificados, claro. Respecto a estos documentos, donde valida el desempeño de dos trabajadores, duda de que fuera su firma. «Eso fue una chapuza. Alguien que quería que lo firmara para protegerse las espaldas». No dio nombres. «No podía contratar a nadie y menos a un señor que va de asesor de la oposición. Tampoco di ninguna orden de contratar a nadie porque no entraba dentro de mis competencias», repitió.
La Fiscalía propuso que el tribunal oyera las declaraciones en instrucción de Benavent para resaltar las contradicciones. Benavent, tras una hora de escucha, cargó contra su anterior letrado, Ramiro Blasco. «He visto que ahora defiende a una persona que me acusaba recientemente en el primer juicio de Imelsa. En este sentido, recordó el exgerente que la abogada Miriam Salmerón »pidió mi entrada en prisión en la causa general de Imelsa y ahora la representa Blasco«. »Y alucino cuando la Fiscalía no quiere que declare como testigo en Erial«, señaló por otro de los asuntos controvertidos, el inicio de las pesquisas contra Eduardo Zaplana, que él defiende que fue ilegal.
Noticia Patrocinada
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio: 3 meses por 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.