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El efecto Ayuso ya es real. Los buenos resultados de la líder del PP madrileño y presidenta de la Comunidad de Madrid serán un espejo en el que el PPCV deberá comenzar a mirarse si quiere recuperar terreno en la Comunitat. Los populares de Madrid han conseguido fagocitar a Ciudadanos y quedarse con buena parte del granero de votos de los socialistas. Es decir, la figura de Díaz Ayuso ha conseguido romper las costuras de izquierda y derecha y superar la marca. Ahí ha radicado su éxito, que ha convertido su causa en transversal. Una defensa ferviente de la hostelería, con bares y restaurantes abiertos en plena segunda ola, y un frente abierto contra las medidas del Gobierno central, han convertido su campaña en una disyuntiva entre Ayuso y su libertad y Sánchez y las restricciones.
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Y en esas, ha conseguido de un plumazo acabar con Ciudadanos, su socio hasta la convocatoria adelanta de las elecciones y prescindir de Vox a la hora de tomar las grandes decisiones. Aunque desde la izquierda valenciana han repetido hasta la saciedad que el resultado de las madrileñas no se puede extrapolar a la Comunitat por las diferencias sociológicas y económicas de la capital, lo cierto es que el bloque de derechas se aferrará a los resultados en la Comunidad de Madrid, de los que se desprenden tendencias que ya se han convertido en estructurales. Principalmente, la profunda crisis de Ciudadanos que lo ha sacado ya de la Asamblea madrileña y lo dejó como fuerza residual en el Parlament de Cataluña (después de haber sido la primera fuerza en las anteriores elecciones).
Una situación que en breve podría producirse en la Comunitat. De hecho, el efecto mariposa del tsunami murciano acabó provocando una crisis en la formación naranja que hasta entonces lideraba Toni Cantó. El movimiento de la dirección nacional, tras la fallida moción de Murcia, hizo a la presidenta madrileña adelantar sus elecciones. Cantó, entonces portavoz de Ciudadanos en Les Corts acabó abandonando su escaño, empadronándose en Madrid y formando parte de la candidatura de Díaz Ayuso, de la que finalmente no pudo formar parte por un problema en el censo. Cantó ha hecho campaña como un popular más y tendrá un lugar destacado en la Comunidad de Madrid. Sin embargo, en la Comunitat dejó un partido en descomposición que se juega su supervivencia a pesar de ser la tercera fuerza en Les Corts.
Y ese efecto aspiradora de Díaz Ayuso puede servir de guía al PP valenciano para reiniciar su proyecto político en la Comunitat, que se deberá rearmar en el próximo mes y medio, cuando culmine el cambio de presidencia. El que probablemente tomará las riendas del partido, el actual presidente de la Diputación, Carlos Mazón, tendrá en el PP madrileño una organización con la que volver a hacer tándem, como en los años en que Madrid y la Comunitat eran los graneros de votos de PP a nivel nacional. Para ello, deberá intentar absorber el voto de Ciudadanos que, peleará su particular batalla por la superviviencia si el listón electoral (ahora en un 5%) se mantiene, y deberá ir restando enteros a PSPV y Compromís, tras dos legislaturas.
Los populares, que acumularon dos décadas de amplias mayorías en la Comunitat, pondrán el foco en Valencia a partir de ahora, conscientes de que si su líder nacional, Pablo Casado, quiere llegar a La Moncloa, necesita recuperar el pulso del granero valenciano. Y precisamente así se entiende el cambio de caras que ha forzado la dirección nacional, con la salida de Isabel Bonig de la dirección regional y la inminente llegada de Carlos Mazón. A nivel nacional, el crecimiento del PP en sus grandes autonomías (Galicia o Madrid ha tocado techo con grandes mayorías), tiene aún recorrido en Andalucía, con un perfil más moderado, y en la otra gran región, Cataluña, es última fuerza con solo tres escaños. Por tanto, la Comunitat vuelve a ser clave para Génova en un momento en el que el proyecto se podrá articular en consonancia con la dirección nacional.
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DAVID GUADILLA
Álvaro Soto
Ramón Gorriarán
María Eugenia Alonso
Con las cifras encima de la mesa y los últimos datos de la encuesta de Sigma-Dos para LAS PROVINCIAS, estos días en la Comunitat ya hay quien desliza la posibilidad de que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, sopese adelantar de nuevo las elecciones, una vez pasado lo peor de la pandemia. Un escenario que desde Presidencia descartan, pero que pillaría al principal partido de la oposición sin líder, a Ciudadanos en plena caída libre, y a los partidos del Botánico, sobre todo al PSPV, con una buena valoración de la gestión de la pandemia. De hecho, en el resto de comunidades en las que los gobiernos han pasado por las urnas desde que comenzó la pandemia, las urnas han premiado su gestión con una mejora de los resultados. En Galicia, el popular Alberto Núñez Feijoo aumentó su mayoría absoluta, mientras que el lehendakari Iñigo Urkullu revalidó el título. En Cataluña, el Govern salió reforzado, aunque con Esquerra por delante, y ahora en Madrid, Ayuso ha visto premiada su manera de afrontar un estado de alarma cuanto menos, distinto a la del resto de comunidades.
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