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El último dato conocido sobre la situación del déficit de la Comunitat Valenciana, el correspondiente a octubre de 2019, situaba la cifra de gastos acumulados hasta ese mes 1.345 millones de euros por encima de los ingresos. Unas cifras –el 1,17% del PIB- muy por encima del tope del 0,1% pactado por el Gobierno con las CCAA. El departamento de Hacienda que dirige Vicent Soler reiteró entonces, como ha venido haciendo cada vez que que se da a conocer un nuevo dato negativo sobre la situación económica de la Comunitat, que la infrafinanciación se encontraba en el origen de ese delicado escenario.
La tesis de la conselleria ha chocado en alguna ocasión con los informes elaborados por la Autoridad de Responsabilidad Fiscal (AIReF), la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) o con el propio criterio expresado por el ministerio de Hacienda, que considera que el Gobierno valenciano no realiza todos los esfuerzos que sería necesario para controlar su déficit. La Fundación que dirige Ángel de la Fuente señaló esta misma semana que la Comunitat era la que más camino tenía por recorrer aún para combatir el déficit.
Los datos sobre la tesorería de la Generalitat correspondientes al mes de noviembre, y que ayer hizo públicos el DOGV, ratifican esa complicada situación financiera que todas las entidades independientes reconocen. Los gastos presupuestarios y extrapresupuestarios en lo que va de año suman 32.562 millones de euros. En 2018, esa cifra -a estas alturas de año- se quedó en 29.517 millones. Si tomamos sólo los correspondientes al presupuesto, los gastos en 2019 superan a los de 2018 en 1.356 millones de euros.
La foto de la tesorería indica que los ingresos también se han disparado en 2019 en un porcentaje similar a los gastos -exactamente, 1.764 millones más en el apartado de los presupuestarios-. Pero lo cierto es que ese crecimiento de los ingresos obedece casi en exclusiva al incremento de los pasivos financieros, por un montante de 1.755 millones más en 2019 que en 2018. De manera que sin ese colchón que proporcionan operaciones vinculadas a préstamos bancarios, el Consell estaría repitiendo los ingresos y disparando sus gastos. El dato, en realidad, viene a calcar las cifras del déficit difundidas por la Intervención General del Estado (IGAE).
La letra pequeña de los gastos señala que el capítulo I, el relativo a las nóminas de personal, es uno de los que más se ha incrementado. En concreto, al pasar de los 4.961 millones de 2018 a 5.307 en 2019. Una diferencia de 346 millones, que supone un incremento que roza el 7%, y que se atribuye tanto al incremento de la plantilla como a aumentos retributivos generales.
Por lo que a los ingresos se refiere, el departamento que dirige Vicent Soler ha visto caer su recaudación tanto por ingresos directos –ha pasado de 4.146 millones en 2018 a 4.080 en 2019– como indirectos, que salta de 6.271 millones a 6.177. Un recorte entre ambos que suma 160 millones de euros. La caída por tributos se ve compensada con la mejora de ingresos por tasas, que pasa de 529 millones de 2018 a 850 millones en el ejercicio pasado de 2019.
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