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'El curioso caso de Benjamin Button' cuenta la historia de un tipo que nacido con el cuerpo de un octogenario y que con el ... transcurso del tiempo va rejuveneciendo. O sea, al revés que todo en la vida. Al Botánico con la Diputación de Valencia le ha pasado algo similar. Llegó para cerrarla y este miércoles ha aprobado el mayor presupuesto de su historia. El año en el que el tripartito se instaló en la diputación provincial, la institución contaba con un presupuesto de 445 millones de euros. Apareció la izquierda decidida a vaciarla de contenido. Era 2015. La percepción ha ido cambiando. Ocho años después, en un pleno extraordinario y bastante plácido, se han aprobado las cuentas para el ejercicio próximo, que alcanzan los 646 millones de euros. Es decir, 200 millones más. Un 45% más. Un tercio más que en aquellos tiempos en los que el bloque de izquierda daba por muerta una institución que, en vez de vaciarla, la han aprovechado y fortalecido de tal modo que ha alcanzado un presupuesto anual para el próximo ejercicio de 646.108.540 euros, 54 millones más que en el ejercicio anterior, un crecimiento del 9%. Como ejercicio de vaciamiento institucional, lo protagonizado por el Botánico en la Diputación de Valencia podría entrar en los anales de la historia de la política.
En los márgenes de lo paradójico no hay que dejar de lado lo relacionado con la situación de sus máximos responsables. El presidente de la Diputación, Toni Gaspar, ha cerrado el pleno extraordinario señalando que «queda mucho por mejorar y los que se queden aquí tendrán un camino que recorrer. Si el barco cambia de rumbo, espero que también pretenda mejorar la vida de la gente. Hemos aprobado el presupuesto tras el debate más sereno, normal y humano que he vivido».
El presidente de la Diputación de Valencia ya ha dicho que no optará a continuar. Lo mismo ocurre con la vicepresidenta. Ellos se van y la corporación sigue. Igual que se fue Jorge Rodríguez, el primer presidente de la institución provincial en la etapa del Botánico. Más bien, dimisión forzosa. La casualidad jurídica ha querido que el día que se aprobaba el último presupuesto de la legislatura fuera también el último día del juicio que tiene a Rodríguez en el banquillo por el caso Alquería. Quizá para aliviar los adioses y las posibles condenas, el PSPV y Compromís han aprobado el presupuesto en una fecha inusual. Muy pronto. Generalmente, apuran hasta los últimos días del año. Gaspar se ha felicitado por haber alcanzado ya un consenso.
«PSPV y Compromís han demostrado, después de casi ocho años gobernando la Diputación de Valencia, que no saben hacer un presupuesto real y aún menos ejecutarlo. Todos sabemos que son unos presupuestos condenados de inicio porque además van a ser incapaces de ejecutarlos una vez más», detalló Vicente Mompó, portavoz del PP en la corporación provincial. Mompó criticó que el equipo de gobierno alardee de haber presentado el mayor presupuesto de la historia de la institución provincial, cuando ha pedido un préstamo de 61 millones de euros para cuadrar las cuentas. El PP ha votado en contra de las cuentas.
El responsable provincial de Hacienda, Vicent Mascarell, señaló el pasado lunes en la presentación del presupuesto que la propuesta de las cuentas para el último ejercicio de la legislatura «culmina el cambio de paradigma en la Diputación y la modernización de la institución que se inició en 2015», al tiempo que «da respuesta a las expectativas de inversión y crecimiento de los municipios, condicionadas por dos graves contratiempos como la pandemia y la inflación derivada de la invasión de Ucrania».
En este sentido, las cuentas de la Diputació de Valencia para 2023 no solo incrementan las transferencias directas a los consistorios hasta rozar la histórica cifra de los 200 millones de euros, sino que prevén «la posibilidad de activar nuevos créditos para poner a disposición de los ayuntamientos mayor liquidez, un recurso que es posible gracias al esfuerzo por sanear la institución que ha permitido reducir el endeudamiento del 57,6% al 27,4% en los últimos años».
«No se están haciendo carreteras, no se apoya a nuestro sector primario, ni se cuida el patrimonio, ni se impulsa a los jóvenes en su incorporación al mundo laboral. Es imperdonable también que se olviden de los pueblos pequeños mientras hinchan a los grandes de su color político», ha criticado Mompó.
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