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Como no se dé prisa el presidente de Les Corts, Enric Morera, va a celebrar el día del parlamento valenciano, el próximo 25 de abril, a la luz de las velas o pagando una factura con el kilowatio a precio de oro. El alza de los precios de la energía, previo a la guerra de Ucrania, provocó que la anterior empresa adjudicataria para ofrecer el suministro a los edificios de la Cámara, suspendiese el contrato unilateralmente. Quebraron. Eso fue en noviembre. No ha habido manera de encontrar una comercializadora que sustituyera a la anterior. El apagón contractual ha provocado que Les Corts hayan remitido urgentemente una nueva licitación ante la amenaza de tener que recurrir a algún discípulo de John Alcott.
Alcott ganó un Óscar por la iluminación de 'Barry Lyndon', la película de Stanley Kubrick que revolucionó las técnicas de filmación gracias al uso de lentes especiales de gran sensibilidad con el fin de que se pudiera vislumbrar un plató de rodaje alumbrado de manera tenebrosa. Alcott era un director de fotografía legendario. A la luz de las velas, imitándolas, se rodó la película y en esa misma tesitura se ve ahora la Cámara tras la renuncia de la comercializadora inicialmente adjudicataria, a la que se ha abierto un expediente por el incumplimiento del contrato. La Mesa de Les Corts ha iniciado un nuevo proceso de adjudicación tras quedar desierto el anterior. La energía se ha puesto cara y encontrar a alguien que ilumine el día a día de los parlamentarios, también.
La contratista que dejó a Les Corts a dos velas se ha declarado en concurso de acreedores. La Cámara ha iniciado un expediente con el fin de determinar qué reclamación de daños y perjuicios hay que exigirle a la adjudicataria fallida. Han quedado pendientes de pago cuatro facturas por un montante total superior a los 53.000 euros. El roto económico para la Cámara no es excesivo en lo que se refiere al incumplimiento contractual. El problema es el futuro.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se comprometió en una entrevista en 'El País' el pasado verano a que los españoles la factura de la luz del año pasado no les iba a salir más cara que en 2018. La realidad, sin embargo, ha sido muy tozuda. La comercializadora a la que se le había adjudicado el servicio en Les Corts cortocircuitó en noviembre. La Cámara intentó reconectarse a través de la convocatoria de otro concurso, el pasado 14 de diciembre. Todavía no se había declarado la guerra en Ucrania. Faltaban aún más de dos meses para ello. Sin embargo, los precios de la energía ya estaban desbocados. Los propios informes del parlamento valenciano señalan, precisamente, que en ese momento, en el último mes del año, y a pesar de los compromisos de Sánchez, «los precios de mercado de la energía alcanzaron máximos históricos, lo que determinó que las empresas no presentaran ofertas a la vista de que los precios máximos fijados en el pliego, que habían quedado desfasados con respecto a la fuerte subida del mercado de la energía con posterioridad a su publicación, en consecuencia, la licitación quedó desierta». Les Corts se quedó en cuadro de luces, como si la estuviera pintando Rembrandt, un claroscuro sin tener muy claro si el asunto se resolverá de manera luminosa o sombría.
«Para continuar contando con el suministro de energía eléctrica es necesaria la suscripción de un nuevo contrato», advierten los informes internos del parlamento valenciano, que recuerdan lo «notorio» que resulta el suministro de energía eléctrica, por ser «esencial para el funcionamiento de la institución y, en consecuencia, para satisfacer un fin institucional de carácter público». Precisamente, la semana pasada, Compromís anunció su intención de presentar una propuesta para impulsar la Agencia de Energía con el fin de fomentar el autoabastecimiento energético.
Les Corts no es la única institución pública que se ha quedado a oscuras por culpa de las comercializadoras, que durante el año pasado entraron en serias dificultades. La adjudicación de los suministros energéticos es un material de alto riesgo. «No hay nadie que te pueda garantizar el precio del kilowatio, lo que va contra la lógica de la Administración, que te exige hacer una retención de crédito en el presupuesto para este tipo de partidas de suministros, cuando ahora mismo el mercado energético es una incógnita pura y dura», señalan fuentes de la Cámara valenciana, a la que no le queda más remedio que pagar al día, sin tarifa plana y en función de las tasas que marque la distribuidora, sin comercializadoras de por medio. En definitiva y en plata, que el parlamento valenciano no puede estar a dos velas y tendrá que rascarse el bolsillo si quiere luz y taquígrafos.
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