Las fantasías presupuestarias desaparecerán con el nuevo Consell. La responsable de Hacienda, Ruth Merino, se ha comprometido a que en las cuentas del próximo año no se incluirá ninguna de las partidas ficticias a las que recurría habitualmente el Botánico para cuadrar sus balances económicos.
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La más conocida, por habitual, es el apunte de 1.300 millones de ingresos en un alarde reivindicativo de lo que, en realidad, le correspondería a la Generalitat en caso de contar con un modelo de financiación adecuado a sus necesidades.
Merino, durante una entrevista este miércoles en Les Noticies del Mati, confirmó que eliminará todos esos artificios contables que permitieron al Botánico elevar el gasto pese a la invención de ingresos.
Al margen de la partida por la infrafinanciación hubo años, como los de la pandemia de Covid, en los que se recurrieron a otros mil millones irreales. «Queremos ser rigurosos y no ficticios. Apelamos a la responsabilidad», indicó respecto al cambio de postura.
Sin embargo, no precisó de qué forma se cuadrarán las cuentas tras la desaparición de esos 1.300 millones a los que hay que sumar otra merma de ingresos como la desaparición del impuesto de Sucesiones. En este sentido, apeló a la reestructuración del sector público, la eliminación de empresas cuyas competencias se integren dentro de las consellerias. El otro puntal en el ideario popular será la reducción del número de asesores. En estas dos ideas basan toda su estrategia.
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En la Conselleria de Hacienda llevan ya un par de semanas, según confirmó, con reuniones de trabajo con el objetivo de «optimizar» el gasto. La fecha límite para aprobar las cuentas es el próximo 1 de noviembre.
No parece que la negociación entre los socios del Consell alcance la intensidad de los últimos Presupuestos del Botánico donde PSPV y Compromís llevaban la tensión a una situación límite, en el intento fundamentalmente de Mónica Oltra de conseguir más fondos para su conselleria.
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Aquellos episodios contribuyeron también a desgastar la relación en el tripartito y a generar cierta desconfianza de la coalición nacionalista hacia Puig. Pero la realidad es que ahora Vox maneja un presupuesto muy limitado y no parece que el reparto vaya a generar una especial tirantez entre las organizaciones de derecha.
Merino, no obstante, quiso dejar claro durante la entrevista que el hecho de no incluir la partida de la infrafinanciación no significa que este Consell sea menos reivindicativo que el anterior respecto a la urgencia de un cambio de modelo. «No tiene nada que ver», subrayó. El escenario que anticipan las últimas elecciones se antoja el más difícil para conseguir un cambio del sistema, pero el PP también encontrará, en cambio, el enemigo perfecto para justiciar el retraso: la continuación del Gobierno de Pedro Sánchez.
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