El 'cerebro' de Mazón se encara con el PSPV

El decreto ley de agilización de la burocracia se convirtió en proyecto de ley porque Vox, una vez roto el Consell, puso esa piedra en el camino de Mazón, y García ha acudido al parlamento, donde unos le esperaban con los brazos abiertos, otros con los brazos cruzados y el PSPV de uñas. Ramón Abad, del PSPV, se ha lanzado con todo contra García.

El diputado socialista era consciente de que tenía a tiro una pieza de caza mayor y ha disparado con un trabuco, un arma un poco arcaica e imprecisa, pero útil para tirar al bulto, a lo que se mueva. Compromís, donde Jesús Pla ejerce de oposición con trazo más fino, ha mantenido un debate de guante blanco con García, que se ha mostrado conciliador con Pla y ha respondido al fuego socialista con fuego popular.

El 'cerebro' de Mazón, uno de sus principales 'gurús' en materia de la gestión administrativa, se ha encontrado con que los socialistas le tienen por un «pagafantas». Abad no se ha andado con lindezas y ha considerado que Cayetano García es «autor intelectual, ideólogo y ejecutor» del Plan Simplifica, el «muñidor» de la ley y el «pagafantas» de Mazón. Si hubiera apuestas sobre lo que iba a ocurrir cuando Cayetano García se pusiera, por fin, a tiro, estas irían mayoritariamente dirigidas hacia lo que ha ocurrido.

Compromís ha debatido con dureza, pero con moderación, con García, al que ha acusado de «arrasar el territorio» porque «con esta ley está permitiendo poner un hotel a 100 metros de la playa o colocar fotovoltaicas en el campanario de una iglesia».

El PSPV ha subrayado que Mazón pretendía tramitar su plan al margen de Les Corts, un proyecto de ley «que es la antesala del urbanismo a la carta, que es el preludio de la corrupción». Abad ha remarcado que el Consell pretende «aniquilar al autonomía» de los ayuntamientos obligando a hacerle «seguidismo» al Consell en temas con la instalación de plantas solares. El diputado socialista le reprochó a García hacer «oposición a Sánchez y a Puig», en referencia al expresidente de la Generalitat, que hace ya más muchos meses que ejerce de embajador de España en París de la OCDE.

Cayetano García, nacido a principios de los años 90, economista por la Universitat de Valencia, auditor y secretario del cuerpo de funcionarios con habilitación de carácter nacional es tan discreto que no hay foto de él en el organigrama del Consell que puede consultarse en GVA Oberta. De hecho, su currículum en la web de transparencia de la Generalitat ocupa dos líneas. Posee una vivienda, un garaje y una cuenta saneada pero no opulenta en el banco, acorde al puesto de alto funcionario que ha ocupado durante años. Desde el inicio de la legislatura se sabe que está en la cocina donde se emplatan los asuntos de Presidencia. Ahora se sabe, también, que tiene dientes.

Abad y Pla le recriminaron que el decreto ley para aprobar el plan simplifica era, en realidad, una excusa para meter multitud de cambios en las leyes valencianas. Una especie de Ley de Acompañamiento, pero en vez de ir adjunta a los presupuestos de la Generalitat, en diciembre, se presentó adjunta al verano, en julio, para antes del parón estival. Nacionalistas y Compromís incidieron en que la normativa facilitará un urbanismo salvaje. García rebajó el dramatismo y puso ejemplos de situaciones administrativas en las que la burocracia impide avanzar. Pla, un hombre de talante tranquilo y casi señorial, se mostró tan activo en el debate que el presidente de la comisión, el voxista José María Llanos, le pidió con cierta sorpresa que no interrumpiese a García («está usted muy animado el primer día, señor Pla», le dijo). Era un día grande para los diputados.

Al margen del debate con Pla, vinculado a la ley y al concepto por el cual Compromís la rechaza y el PP la apoya, Cayetano García mantuvo un tenso debate con el Abad porque el socialista sabía que tenía delante a un miembro de la 'guardia pretoriana' de Mazón y el secretario autonómico sabía que no podía amilanarse en el pulso del PSPV, cuya líder, Diana Morant, también estaba teniendo una mañana tensa con el presidente Mazón en el acto de apertura del curso académico de las universidades valencianas, que se celebró en la Universidad Politécnica.

¿Y Vox, que ha sido el artífice de que García acuda a Les Corts porque el decreto ley ha acabado convertido en un proyecto de ley? El voxista David Muñoz ha considerado que la norma «es mejorable» y así justificó que se haya tramitado por una vía menos urgente de la que deseaba el PP. García le ha agradecido a los voxistas su «participación» en el texto, un modo de recordarles la complicada situación de un partido que en Les Corts, ahora mismo, busca su lugar en el mundo.

Abad le ha recordado a García que son «minoría en Les Corts», que Mazón se ha quedado «sin servilleta» (por el denominado Pacto de la Servilleta, entre Vox y el PP valenciano), y que el preámbulo de la ley competencia del secretario autonómico arranca con un preámbulo donde se detalla una situación apocalíptica de la Comunitat para justificar su puesta en marca. «¿Sabe Mazón que usted ha escrito esto?», le preguntó Abad.

García reprochó al diputado socialista que «no se haya leído la ley» por no argumentar sobre nada en concreto, ha ironizado con que «no está mal para empezar» que Abad le calificase de pagafantas, un tono que «ha extrañado» al alto cargo, que ha recordado que tiene su futuro «garantizado» por ser un alto funcionario, y que actúa por convicción y no por delegación, como el diputado del PSPV, a quien le ha recordado (quizá un dato que se guardaba por si la situación se tensaba del modo en que lo ha hecho) que hace 5 años el expresidente Puig enarboló un Plan Agiliza con Gabriela Bravo al frente y que, un lustro más tarde, sólo se reunieron una vez los miembros de la comisión de ese plan, para inaugurar el plan y si te he visto no me acuerdo.

García interpeló a la oposición, socialistas y nacionalistas se emplearon a fondo, y si bien no hubo una crispación insoportable sí se mascó la tensión propia de un debate en el que una de las figuras con más valor del tablero de ajedrez de la política valenciana fue moviéndose entre las piezas rivales. El torneo celebrará nuevas partidas, todos buscando el jaque al rey. O comerse a la reina.