burguera
Domingo, 16 de mayo 2021, 00:32
En mes y medio se celebrará el VIII Congreso del Bloc, un cónclave que llega con retraso y en el que, además, se van ... a debatir enmiendas con el acento independentista del que huía la dirección del partido mayoritario de Compromís. La cúpula del Bloc planificó el congreso para que, durante el verano pasado, se celebrase un encuentro que reafirmase el liderazgo de Vicent Marzà, el conseller de Educación al frente de la ponencia política del cónclave. Igualmente, se pretendía generar un ambiente de acogida de aquellos militantes de Compromís, no sólo los afiliados del Bloc, un tinte aperturista, según las buenas lenguas, o anexionador, según las malas. Sin embargo, llegó la pandemia y todo se torció un poco. Se pospuso la cita para el mes que viene, se apostó por un cambio de nombre para el que la particícpación fue escasa y, ahora, la corriente soberanista 'Bloc i Pais' ha presentado una enmienda a la ponencia abanderada por Marzà en la que se insta al partido a «solidarizarse con los hermanos catalanes en lucha». ¿Qué lucha? Pues la que ellos consideran que libran en Cataluña aquellos que combaten al «Estado español» por arremeter contra las «naciones sometidas». Y «oprimidas». Lo que en términos más claros y rasos se entiende como apoyar al proceso independentista.
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La actual dirección del Bloc, encabezada por Àgueda Micó (que aspira a repetir como coordinadora del partido), evita este debate. Los que manejan las calculadoras electorales en Compromís y el Bloc llevan años comprobando que rebajar su perfil independentista (en el más extremo de los casos) y nacionalista (en la más común de las ocasiones) les beneficia en las urnas de la Comunitat. Marzà esquiva con contumacia participar en debates sobre el independentismo y los països catalans que no tenía inconveniente en abordar (y apoyar) antes de ser conseller y una referencia en el Bloc. Ahora no renta. Ni para el propio Marzà, ni para el Bloc, ni para Compromís. De ahí que las ponencias estatutaria y política pasen de puntillas sobre el espinoso nacionalismo, ahora barnizado como «soberanismo» y resignificado como un empoderamiento personal más que como movimiento identitario común.
Esa música de violín y arpa no gusta nada en 'Bloc i País', que además desconfían de la «izquierda simpática» española, articulada sobre fórmulas como la de Podemos o Más País. Las diez enmiendas de la corriente más nacionalista del Bloc han pasado el corte de 100 firmas de apoyo que son indispensables para que las propuestas de modificación de las ponencias se puedan debatir de cara al congreso. Hay enmiendas a la ponencia estatuaria porque, según el coordinador de BiP, Fernandez Capilla, se pretende «que la dirección del partido no tenga el poder concreto sobre la crítica y la discrepancia», así como para garantizar el voto «por todos los medios posibles», y el «respeto a las minorías».
La octava de las enmiendas que han recibido los apoyos suficientes para debatirse apunta que «hay que describir, explicar y combatir la nueva ofensiva centralizadora españolista que padecemos, todo solidarizándonos también con nuestros hermanos catalanes en lucha». A la enmienda sólo pueden acceder los militantes del Bloc, que han tenido la suerte de leer la siguiente justificación: «Debemos prestar especial atención y combatir los procesos centralizadores (...) que se han visto en su máxima crudeza con la represión ejercida contra la voluntad y ejercicio democrático del pueblo catalán», así como en la gestión de la pandemia, una fórmula de «mando único y militares todos los días en la televisión (...) Estos procesos centralizadores también vienen muchas veces disfrazados de izquierda 'simpática', la cual sirve de tapón para una política autocentrada y autoorganizada dentro de las naciones sometidas en España». Con una sintaxis barroca que recuerda al florido pensil, la enmienda apela a imitar a «otros movimientos hermanos en todo el mundo, y viendo cómo tratan los Estados las naciones oprimidas». Tal y como señala un histórico dirigente del Bloc, las enmiendas de BiP «consiguen que Marzà luzca como un señor de centro y centrado».
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