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Los datos que ofrece el CIS, dirigido por José Félix Tezanos, cada vez que publica el barómetro de intención de voto no dejan indiferente nunca a casi nadie. Unos, porque creen que les podía ir mejor. Otros, porque creen que está manipulado. En unos y otros casos, todos hacen mención a la 'cocina' del CIS. Hoy, que el CIS va a publicar la macroencuesta previa a las elecciones generales del 28-A, la cocina del CIS estará otra vez en boca de todos.
El CIS de Tezanos ha venido renunciando a la 'cocina' en sus barómetros, limitándose a ofrecer datos brutos de intención directa de voto, sin hacer cálculos de estimación de voto, pero en esta macroencuesta deberá dar una proyección de reparto de escaños en el Congreso.
Pero ¿qué es la cocina? Pues la cocina del CIS no es más que la inclusión en los resultados del recuerdo de voto y la simpatía política de los ciudadanos consultados. Es decir, que los resultados que se dan no son absolutos (el voto directo), sino que están 'aderezados'. Sin embargo, el CIS ha asegurado en repetidas ocasiones que la cocina ya no existe. y en 2018 llegaron a publicar una nota de prensa en la que textualmente decían que «el CIS recoge lo que opina y dice directamente la población encuestada, sin ninguna distorsión ni reelaboración no explicada».
Vamos a ver ahora qué es exactamente la cocina del CIS, que no son más que las técnicas que permiten corregir falsas impresiones que se pueden colar en un sondeo. El resultado de que un % va a votar a x partido no significa que los encuestados hayan contestado de forma directa que van a votar a dicho partido, sino que el resultado final del porcentaje mostrado se obtiene por el voto directo (el que dice que va a votar a x abiertamente, mienta o no) + la 'cocina': cuando alguien no dice lo que quiere votar o incluso contesta que no sabe lo que va a votar, el CIS introduce una serie de indicadores para 'decidir' que es lo que va a votar el encuestado en cuestión. De esta manera, se valora lo que votó en las últimas elecciones (la fidelidad en el voto), su simpatía por determinados partidos u otros indicadores más difusos para decidir un voto como el hecho de estar o no en el paro, la nota que pone a los líderes políticos, el recuerdo de voto o su situación económica.
El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) dará a conocer este martes su macroencuesta sobre las elecciones generales del próximo 28 de abril, para la que ha realizado unas 16.800 entrevistas personales y que, además de los datos brutos de intención de voto, ofrecerá un pronóstico de reparto de escaños del Congreso.
Como las entrevistas se realizaron en marzo, en el estudio preelectoral se ha aprovechado para recoger las preguntas habituales de las encuestas mensuales y se presentará como Macrobarómetro Preelectoral de Marzo, garantizando que no se rompe la serie histórica de los barómetros.
Esa cifra de 16.800 entrevistas supone quintuplicar las cifras habituales de los barómetros mensuales, que tras la llegada de José Félix Tezanos al frente de la institución pasaron de 2.500 a 3.000 cuestionarios. Un trabajo demoscópico de este calado tiene un coste aproximado de 300.000 euros.
En su último barómetro, correspondiente al mes de febrero, el CIS mantenía al PSOE en cabeza con una intención de voto del 33,3%, sacando una ventaja de 16 puntos al PP, que marcó un 16,7%. Detrás figuraban Ciudadanos con el 15,3% y Unidos Podemos con un 14,5%, mientras que Vox estaba en el 5,9%.
Paralelamente, el CIS ya ha empezado con las entrevistas personales para sus encuestas preelectorales de europeas, autonómicas y municipales, cuya presentación de calcula en torno al 9 de mayo y que también obligan a tratar los datos para asignar diputados y concejales.
Y del mismo modo, esa encuesta electoral, que trabaja con una muestra de algo más de 18.000 entrevistas personales, funcionará también como barómetro de abril y recogerá preguntas habituales de ese mes.
Según explicó Tezanos a Europa Press, la normalidad volverá al mes siguiente con el barómetro de mayo, que comenzará a principios de ese mes con sus 3.000 entrevistas habituales y que ofrecerá sus datos brutos de intención directa de voto sin atribución de porcentaje de voto ni de reparto de escaños.
Eso sí, como el periodo electoral no acaba hasta el 27 de mayo y estará prohibido publicar encuestas esa última semana de campaña, el Barómetro de Mayo ya no se presentará hasta después de los comicios europeos, autonómicos y municipales, presumiblemente a finales de mes o principios de junio.
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