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Díaz Ayuso, la invitada invisible en la campaña valenciana
28-M ·
En los mítines con Sánchez Puig ha evitado referirse de forma explícita a Mazón y ha buscado confrontar con la presidenta de la Comunidad de MadridSecciones
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28-M ·
En los mítines con Sánchez Puig ha evitado referirse de forma explícita a Mazón y ha buscado confrontar con la presidenta de la Comunidad de MadridXimo Puig ha protagonizado dos mítines junto a Pedro Sánchez durante los últimos días. El primero el viernes de la semana pasada, en Alicante, ... también junto a la candidata socialista a la alcaldía, Ana Barceló. El segundo, este pasado martes, también con el presidente del Gobierno y con la alcaldesa de Castellón y candidata a la reelección Amparo Marco.
En ambos actos, el líder del PSPV ha repetido algunas ideas, como los agradecimientos de todo tipo al líder del PSOE, las referencias al final de la pandemia definido por la OMS o esa idea central del argumentario político del PSPV: la Comunitat Valenciana está mejor que en 2015 y toca elegir entre Botánico o el regreso al pasado.
En ambos casos, además, Puig ha hecho referencias explícitas o sin citarla a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, mientras que, en paralelo, ha evitado mencionar ni una sola vez al candidato del PP a la presidencia de la Generalitat, Carlos Mazón.
No parece una casualidad. Ningunear al líder del PPCV se perfila como una estrategia obvia dirigida a no reforzar su visibilidad. No es un plan nuevo. Puig ha evitado todo lo que ha podido al candidato popular a la presidencia de la Generalitat, en lo que responde a un plan preconcebido que entronca con ese eslogan de campaña –elpresident.- con el que los socialistas valencianos han envuelto cartelería y actos para el 28-M. Puig es el president –aspecto que admite poca discusión- y el resto de aspirantes, y en particular el del PP valenciano, están a otro nivel, inferior, no comparable con el suyo.
Puig no ha querido regalar ninguna visibilidad a Mazón –hasta le molestó el saludo del dirigente popular en las fiestas de Moros y Cristianos de Alcoi-. Y en cambio, no ha escatimado en referencias más o menos claras a la presidenta de la Comunidad de Madrid. En Alicante, el líder de los socialistas valencianos contrapuso la gestión que el Botánico había hecho de la lucha contra la pandemia con lo que definió con una respuesta dirigida a «salir a tomar cañas», en aparente referencia a la decisión de la presidenta madrileña de reabrir locales y actividad comercial tan pronto como se pudo.
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Después para proclamar que Madrid «es un modelo neoliberal, del desplome fiscal que significa acabar con el estado del bienestar, y que nosotros vamos a combatir». «Cada vez que hablan de menos impuestos, hablan de más recortes», dijo. Un ataque directo a eso que en su día definió el presidente como «dumping fiscal» por parte de la dirigente popular, en tanto que la Comunidad de Madrid mantenía unas condiciones fiscales que le permitían convertirse en un destino prioritario para la ubicación de empresas y actividad económica. Puig lleva semanas sin hacer alusión a ese dumping fiscal. Probablemente tantas como las que han pasado desde que anunció su propia rebaja de impuestos, arrastrado por las que aprobaron otras CCAA gobernadas por el PP, y que derivó en una medida similar por parte del Gobierno de Sánchez, que hasta entonces se negaba a acometerla. En Castellón, pocos días después, Puig volvía a hacer referencia a la presidenta madrileña, sin citarla de forma expresa, el presidente valenciano marcó distancias con la gestión de la líder madrileña. En otro momento de su intervención, el jefe del Consell hacía referencia a formas de gobernar propias de regímenes totalitarios o neofascitas, en unos términos que se entendieron dirigidos con meridana claridad a Ayuso.
No es casualidad. Puig ha mantenido tradicionalmente un pulso con la presidenta de la Comunidad de Madrid, a la que ha atribuido un comportamiento especialmente en materia fiscal poco menos que desleal con el resto de autonomías. La tesis servía en parte para justificar la mala situación financiera de la Comunitat, pero ha desaparecido del argumentario del PSPV en tanto que la tesis ahora es que la Comunitat va bien. 'Tot va bé', dijo Carlos Mazón hace pocas fechas en obvia alusión a esa teoría.
El líder del PSPV no ha querido dejar de incorporar en campaña a la presidenta madrileña. Ayuso, la gran baronesa regional del PP, ha hecho de su discurso y de su gestión una voz propia en el partido que dirige Alberto Núñez Feijóo. Tras imponerse en el pulso que mantuvo con Pablo casado y Teo García Egea, la presidenta madrileña se ha consolidado como referencia singular del PP, con un perfil y un discurso quizá más duro que el de barones como el andaluz Juanma Moreno o el propio Feijóo, que encaja a la perfección con la sociología de la Comunidad de Madrid. Un «fenómeno social», se ha llegado a decir para explicitar un tirón entre el electorado que, si los sondeos se cumplen, le otorgará la mayoría absoluta en los próximos comicios en la Comunidad de Madrid.
¿Y por qué busca Puig confrontar con Madrid? El presidente valenciano contrapone su gestión a la de un referente popular polémico, y esa circunstancia le permite obviar a Mazón y, al mismo tiempo, ganar espacio en ámbitos que trascienden de la Comunitat Valenciana. «Ayuso tiene aristas», se señala en el PSPV en relación al carácter directo y polémico de la presidenta madrileña, una característica mucho menos evidente en el caso de Núñez Feijóo y que directamente no existe en el caso del barón andaluz. En este caso, además, la relación de Puig con Juanma Moreno no es ni mucho menos distante como la que mantiene con Ayuso.
A Puig, además, le interesa confrontar con el PP más dogmático, el más ideologizado. Ayuso representa probablemente ese PP más tradicional, claramente de derechas, sin complejos, poco dado a hacer guiños al centro. Un PP mucho más sencillo de atacar desde una visión progresista que ese PP de geometría variable con el que Mazón aspira a reconquistar la Generalitat –ya ha dejado claro que su objetivo es gobernar en solitario, y por tanto, sin Vox-. Puig prefiere contraponer la gestión del Botánico con la derecha más radical, aunque no sea ese el modelo defendido por el presidente valenciano, porque simplifica el pulso izquierdas-derechas.
De hecho, no deja de producirse cierto paralelismo entre Puig y Ayuso. El presidente valenciano pone el foco en la presidenta madrileña casi de la misma manera que la dirigente popular ningunea al líder del PSOE madrileño para poner el foco en Pedro Sánchez. A Ayuso le ha venido dando resultado. Puig confía en que a él ocurra lo mismo.
Para el presidente del Consell, la alternativa es entre el Consell del Botánico y una derecha dispuesta a entenderse con Vox. Un escenario del que Mazón trata de desembarazarse -ya ha dicho que su objetivo es gobernar en solitario- consciente de que la recuperación del mayor número posible de votantes de Cs pasa por alejarse del discurso contundente de Vox.
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