La consellera de Justicia, una de las piezas clave del Botánico. Iván Arlandis

Chequeo a las consellerias: Bravo, lastrada por las emergencias

El tren de Bejís enturbia una gestión que pudo ser plácida con el auge de las oposiciones, la inversión en Justicia y la lucha contra el machismo

A. Rallo

Valencia

Viernes, 3 de marzo 2023, 01:13

Gabriela Bravo tiene una posición privilegiada en el Gobierno. Dirige una conselleria con competencias relevantes y, a su vez, su trayectoria la acredita como una de las voces más autorizadas en el Ejecutivo valenciano. Sin duda, una de las voces más escuchadas por el ... presidente. Y, además, en el último año se ha liberado de su principal enemiga en el seno del Consell, la vicepresidenta Mónica Oltra. Fue ella quien marcó el camino a la líder de Compromís con aquel famoso consejo/recomendación que le abrió la puerta de salida. Bravo dispone de todos los recursos para lucir, pero, sin embargo, la gestión de las Emergencias –pese al incremento de las inversiones– lastra enormemente su exposición.

Publicidad

La reflexión resulta casi obligada: ¿Alguien puede gestionar bien un incendio? Es decir, por mucho que la actuación sea eficiente, aquello no deja de ser una catástrofe donde parece complicado sacar pecho. Y menos todavía con el antecedente más cercano, la complicada -y deficitaria, según la Guardia Civil- gestión del accidente del tren de Bejís. Se trata de un asunto que incomoda enormemente a la conselleria. Buena prueba de ello es el silencio que se ha instalado respecto de la gestión de la emergencia. Se escudan en que la causa está judicializada –y es cierto–, pero eso no fue impedimento para que en su momento diera explicaciones en Les Corts. Sólo ahora, tras conocerse el informe de la Guardia Civil que evidencia ciertos errores en la cadena de comunicación, es cuando se recurre a esa circunstancia excepcional. El presidente, preguntado en el Parlamento por este asunto, se vio obligado a recurrir al accidente de metro de 2006. Un detalle que muestra la debilidad en este punto.

Destaca, por inexistente, la relación de la dirigente autonómica con la ministra de Justicia, Pilar Llop

Existe otro aspecto sin demasiada repercusión hasta la fecha. Se trata la nula relación de la consellera con la ministra de Justicia, Pilar Llop. Una parcela, la de las relaciones, que Bravo siempre ha cultivado con habilidad y destreza. Su tiempo como vocal y portavoz en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) -ella es fiscal- le permitió ampliar sus contactos en la capital de España. Pero con Llop no parece que haya habido feeling. Y eso –o quizá sea precisamente por ese motivo- que tienen en su organigrama una persona en común. Se trata de María Àngels García, que es la actual directora general para el Servicio Público de Justicia. Antes estuvo en el equipo de colaboradores de Bravo. Esa falta de conexión con el ministerio contrasta con la buena sintonía que mantiene con la presidenta del TSJ, Pilar de la Oliva y la fiscal superior, Teresa Gisbert.

PSPV

  • Presupuesto:

  • La Conselleria de Justicia maneja 717 millones de euros frente a los 648 del anterior ejercicio. Composición:

  • La consellera es Gabriela Bravo Sanestanislao. Nació en Rafol de Salem hace ahora 60 años. Es fiscal. En la Generalitat gana 79.707 euros anuales. Dispone de seis asesores y ocho altos cargos que le acompañan en su equipo de Gobierno.

Uno de los grandes logros del mandato de la dirigente ha sido, sin duda, todo el impulso a la reforma de las sedes judiciales, con la rehabilitación del TSJ y las nuevas dependencias de Llíria, Alzira, Sagunto y Gandia. La inversión ha sido récord, casi 230 millones de euros. No sólo era necesaria sino urgente una actuación de este tipo. También se han esforzado en la digitalización de la Justicia, con una inyección de cerca de 50 millones de euros.

Publicidad

En su mandato, se han creado 40 juzgados, según fuentes de su conselleria. Otra de las vertientes de su acción de Gobierno ha sido la protección de las mujeres maltratadas, con las comisarías especializadas en la atención a estas víctimas -pese a las disputas y encontronazos con el departamento de Igualdad- y con los juzgados especializados en violencia de género, aunque la comarcalización le ha generado algún que otro incendio. En esta polémica, no obstante, su postura emerge como la más sensata.

Bravo se ha visto favorecida por la coyuntura económica –y la jubilación masiva de la plantilla de la Administración– lo que le ha permitido lanzar el mayor proceso de convocatoria de plazas en la Función Pública. En total, desde el inicio del Botánico se han sacado 10.442 plazas. La nueva Ley de Función Pública incluye, tras años de negociación, el denominado requisito lingüístico. En definitiva, Educación acreditará el nivel necesario para opositar a los niveles más altos del empleo público simplemente con obtener un siete de calificación en la asignatura de valenciano durante los dos cursos de bachillerato; mientras Justicia ha cedido con que el C1 (el antiguo 'Mitjà') sea el nivel exigible para las Ofertas de Empleo Público.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad