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La típica idea de que un despacho encendido es sinónimo de gente trabajando no se cumple en Les Corts. Porque en el parlamento valenciano ... hay despachos en los que nunca se apaga la luz, haya allí alguien o no. La razón, que la luz está estropeada. Lo bueno, es que se puede trabajar, ya que permanece todo iluminado. Lo malo, es que no se puede apagar y el precio de la luz se ha puesto a la altura del caviar de beluga. Una diputada de Unides Podem, Beatriz Gascó, ha enviado una queja a la Mesa de Les Corts señalando esta iluminación permanente y costosa. La avería se prolonga ya dos años, según Gascó. El problema no se limita a los despachos morados. En los de Compromís también ocurre, según fuentes del grupo parlamentario nacionalista.
«A diario y desde hace más de dos años, la iluminación eléctrica empotrada en el techo de las dependencias del grupo parlamentario se encuentra permanentemente encendida mediante un automatismo que, por la mañana, activa las bombillas a pesar de estar desocupadas los despachos», advierte Gascó en un escrito de queja dirigido a la Mesa de Les Corts donde asegura que «este mecanismo automático impide mantener apagadas las luces (haciendo inútil, por tanto, el uso manual de los interruptores de pared)».
Gascó alerta de que «el sistema de iluminación empotrada hace uso de bombillas halógenas, tecnología obsoleta que multiplica innecesariamente el consumo eléctrico frente a alternativas actuales como la luz led, que optimiza la relación luminancia/consumo eléctrico por bombilla», y señala de que tiene constancia «de que este desperdicio energético persistente no afecta de forma exclusiva» al recinto de su grupo parlamentario, algo que confirman en Compromís. Gascó solicita «que Les Corts lleven a cabo una revisión en profundidad del sistema de control de la iluminación empotrada en techos del Edificio de los Grupos Parlamentarios para solucionar el arranque automático de bombillas». Asimismo, ruega «sustituir las obsoletas bombillas halógenas por otras de bajo consumo, tanto las empotradas como las del resto de lámparas».
Fuentes conocedoras del problema aseguran que desde el mantenimiento del parlamento valenciano tienen constancia del asunto, pero que «el sistema de iluminación depende de una empresa que no tiene sede en Valencia y es muy complicado de arreglar». Fuentes de la Mesa de Les Corts ni confirman ni desmienten el problema a la vez que el contador de la luz avanza y la factura galopa.
Mientras los despachos del edificio de los grupos parlamentarios sufría de iluminación permanente, hace más de un año, el suministro eléctrico se convirtió en un verdadero quebradero de cabeza para el parlamento valenciano. Porque, hablando de quebrar, la empresa adjudicataria del servicio se fue a pique a mediados del año pasado, cuando la guerra de Ucrania y otras contingencias convirtieron la factura de la luz en un cheque en blanco.
Les Corts, que había presupuestado inicialmente para la primera mitad del año pasado un montante de 180.000 euros para cubrir el suministro energético, tuvo que realizar un rectificado que hablaba bien a las claras de cómo estaba la situación contante y sonante. Mientras las luces de los despachos seguían encendidas, el parlamento aprobó finalmente un cambio presupuestario que supuso modificar esa previsión inicial para terminar pagando más de medio millón de euros, concretamente 530.000 euros. A pesar de eso, Les Corts ha mantenido las luces encendidas en varios despachos, como si fueran el faro de Occidente. Total, el año pasado, con un presupuesto de más de 30 millones de euros se dejó ocho por gastar, se ha guardado cinco para pagos ya comprometidos y ha devuelto tres millones a la Generalitat por remanentes sin gastar. Será per diners.
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