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m. hortelano
Lunes, 18 de noviembre 2019, 01:34
El proceso para elegir a un nuevo director general de la Corporación Valenciana de Medios ni siquiera ha comenzado y ya ha provocado las primeras turbulencias. El consejo rector aprobó el miércoles las condiciones definitivas, que darán inicio al concurso, una vez se publiquen en el Diario Oficial de la Generalitat (DOGV). Pero los primeros movimientos ya se han comenzado a producir. Uno de los primeros, la maniobra in extremis llevada a cabo desde Presidencia para tratar de hacer desaparecer la figura de la directora general, actualmente ocupada por Empar Marco, para dejar en manos del consejo rector todo el poder de la empresa pública a través de la figura de un presidente. Sin embargo, la operación fue frustrada a última hora y dejó al descubierto unos precipitados planes que tenían en su esencia una dificultad manifiesta para encontrar rivales que quieran siquiera presentarse al concurso que se abrirá en breve.
La situación respecto a 2017, año en que se eligió a la actual directora general, es distinta, aunque el proceso será casi calcado. Fundamentalmente porque en aquella ocasión la empresa no tenía aún dirección y en esta ocasión, Marco –si se confirma que volverá a optar al puesto– se presentaría ocupando el cargo, aunque sea en funciones. Es decir, los candidatos que esta vez quieran presentarse al concurso para optar a director o directora general lo harán ya contra quien ocupa el puesto. Un matiz que, fuentes conocedoras del proceso, destacan como uno de los que mayor recelo está generando entre las personas a las que se ha tanteado para conocer su predisposición. «Nadie se quiere presentar poniendo su cara», aseguran las mismas fuentes.
Pero, sobre todo, en un concurso en el que las normas son casi idénticas a las que hicieron ganar el proceso a la ahora directora general, pocos parecen querer arriesgarse a pasar por una exposición pública con tantas incertidumbres. Más aún en un momento en el que la gestión de la empresa pública está más que cuestionada, tanto por la parte empresarial como por la de los contenidos. El salario del puesto, equiparable al de un secretario autonómico de la Generalitat –poco más de 61.000 euros– tampoco resulta demasiado atractivo para los perfiles de alta dirección en la empresa privada que quisieran dar el salto a la Corporación Valenciana de Medios. Tampoco la exposición pública del proceso ayuda demasiado a que los candidatos den el paso. «Ya no se presentan a un proceso para cubrir una vacante, sino contra una persona que ya lo ha ocupado durante cuatro años», aseguran fuentes del proceso. Algo que, reconocen, despierta recelos entre algunos profesionales que han sido sondeados.
Los encargados de evaluar a los candidatos serán, de nuevo, los miembros del consejo rector. Un órgano que está a punto de renovarse y en el que los partidos tienen poco margen de control de los consejeros. De hecho, ayer mismo Compromís anunció que no renovará al suyo, Rafa Xambó, el miembro del consejo más crítico con Empar Marco, por lo que todas las posibilidades están abiertas. Pero, todas las alarmas han saltado estos días con la maniobra de Presidencia para tratar de redefinir el modelo de radiotelevisión a través de una enmienda a la Ley de Medidas que se acabó metiendo en un cajón. La operación, con un considerable desgaste para sus ingenieros, ha alertado sobre el nivel de intranquilidad que existe de cara al proceso, ya que para tratar de solucionar un problema se ha desvelado otro.
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