Les Corts hiberna en enero

El parlamento sigue sin calendario para la primera mitad de 2022 a punto de acabar un mes que registra la agenda residual a la que el Botánico le ha condenado durante la actual legislatura

BURGUERA

Lunes, 24 de enero 2022, 15:36

El Botánico quería un parlamento tranquilo esta legislatura y, en parte, lo ha conseguido. Al menos en enero, que transcurre sin apenas actividad parlamentaria. Por no haber, no hay ni calendario para la primera mitad del año, algo que generalmente se establece en diciembre pero ... que esta vez no se ha puesto sobre la mesa todavía. Mañana hay una Junta de Síndics y es probable que, a menos de una semana para iniciarse el periodo de sesiones ordinario, se fije un calendario. No hay prisa. Enero es inhábil para los diputados, según pretextan desde el tripartito para ahorrarse la actividad. La presión del PP propició que la vicepresidenta Mónica Oltra pidiese comparecer en la Diputación Permanente que se celebró el pasado martes. Al margen de eso, durante el presente mes, se han celebrado tres comisiones, dos sesiones del estudio del acoso laboral y una relativa a los riesgos de temporales. Ya no se estilan las comisiones de investigación (como ocurrió durante la legislatura anterior, cuando se ejerció con gran empeño una labor de fiscalización de la gestión del PP en el Consell durante los años previos). Ya no se estilan los plenos parlamentarios (en 2020 dejaron de celebrarse sesiones ordinarias, que se venían fijando en el calendario ininterrumpidamente desde 2014). Ya no se estila pedir que la Cámara tenga «el papel central para la acción política» (así lo escribió el presidente Puig cuando aún no lo era). Enero se ha convertido en otro agosto para Les Corts. No es una cuestión de la pandemia. Se trata de una voluntad política que provoca la invisibilidad política del parlamento.

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Los diputados parece que estén recuperándose de lo que para ellos resultó prácticamente un trauma. Los presupuestos de este año se presentaron ante Les Corts fuera de plazo. El Botánico luego le restó importancia, pero sus señorías se estresaron enormemente. No sabían si la última semana de diciembre tendrían que estar votando las cuentas de la Generalitat para el año próximo y entre los escaños cundió una ansiedad tremenda por la falta de costumbre. Dramas del primer mundo, pero dramas después de todo. Finalmente, se condensó el calendario. Los diputados se dieron una pechada de horas de debate presupuestario pero lograron decir adiós a su día a día político antes de Nochebuena. Desde entonces, las constantes vitales de Les Corts se han reducido al mínimo. El gran sobresalto, para disgusto de muchos, fue la comparecencia de Oltra. Por lo demás, tranquilo como el Páramo de Masa, altiplano burgalés donde no hay flor que se atreva a brotar.

«Enero siempre es muy tranquilo», admite una diputada. «Estamos bajo mínimos», reconoce un miembro del Botánico. En números, la situación es la siguiente. El mes se cierra esta semana tras haberse celebrado una diputación permanente (un día) y tres sesiones de dos comisiones de estudio. ¿Será que la pandemia ha impedido a los diputados ejercer su labor como representantes de la ciudadanía? No tanto. El año pasado, sin vacunarse, fueron cinco las fechas celebradas. También hubo una diputación permanente, aunque fueron cuatro las sesiones de dos comisiones de estudio. Para entender el letargo al que se somete al parlamento valenciano durante su primer mes del año hay que remontarse a 2020. Antes del Covid. Apenas se celebraron tres sesiones de dos comisiones. Ni pleno, ni diputaciones, ni nada.

Con la entrada de Podemos en el Consell, el Botánico decidió arrinconar la actividad parlamentaria al máximo. Los podemistas, durante la anterior legislatura, habían hecho valer su presencia como apoyo al Gobierno valenciano a través del parlamento, lo que propició que la Cámara tuviese más visibilidad. Una vez los morados entraron en el Ejecutivo, Les Corts pasó a mejor vida, al menos en enero.

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Menudo contraste respecto a enero de 2019. Entonces, se celebraron dos plenos con sus correspondientes sesiones dobles (incluido el control al presidente Puig), media docena de jornadas de sendas comisiones de investigación (sobre la financiación del PSPV y Bloc, y sobre Taula), así como sesiones de las permanentes sobre Medio Ambiente, Política Social, Agricultura, Educación e Igualdad, en total 16 fechas, cuatro veces más que este año. Bien es cierto que era el enero previo a elecciones. Si nos remontamos, por tanto, a 2018, se celebró un pleno de Les Corts (con su sesión de control al presidente incluida), se continuó con la investigación de la gestión de Ciegsa y se celebraron sesiones de las comisiones de Obras Públicas, Educación y la de Industria. En total, el doble que ahora. A esto hay que sumar que el Botánico ha conseguido imponer un sistema de votaciones al que inicialmente se resistía Podemos. Ahora se vota todo al final de las sesiones parlamentarias. El que fuera vicepresidente podemista, Martínez Dalmau, ya advirtió que se trataba de una medida que adormecería la Cámara, como así ha sido y se puede comprobar en sesiones plenarias desangeladas, con asistencias mínimas. Por unas cosas y por otras, enero ya no es lo que fue. Hace frío, pero en cuestión de calendario, para Les Corts es lo más parecido que hay a las vacaciones de agosto.

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