Una «profunda reflexión» con su familia fue lo que llevó a Ricardo Costa, exsecretario general del PPCV, a cambiar su estrategia en el juicio por la presunta financiación irregular del PP de la Comunidad Valenciana e implicar directamente al expresidente Francisco Camps. Costa se convirtió, el pasado 24 de enero, en un arrepentido de «Gürtel» y admitió ante el juez que el PP valenciano se financió con «dinero negro» cuando Camps era presidente.
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«Yo me entero en 2005 que las campañas las pagan empresarios que han recibido adjudicaciones de la Generalitat. Era un sistema de financiación preestablecido porque la gerente (del partido) Cristina Ibáñez (acusada en la causa) me comunica que el vicepresidente del Gobierno Víctor Campos ingresaba dinero en efectivo de empresarios en sucursales del Santander de Valencia por un máximo de 3.000 euros ya que la ley de partidos no permitía realizar donaciones anónimas superiores a esa cantidad» relató Costa. «Campos me muestra en su despacho unos sobres con dinero en efectivo de los empresarios. Me dijo que es un encargo de Francisco Camps (expresidente) y del entonces consejero Juan Cotino (expresidente de las Cortes Valencianas y ex director general de la Policía)», añadió entonces Costa, que precisó que comentó estas circunstancias al ex tesorero nacional Luis Bárcenas y éste rechazó, dijo, ese modo de financiación. «No queremos un Filesa 2 en el PP», le respondió en referencia al caso que salpicó al PSOE de Felipe González.
Más información del caso gürtel
Esta mención generosa sobre Bárcenas coincide con el «olvido» de Costa sobre la posible malversación que podrían haber incurrido los empresarios financiadores a cambio de recibir contratos amañados. Un delito que en el caso de alcanzar a Camps no estaría prescrito, al menos para la campaña electoral de 2008. Costa relató que en las municipales de 2007 se pagó dinero negro en sobres para la campaña de la alcaldesa de Alicante Sonia Castedo, para la alcaldía de Castellón (Alberto Fabra) y en Elda para la candidata del PP Adela Pedrosa. Tanto Fabra como Pedrosa son hoy senadores. Era el entonces presidente Camps era quien tomaba «las decisiones más importantes» y quien decidió encargar los actos electorales a la filial valenciana de «Gürtel», Orange Market, controlada por «el Bigotes» sentenció el exsecretario general.
«Hizo peticiones expresas para complementar los actos que organizaba Génova como fuegos artificiales, pantallas adicionales, animador o banda de música» y esos encargos, según el que fuera mano derecha en el partido del expresidente de la Generalitat, fueron también pagados por los empresarios. «Camps es una persona muy compulsiva, muy especial» sentenció Costa en una declaración que dejó tocado a Camps.
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