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Los segundos presupuestos del Consell de Carlos Mazón se presentan con un retraso de cinco meses motivado por la catástrofe meteorológica. Son las primeras cuentas ... de la legislatura en las que Vox no está en el Gobierno tras su abrupta salida del pasado verano. Pero ha condicionado hasta límites que en otro momento nadie hubiera imaginado el encaje de los números financieros. Sin embargo, alguna de sus exigencias –recortes de subvenciones a sindicatos, del Pacto Verde....- no aparecen recogidas en estas cuentas. Asunto diferente será la negociación de las enmiendas. Las consecuencias de la dana y la necesidad del presidente de coger aire en la irrespirable atmósfera política obligaron a una comparecencia donde Mazón parecía asumir algunas tesis del partido de derecha radical.
Las consellerias que acumulan la mayor parte del gasto, como no podía ser de otro modo, son Educación y Sanidad. Ruth Merino, consellera de Hacienda, regresó a la sala de prensa de Vicepresidencia donde ella comparecía periódicamente cuando era portavoz del Consell. «Este año es más importante que nunca», proclamó. El presupuesto tiene dos partes. Una, para la dana que no tendrá «recursos del Estado». Se hará todo con deuda, tal y como se había anunciado. «No hay recursos a fondo perdido», lamentó Merino. Una de las ideas que ha guiado el presupuesto ha sido la «optimización de los recursos» y el incremento del denominado «gasto social». También se ha mantenido el tradicional recorte en el sector público.
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Sanidad, Educación y Servicios Sociales son las consellerias que recogen «el estado del bienestar». En total, 19.500 millones de euros para costear estos servicios, 1.100 millones más que las últimas cuentas. El primer departamento crece un 654 millones, un 7,8%. «Es el más alto de la historia». Educación, por su parte, logra otro repunte de 288 millones de euros hasta los 7.392 millones de euros. En Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda, la cifra también aumenta en 53 millones de euros. La atención a la Dependencia se lleva otros 100 millones por el récord histórico de beneficiarios.
La oposición, en cambio, se muestra «preocupadísima». La delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, sostiene que son «los presupuestos de la negación» de cuestiones como el cambio climático; la igualdad; el feminismo; la cultura; el valenciano; la solidaridad y del diálogo social. Del mismo modo exige la marcha de Mazón. «Los valencianos necesitan que se vaya y convoque elecciones cuanto antes».
La denominada sala de máquinas del Consell también destina una parte importante de su presupuesto a actuaciones de recuperación por la dana. Por ejemplo, ayudas a entidades deportivas, reparaciones en el circuito de Cheste y también de fomento cultura en las Fallas. En las competencias ordinarias de Presidencia, no obstante, destacan otros proyectos. La lucha contra la despoblación se lleva un porcentaje del 31,5 %. Los proyectos estratégicos también registran un incremento del 20%, uno de los mayores aumentos del departamento, al igual que todo los trabajos para la simplificación administrativa. En cambio, las partidas destinadas a la Organización Territorial del Consell pierden un 30% de su asignación.
La vicepresidente Susana Camarero maneja una de las áreas clave de la Administración, una de las tres patas del considerado estado del bienestar autonómico. En este escenario dos grandes partidas se llevan el 68% de todo el presupuesto. Se trata de la Renta Valenciana de Inclusión -una ayuda para las personas que carecen de ingresos- y de la atención a la Dependencia. Esta última, por ejemplo, registra un crecimiento de 100 millones de euros al alcanzarse la cifra récord de beneficiarios. También experimentan un aumento los programas de Vivienda y calidad e innovación en la construcción. Este asunto se ha convertido desde hace una década en asunto primordial. Pero, de momento, sin resultados.
El vicepresidente Gan Pampols dispone de uno de los presupuestos más bajos porque, en realidad, su objetivo es transversal y afecta a todas las consellerias. Su departamento contará con 14 millones de euros. Alrededor de un tercio se destinará directamente a la dana a través, básicamente, de un plan de recuperación y reconstrucción -cuenta, en total, con 600 millones- y en otro de coordinación, control y seguimiento. Básicamente actuará como «agente coordinador estratégico y de supervisión» en la elaboración e implementación del plan para retornar la normalidad a la Comunitat. Gan Pampols también es el encargado de gestionar las relaciones con el Gobierno central en lo relativo a la tragedia (algo más de 600.000 euros).
