La escalada de tensión en las calles traspasa las puertas del Consell

El Botánico vive una situación límite tras saltar la chispa por las concentraciones contra la entrada en prisión del rapero Pablo Hasel por enaltecimiento del terrorismo. Compromís y Unidas Podemos, socios del PSPV en el Consell y en el caso de la formación morada, también en el Gobierno central, han puesto el foco sobre la delegada del Gobierno, la socialista Gloria Calero, y exigen su dimisión tras la actuación de la Policía Nacional. Las redes sociales se han convertido en el altavoz de una parte del Gobierno valenciano para cuestionar el papel de los socialistas, que representan ellos solos a la otra mitad del Gobierno valenciano.

La tensión que se vive en los perfiles digitales de algunos consellers y en las calles se trasladó incluso hasta el pleno del Consell. En la reunión de ayer y ya al final del encuentro, el vicepresidente segundo, Rubén Martínez Dalmau, tomó la palabra para criticar las actuaciones policiales que estos días se viven en las calles de Valencia. El representante de Podemos en el Gobierno valenciano defendió, según un comunicado de la formación, «el derecho a manifestación y la libertad de expresión». Dalmau también ha sostenido «que un gobierno como el Botánico no puede tolerar ningún tipo de violencia hacia la ciudadanía y ha señalado abusos policiales contra los manifestantes, entre ellos el que sufrió Pilar Lima», la coordinadora del partido. Además añadió que aunque las competencias del gobierno autonómico son muy limitadas en cuanto a control de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado es la obligación de todas las instituciones públicas defender el derecho de manifestación.

Un contenido que la formación distribuyó en una nota de prensa a los medios, y que desvela parte de las deliberaciones del Consell, que deben mantenerse secretas, tal y como establece la promesa que cada miembro del Gobierno valenciano lleva a cabo en su toma de posesión.

Fuentes del Consell vinculadas a los altos cargos del PSPV admitieron ayer su disgusto ante el modo en que Podemos empleó la intervención de Dalmau en el seno del Consell, una perplejidad que también se pudo ver con claridad en la cara de la vicepresidenta Oltra cuando, en la comparecencia posterior al pleno del Consell, se enteró en vivo y en directo de que los podemistas habían emitido un comunicado donde se incluía una versión libre, extendida y enriquecida del comentario que el vicepresidente segundo había realizado durante la sesión plenaria del Gobierno valenciano. De la misma manera se enteraron los dirigentes socialistas, también perplejos por el modo en que el partido morado empleaba las palabras del vicepresidente podemista, teóricamente secretas en el marco de las deliberaciones del Consell, tal y como se encargó de recordar Oltra y como refleja taxativamente la legislación valenciana. Fuentes vinculadas al entorno de los consellers de Compromís señalaron que era «innecesario» emplear esos canales de partido para desvelar las conversaciones del Consell. El malestar entre los socios de Podemos en el Gobierno valenciano era evidente, pero también contenido, para evitar echar más leña al fuego.

Pero, volviendo al interior de la reunión, distintas fuentes aseguraron ayer que la exposición de Dalmau fue mucho más breve que los puntos que detallaba el comunicado y, en buena medida, marcada por el partido dirigido ahora por Pilar Lima. De hecho, desde el Botánico restaron importancia al debate y aseguraron que fue una exposición de ideas que abrió el vicepresidente segundo, y a la que se unieron en menor medida la vicepresidenta Mónica Oltra, la consellera de Agricultura, Mireia Mollà, y el conseller de Educación, Vicent Marzà (los tres de Compromís). No tomó la palabra el conseller de Economía, Rafael Climent, ni la consellera de Transparencia y representante de Esquerra Unida, Rosa Pérez Garijo, que no asistió por estar en cuarentena. Por la parte socialista del Consell tan solo intervino la consellera de Justicia, Gabriela Bravo, que según fuentes del Ejecutivo, pidió separar las opiniones partidistas de las institucionales en el conflicto. El debate, según varios de los asistentes, fue muy breve y con el pleno ya finalizado. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, por su parte, aseguró ya fuera del pleno que le producía «desazón» cualquier tipo de violencia. «Indicar que se está a favor de que se liquide a una persona, yo desde luego nunca avalaré ese tipo de cuestiones, pero sí avalaré que se puedan decir», dijo.

Sin embargo, las tensiones lograron traspasar las puertas del Palau de la Generalitat, donde cada viernes se sientan hasta cuatro partidos, tres de ellos con responsabilidades en el Gobierno de España, contra quien dirigen sus críticas. Esquerra Unida y Podemos, ambas con consellerias en el Botánico y ministerio en el Gobierno central, fueron especialmente duros con el Ejecutivo y con la gestión que acotan a la responsabilidad del PSOE y la delegación del Gobierno.

Esquerra Unida, por ejemplo, envió un comunicado en el que mostró su «más rotunda condena a la desproporcionada e injustificada violencia policial ejercida por la Policía Nacional en las concentraciones a favor de la libertad de expresión» y solidaridad con los agredidos. El partido de la consellera Rosa Pérez Garijo exige una investigación «inmediata y que se depuren todas las responsabilidades, incluida la de la delegada del Gobierno, Gloria Calero», así como su comparecencia en Les Corts.