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Burguera
Domingo, 19 de marzo 2023, 01:28
Media docena de diputadas y diputados del tripartito, y otros tantos de la oposición, han valorado a toda la bancada respectivamente rival. Es decir, seis ... socialistas, podemistas y diputados de Compromís han calificado a todos sus oponentes del PP, Cs y Vox. Y viceversa. El resultado es un listado de notas bastante ajustado a la realidad de la vida parlamentaria, que no a la valía de los parlamentarios. Hay que tener en cuenta, aparte de la oratoria o el trabajo en las comisiones, la capacidad de empatizar y negociar con los contrincantes, y esa parte vinculada a la piel premia o penaliza a diputados que, sobre el papel, son mejores de lo que finalmente refleja su nota. O peores.
El PP es el partido que sale mejor parado a la hora de ser examinado por sus rivales. Ha llevado el peso de la oposición, eso permite mayor lucimiento. Un buen número de sus diputados llevan dos o más legislaturas en Les Corts, y la experiencia siempre es un grado.
Por bloques, la derecha ha sido mucho más severa a la hora de valorar a sus oponentes. De los 52 diputados del tripartito, sólo han aprobado 14, ni la cuarta parte. Sin embargo, de los 47 de la derecha han recibido la aprobación de sus contrincantes 18, más de un tercio. La labor del que apoya al Consell implica mucho el acatamiento de leyes y decretos generados desde el Ejecutivo.
Entre los diputados, el mejor valorado por la izquierda es el socialista Pedro Ruiz, al que se valora el tono durante los debates, el trato personal fuera de cámara y «la preparación de los temas, lo lleva todo bien fundamentado, sin trampas ni mentiras», «es sólido», «ocurrente pero no de chistecitos», explican populares, naranjas y voxistas. Ninguno le ha suspendido.
El mejor calificado por el tripartito y el que registra mejor nota de todo el hemiciclo es Alfredo Castelló, del PP. «Es un malote simpático y listo», «ocurrente», «sabe de lo que habla», señalan socialistas, podemistas y diputados de Compromís sobre el diputado popular, uno de los más llamados al orden por parte del presidente de Les Corts, Enric Morera, porque Castelló ejerce de opositor en todo momento. Es habitual que se le oiga discrepar frente al discurso de los consellers, pero también sonreír (recientemente se reía con ganas al escuchar a Raquel Tamarit una divertida y picante respuesta, a la voxista Llanos Massó, sobre una crítica a la educación sexual). Un caso de supuesta corrupción finalmente archivado y su cercanía a Bonig no han permitido que destaque, pero la izquierda le otorga su máxima valoración.
Marzà y Jesús Pla empatan en Compromís, el primero por agilidad y buena esgrima oratoria y el segundo por una forma y fondo impecables. La exsíndica de Podemos, Naiara Davó, es la preferida de la derecha para los morados, que coinciden: «Ha mejorado mucho desde que llegó», señalan desde la derecha, que le otorgan más aprobados (dos notables) que suspensos. Mamen Peris es la única síndica que gana entre las seis que lideran los grupos parlamentarios: «Habla con propiedad». El mejor de Vox para la izquierda es José Luis Aguirre, único que aprueba de su grupo, porque «se lo curra mucho» y «sabe de agricultura, aunque no esté de acuerdo con sus interpretaciones».
En cuanto a los partidos, en la izquierda hay más diputados desconocidos para sus rivales, ya que en algún caso son sustitutos de otros parlamentarios que han saltado a cargos de la Administración, además de que intervienen menos por ser más, y en muchos casos se limitan a ejercer de aplaudidores.
El PSPV registra un bajo porcentaje de aprobados («hay pocos que valen la pena, aunque los buenos son muy buenos», «algunos apenas trabajan y se limitan a aplaudir», señalan sus contrincantes de la derecha) y, paradójicamente, las mejores notas no las registran sus primeros espadas (síndica y portavoces adjuntas), sino Ruiz, Mustafá («es peleona») y Calvo («buen parlamentario», «fino»).
Todo lo contrario ocurre en Compromís, donde al margen de Pla, los más valorados por la oposición ocupan la primera fila de la bancada de la coalición. En Podemos, la derecha ha dado las mejores notas a tres parlamentarios que no seguirán en la próxima legislatura: Davó, Martínez («a veces se pierde, pero es el más consistente de la bancada») y Gascó («es dura, pero a su manera es justa»).
En la izquierda consideran que el PP «tiene gente competente» y «que saben lo que le gusta oír a sus votantes». Los populares son los que registran mejores notas y más aprobados. Son los que sufren menos suspensos con notas muy bajas. En el caso de Gascó, Díaz o Martínez, se les reconoce que son «muy trabajadores», y en algún caso hasta «pesado», «guerrera», o que «no se puede estar siempre enfadada». Las mejores notas tras Castelló son para Rubén Ibáñez («trabaja», «tiene controlado lo suyo», «a veces es faltón, pero es divertido») y Eva Ortiz («buena comunicadora», «la sacan poco», «la mejor presidenta de comisión») y Catalá no lidera el ránking popular como en otras ocasiones «porque va con mucha prisa, tiene buen discurso, pero está en muchos frentes y a veces se nota que baja de nivel».
En Ciudadanos, muchas notas positivas de la izquierda obedecen al trato personal y a su capacidad de negociación, porque en tribuna «la mayoría son oradores flojos» o «tiran de argumentario, con discursos muy facilones». En el caso de Quiles y Gracia, en la izquierda coinciden en que empezaron muy bien, pero los cambios en Cs los han mareado, mientras que Woodward «es de lo más potable y fiable». Respecto a Vox, todos suspendidos menos Aguirre, a Massó se le reconoce el trabajo y a la síndica Ana Vega que «puedes hablar y escucha, aunque luego diga lo que dice».
Por lo que respecta al género, de los seis más valorados, uno por cada grupo, cuatro son hombres, si bien en lo que se refiere a los aprobados, la igualdad entre mujeres y varones es total. En el caso de las peores notas, ciertamente, la palma se las llevan dos parlamentarias, la podemista Irene Gómez, un clásico entre las peor clasificadas, y Ángeles Criado, la que ha registrado un rechazo unánime. El modo en que se aprovecha la estancia en Les Corts también influye en algunas notas. Para bien, es el caso de Davó, Elisa Díaz, Sandra Martín, o David García, de Vox («ha mejorado en la oratoria», «se lo prepara, aunque es muy populista»), mientras que para mal, ha sido penalizado el socialista José Muñoz («se ha diluido») y Merche Ventura («lleva dos legislaturas y no lo ha aprovechado»).
Luego están los diputados que reciben notas altas y muy bajas. Los que despiertan filias y fobias. Es el caso del nacionalista Josep Nadal (calificado con un 9 y varios ceros), el popular Miguel Barrachina o la socialista Mercedes Caballero. Les Corts es un micromundo repleto de egos en el que cualquier detalle (un saludo olvidado, un desaire, una salida de tono) se penaliza.
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