Una conselleria con escaso presupuesto, pero un innegable poder: el control de las cuentas. Más del 40% de sus fondos se destinará a actuaciones de la dana. Los más importantes son el pago de las ayudas a los vehículos siniestrados por el temporal. De hecho, sin estas inversiones de la dana, el departamento vería reducida la cantidad de dinero disponible. La mitad de los fondos se dedicarán al desarrollo e integración global de los sistemas de información de la Generalitat. La Agencia Tributaria, por su parte, se queda con un 12% del presupuesto. La partida titulada Modelo Económico y la de Patrimonio experimentan los mayores recortes, con caídas entre un 39% y un 8%, respectivamente.
Los presupuestos recogen una subida del 3% en las cuantías que reciben los colegios concertados para sus gastos de funcionamiento, que llega al 5% en las aulas de Especial. También se consolida la inversión para financiar la gratuidad del primer ciclo de Infantil (de 87,5 millones a 162,98). En el apartado de infraestructuras el programa Edificant cuenta con el mismo dinero, mientras que crece la inversión que asume directamente la Generalitat: 22 millones más para obras, incluidos los colegios que destruyeron las riadas. Además, se reduce la reserva para becas de FP para prácticas en zonas alejadas de la residencia (de 8 a a 1,2 millones) y aumentan las transferencias ordinarias a las universidades (27 más).
Departamento capital tras la deficiente gestión de la dana del 29 de octubre. La salida de Salomé Pradas fue, de hecho, la primera consecuencia política del temporal. La gestión de Juan Carlos Valderrama se mirará con lupa. Su departamento destinará unos 230 millones a la gestión de ayudas y subvenciones, la adquisición de un nuevo Puesto de Mando Avanzado (PMA) y la dotación de medios a la Sociedad de Gestión Integral de las Emergencias (SGISE) como de la Agencia Valencia de Seguridad y Respuestas a las Emergencias (AVSRE), según los planes del departamento. El programa Emergencias y Extinción de Incendios, con unos 230.000 euros para este año, experimenta un incremento del 74,6%.
La Conselleria de Sanidad acapara el récord presupuestario. El departamento impone su mayor esfuerzo económico en atención hospitalaria (47,9%), atención primaria (19 %) y prestaciones farmacéuticas (16,1%). Uno de los asuntos candentes de los últimos años, en especial a raíz de la pandemia de Covid, ha sido el de la salud mental. La partida, que ahora incluye también el tratamiento de adicciones, crece un 75%, la mayor de todas las de la sección. Respecto a la dana se invertirán unos 16 millones en actuaciones en centros de salud, consultorios auxiliares y otras instalaciones afectadas por el temporal. Uno de los permanentes objetivos consiste en la reducción de las listas de espera.
La Conselleria de Medio Ambiente contará con 1.100 millones para este ejercicio. Casi la mitad, un 44%, se derivará a actuaciones relacionadas con la dana. Uno de los mayores porcentajes de todas las consellerias. De esos 550 millones de euros, la mayor parte se destinarán a actuaciones de emergencia limitadas a lo «estrictamente indispensable» para reestablecer los accesos y la comunicación entre las poblaciones. De igual modo, otro de los programas capitales será la restauración de las zonas siniestradas en los parques naturales del Turia, Albufera y Hoces del Cabriel. Sorprende especialmente el incremento de un 116% en el programa Cambio Climático pese a que Vox ha presumido de un recorte en estas políticas.
El gran objetivo de la conselleria consiste en su plan de política industrial. Tiene un peso relativo del 50%, con una dotación de 201 millones de euros. Esta actuación pretende la elaboración de un análisis sectorial y territorial de la industria. De ahí saldrá la Estrategia para la Reindustrialización de la Comunitat Valenciana 2024-2028. Stadler, por ejemplo, recibirá 7,2 millones; Ford nueve millones y Power Co, otros tres para formación. Se reservan 4,2 millones de euros para proyectos estratégicos. En materia turística, existe una partida de 9,5 millones. Destacan los programas de impulso tanto del turismo como de la hostelería por medio de un bono viaje, con un presupuesto de 5,1 millones.
La Conselleria de Justicia ha perdido competencias. Deja Interior, pero gana Administración Pública. Sus cifras también son interpretables. En realidad su presupuesto es menor que en la anterior etapa, con Vox en el Consell. Prácticamente todos los programas registran recortes. El más importante el de procesos electorales porque este año no hay previstas -al menos de momento- comicios. Atención Ciudadana y Administración de Justicia son de los pocos que crecen. Toda una excepcionalidad.
Agricultura tiene dos programas principales. Se trata de Gestión e infraestructuras de recursos hidráulicos y Agricultura y Ganadería. Ambos suponen más de un 30% del peso de la conselleria que dirige Miguel Barrachina. El primero consiste en actuaciones de encauzamiento y de reparación de daños en cauces urbanos de ramblas y barrancos, obras de reposición de elementos de seguridad y medidas para garantizar la estabilidad de la presa de Buseo y su eventual evacuación.
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