Eliseu Climent, el impulsor de Acció Cultural del Pais Valencià (ACPV), ha visitado esta mañana el Palau de la Generalitat. El polémico editor, cuya entidad impulsó el pasado lunes una concentración en la plaza del Ayuntamiento como protesta por las condenas impuestas por el Tribunal Supremo a los líderes independentistas en la sentencia del 'procés', ha sido visto en la sede del Gobierno valenciano, como se aprecia en la imagen de ABC que ilustra esta información. La visita se ha producido en la mañana de este miércoles, justo cuando el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, mantenía una reunión con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y sitúa a Climent en el acceso previo al despacho de uno de los altos cargos de Presidencia de la Generalitat.
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Fuentes de la administración autonómica han vinculado la visita del dirigente catalanista a un plano meramente personal. En concreto, se ha explicado que Climent habría acudido al Palau para visitar al director general de Administración Local, Toni Such, que en los últimos días habría sufrido un percance en una pierna. Las mismas fuentes habrían asegurado que Climent y Such mantienen una vieja amistad y que la visita del polémico editor habría respondido únicamente a interesarse por el estado de salud del dirigente socialista.
Con todo, la visita al Palau coincide con uno de los momentos de mayor virulencia de las críticas de los partidos de la oposición a las ayudas y subvenciones que el Gobierno valenciano viene concediendo, especialmente desde 2015, a Climent y al entremado de entidades vinculadas a ACPV.
Tanto PP, como Cs y Vox han cuestionado durante los últimos días que el Botánico, tanto desde el Consell como desde otras administraciones Públicas, financie con cantidades millonarias a las entidades de la órbita de Climent -tal y como también hacen otras administraciones públicas desde Cataluña- a pesar de sostener posiciones que han merecido un reproche penal tan evidente como el de la sentencia del procés.
El pasado martes el propio Climent realizó unas declaraciones, tras anunciar la cancelación este año de la fiesta de los Premis Octubre, en las que consideró que se está produciendo una «deriva autoritaria que ha conducido a tratar de resolver jurídicamente un conflicto que es político y que se habrá de gesitonar por la vía política. No es momento de celebraciones, sino de mostrar la repulsa por esta decisión (en referencia a la sentencia del Supremo) desde el tejido cívico y cultura». «Se trata de una decisión excepcional, una manera de protestar por esta democracia menguada», añadía Climent.
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