BURGUERA
Miércoles, 16 de marzo 2022, 02:43
Como escribió Perales, hace un año (15 de marzo) Toni Cantó cogió un AVE, «un pantalón vaquero, un canción, ¿dónde irá? ¿dónde irá?». Se fue a Madrid, a la sede de Ciudadanos. Dijo la suya. El grupo parlamentario que lideró hasta ese día se iba enterando por la radio y por las redes sociales de lo que ocurría. Y se marchó. Al día siguiente acudió a Les Corts, se despidió de los que habían sido sus compañeros, ofreció una rueda de prensa junto al gran ficus del jardín de la Cámara valenciana y hasta más ver. Año I después de Cantó. (d. C.). En Ciudadanos de la Comunitat aún se lamen las heridas. Su salida provocó un maremoto con un oleaje tan fenomenal que la nave naranja se quedó sin timón, sin vela, sin brújula y sin cinco diputados. El año que Ciudadanos vivió peligrosamente.
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«Aunque los primeros dos y tres meses fueron convulsos y de cambios en el grupo, desde el primer día se hizo, y se sigue haciendo, un gran trabajo parlamentario por parte de todo el equipo. Cierto que somos menos, pero estamos los que de verdad creemos firmemente que este proyecto liberal de centro es más necesario que nunca. Hemos mantenido un contacto fluido y continuo con los sectores económicos, asociaciones etc de todos los ámbitos, y llevando a Les Corts sus inquietudes y necesidades a través de múltiples iniciativas. Y también hemos realizado una labor de fiscalización y control al Consell. Es de destacar nuestra solicitud de reprobación a Mónica Oltra y nuestra reciente PNL solicitando su destitución», señala Ruth Merino, la que era mano derecha de Ciudadanos y se convirtió en líder parlamentaria del grupo naranja.
Merino asegura que «hemos trabajado, pese a algunos momentos adversos, convencidos de que solo el partido liberal puede alejar a los extremos y los populismos de uno y otro lado de la toma de decisiones en los gobiernos, al igual que ocurre en Europa, donde los liberales pactan con conservadores y con socialdemócratas. Esto es lo que hemos intentado transmitir durante este tiempo y queremos que llegue a los ciudadanos: que pueden confiar en Ciudadanos como partido moderno y regenerador, que hace política útil, sensata y en el que caben todos aquellos que se sientan de centro».
Es la opinión de Merino, la sucesora de Cantó y amiga personal del exsíndic, igual que lo es María Muñoz, la actual portavoz de Ciudadanos en la Comunitat, cargo que compagina con su principal tarea, la de diputada en el Congreso y proveedora de contenidos en redes sociales. Cantó es, actualmente, director de la Oficina del Español de la Comunidad de Madrid y ultima el lanzamiento de un libro de memorias, tal y como adelantó LAS PROVINCIAS y posteriormente confirmó a este periódico el político y actor.
«Aún estamos de luto. Todavía estamos pasando el duelo por la pérdida del que era en teoría el referente de Ciudadanos», señalan desde un escaño de Les Corts, fuente parlamentaria que lamenta que, tras la marcha de Cantó, el grupo sea víctima de «la falta de definición a nivel nacional para volver a ser referentes de algo. Estamos en plena travesía por el desierto. Esperando a ver qué pasa. Nos hemos desconectado del electorado porque, como nos ofrecemos como una herramienta útil y cada vez lo somos menos, nos hemos enfrascado en guerras internas. Ya no somos una alternativa para Puig en su tensión con Compromís y Podemos. El electorado se desencanta porque la gente busca opciones más claras para que el Botánico no siga en el poder. No hemos encontrado nuestra posición desde que se fue Toni. Parece que se nos han ido las ideas y cada uno va buscando su sitio, aquí o en otro lado».
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Y ya que estamos con los planes alternativos, los nervios en Ciudadanos y su entorno provoca que todos se vigilen con suspicacia. Una reciente comida entre Merino, el diputado Fernando Llopis y el actual jefe de gabinete de la síndica con el exjefe de gabinete de Cantó (todos ellos en el antiguo núcleo duro del exsíndico), ha disparado los rumores internos. Se baraja la posibilidad de una candidatura de cara a unas futuras primarias emulando el movimiento que apuntilló a UPyD: acaparar liderazgos para saltar en el último momento a otra opción política, entonces Ciudadanos y ahora el PP, a pesar de que, durante meses, Cantó le puso las cosas muy difíciles en la Diputación de Alicante al que después se convirtió en el líder de los populares en la Comunitat. Así está el ambiente en el partido. «No hay directrices, ni desde Madrid ni desde la dirección política autonómica, no hay nadie al volante», admite una de sus señorías en Les Corts.
«Toni dejó un grupo parlamentario roto, hizo y deshizo para moldearlo a su imagen y semejanza sin consultar a nadie, se rodeó de su guardia pretoriana, machacó a los argüesistas (afines al senador Emilio Argüeso, próximo a Hervías y que también salió de Cs) y ninguneó a los que no eran de su cuerda. Durante el confinamiento se acentuó esa tendencia. Se marginó a Mamen Peris, Arquillos o yo mismo y literalmente machacó a los 'salmerones' (los diputados que, junto a Salmerón, abandonaron el grupo parlamentario en mayo), resume Vicente Fernández, diputado no adscrito desde el pasado mes de junio. Fernández asegura que la designación de Merino como nueva síndica fue una imposición de la dirección nacional al grupo parlamentario: «Se negaron a dejarnos votar porque yo tenía mayoría». Paz y armonía una vez la Tierra ha dado una vuelta completa al Sol sin que Cantó ilumine el que fuera su grupo parlamentario.
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