El final del verano amenaza con una auténtica crisis en el Consell. Si no cambia de opinión, el vicepresidente segundo Rubén Martínez Dalmau abandonará el gobierno autonómico por las tensiones internas en su propia formación desde que Pilar Lima se convirtió en ... síndica en Les Corts.
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El malestar de Dalmau, expresado en ocasiones con la frase «me vuelvo a la Universidad», parece haber desembocado en un planteamiento más drástico. De hecho, ha comunicado ya su intención de dejar el Consell. Lo anunció justo ayer por la mañana durante una reunión con su equipo de colaboradores.
Según fuentes conocedoras de ese encuentro, el dirigente explicó que ha cubierto una etapa y que ahora se produce un punto de inflexión con la gestión de los fondos europeos, lo que hace necesario un nuevo impulso. No se ve con la confianza necesaria para llevar a cabo esta tarea. Dalmau ha mantenido durante estos años en el Consell cierta actividad en la institución académica; no se ha desligado por completo del mundo universitario.
Sin embargo, el verdadero mar de fondo en la decisión de Dalmau son las diferencias de criterio con la coordinadora de Podemos en la Comunitat, Pilar Lima, cada vez más intensas. Ese malestar comenzó ya hace meses y se ha mantenido en el tiempo. Las tensiones internas han sido también nota dominante en la propia formación. Varias fuentes confirman ayer que una «bronca fuerte» ha propiciado la decisión -se ignora si es definitiva- de Dalmau. Este encontronazo estaría relacionado con la vacante en la secretaría autonómica de Justicia. La dimisión de Mireia Llobera no ha sido reemplazada debido a las diferencias entre Lima y Dalmau a la hora de designar a un candidato idóneo para ese cargo. El vicepresidente propuso a la letrada Miriam Salmerón, abogada que suele llevar las acusaciones de la organización Acción Cívica. Está personada en causas como Imelsa, el IVAM y Alquería.
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Esta discrepancia por sí misma no hubiera desembocado en una decisión del calibre de que la anunció Dalmau, pero es la gota que colma el vaso de toda esa tensión acumulada durante meses.
Uno de los nombres que empiezan a sonar ya para sustituir al vicepresidente es el de Héctor Illueca, actual director general de Seguridad Social del Gobierno de Pedro Sánchez. De todos modos, fuentes cercanas a Presidencia de la Generalitat prefieren ser cautas e indicaron que el presidente mantiene su confianza en Dalmau y los cambios se producirán llegado el momento.
La salida de Dalmau supondrá el primer relevo de un conseller desde 2019. La última responsable en abandonar el gobierno autonómico fue Carmen Montón, quien dio el salto al Ejecutivo central, donde acabó dimitiendo por la polémica sobre el máster.
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Su último tuit como miembro del Consell, si es que se confirma su salida, fue ayer mismo para anunciar que el departamento de Vivienda que encabezaba sigue ampliando el parque público de viviendas en la Vall d'Uixò. «Garantizar el acceso a la vivienda es nuestra prioridad». Ya no encabezará esa lucha. Otra lucha, la interna dentro de Podemos, es la que le ha llevado a hacerse a un lado. Y esa lucha tiene nombre de mujer, Pilar Lima, que lleva años luchando por hacerse un hueco en la primera línea. Primero ante Estañ, en 2017, para finalmente conseguir ser coordinadora general en la Comunitat en junio de 2020, en unas primarias en las que se midió a Naiara Davó.
Martínez Dalmau apoyó en este proceso a la entonces síndica en Les Corts, pero fue Lima la que venció y mantuvo unos meses en la portavocía a Davó, a la que se destituyó en enero de este año. Lima la sustituyó como portavoz en la Cámara autonómica, en un proceso conflictivo en el seno del grupo parlamentario.
Muchos vieron en esa decisión una contradicción, puesto que durante la campaña de primarias Lima prometió que debían ser diferentes personas las que ocuparan las «tres patas» donde estuviera presente el partido; orgánica, legislativa y ejecutiva. Y con ese argumento criticó que Naiara Davó, su principal oponente, anunciara que ella mantendría la sindicatura de la formación si alcanzaba el liderazgo de la formación.
Desde la formación hay quien aseguraba que Lima también quiere tener un cierto control de la tercera pata, la ejecutiva. De ser así, la figura de Martínez-Dalmau como vicepresidente segundo y miembro del Consell le resultaría sumamente molesta.
La dimisión de Martínez Dalmau puede responder a un hartazgo ante las continuas desavenencias de la formación, instalada desde hace seis años en una crisis permanente que parece lejos de solucionarse. Baste un dato: en este tiempo ha tenido tres secretarios generales y cuatro síndics.
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