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El famoso gag de Martes y Trece sobre las empanadillas de Móstoles y Encarna de Noche tuvo este viernes un 'remake' en Les Corts. La ... Comisión de Radiotelevisión y l'Espai Audiovisual acabó con una retahíla de cortes de conexión audiovisual que hicieron, primero, ininteligible y, finalmente, imposible la comparecencia de un miembro del Consejo Rector de À Punt. Antes, ya se habían producido serios problemas para entender y comunicarse con uno de los futuros miembros del Consell de l'Audivisual. La situación se complicó de tal manera, los problemas de conexión se repitieron en tantas ocasiones, que la comisión acabó dando por imposible preguntar y escuchar a Ignacio Gil Orozco, el candidato de Ciudadanos, a quien se le instó a que respondiese a las preguntas por escrito y así cerrar una sesión parlamentaria que fue cualquier cosa menos parlamentaria.
Con el fin de agilizar la cuestión, ya que ninguna de sus señorías tenía ganas de que se alargase la comisión un viernes (los diputados son entusiastas seguidores de la semana laboral de cuatro días, una propuesta impulsada por el tripartito en el Consell), al inicio de la comisión se acordó no tener que votar a los candidatos del Consell Audiovisual y al Consejo Rector que debían comparecer. Así pues, se preveía una sesión relativamente corta y plácida. Sin embargo, el espíritu de Encarna de Noche se hizo presente.
Inicialmente, se registraron serios problemas para escuchar a Javier Marzal, propuesto para el Consell de l'Audiovisual. La conexión entró en bucle y nadie sabía cómo iba a acabar aquello. Cinco minutos después se dio el asunto por imposible. Afortunadamente, Lola Bañón, que durante un tiempo trabajó en Les Corts y quizá tiene experiencia con las cosas surrealistas que pueden ocurrir en la Cámara, acudió personalmente a la comisión y explicó su proyecto.
Sin embargo, quedaba por llegar un escollo insuperable. Debía comparecer Ignacio Gil Orozco, propuesto por Ciudadanos, no en vano fue presentado hace unas semanas como jefe de gabinete de la nueva síndica de Cs, Mamen Peris, por lo que tenía la plena confianza de los naranjas. Gil Orozco intentó realizar su exposición para presentarse como futuro miembro del Consell Rector. Ahí fue cuando todo comenzó a parecer un gag televisivo. La conexión se perdía.
-A ver, ahora, comentó en varias ocasiones el compareciente.
-¿Me oís, o no?, preguntaba.
La situación comenzó a generar risas por parte de algunos diputados. Otros optaron por mirar el móvil a la espera de que algún milagro de las telecomunicaciones permitiese escuchar al candidato de Ciudadanos.
No. Ecos. No había manera de saber qué decía el compareciente. Palabras recortadas. Reverberaciones. Acoples. La imagen de Gil Orozco desapareció. La pantalla se fundió a negro. De pronto, gritos infantiles y sonidos como de algo derrumbándose. Diez minutos.
-¿Oiga?, preguntaba Fernando Llopis, diputado de Ciudadanos y vicepresidente de la comisión, y mientras se dirigía al compareciente y le pedía que apagase la cámara «porque se le escucha muy mal», de repente se oía la varonil voz de Gil Orozco diciendo «perfil como hombre»...
-¿Se me escucha?, empezó a preguntar el compareciente, mientras una diputada lamentaba: «Vaya desastre».
-Intente continuar, señor Orozco, le animaba Llopis, para a continuación preguntarle si escuchaba a los miembros de comisión. Cuando parecía que la situación mejoraba un poco, los diputados intentaron realizarle preguntas, no sin antes reconocer «el esfuerzo por intentarse conectar, en algunos momentos ha sido complicado…». Quince minutos.
Tanto desde Unides Podemos, Estafanía Blanes, como por parte del PP, Verónica Marcos, indagaron sobre las posibles incompatibilidades del candidato.
-Señor Gil Orozco, si puede apagar el micro sería un amable, muy amable, pidió Llopis, mientras la diputada de Compromís, Mònica Àlvaro, se echaba las manos a la cabeza visiblemente incómoda por la situación. Al candidato le dieron cinco minutos más para responder a los diputados.
-¿Se me escucha?
-Regular, mal.
«Una, eeeh, guaaa, cuchaaaa...», comenzó a sonar desde la pantalla instalada en la Comisión. «Se le escucha muy mal. Hable directamente al teléfono en vez de al micrófono o busque usted una mejor cobertura», recomendó Lopis, que sugirió: «Igual tiene que reiniciar».
«Upaaa, porfievvoooor, sob mincopatblieddd»... «¿Se escucha o no?». La situación parecía más propia de una psicofonía de Cuarto Milenio que de una comparecencia parlamentaria. Solo faltaba la pregunta del gag: ¿Encarna?
-Intento llamarle, anunció Llopis.
El vicepresidente de la comisión, finalmente, desistió: «Señor Gil Orozco, si es tan amable de hacernos un escrito de respuesta a las preguntas, se lo haremos llegar a los grupos parlamentarios. Le agradecemos su comunicación, le pedimos disculpas por los problemas técnicos. Esperamos su escrito». Silencio al otro lado de la línea. Y así acabó la comisión del audiovisual valenciano, sin conexión audiovisual. «Ha sido un espectáculo lamentable. Era la imagen de un agujero negro y parecía la voz de Shakira, no se le entendía nada», resumió una de sus señorías. Afortundamente para todos ellos, la sesión de la comisión se dio por finalizada y a la legislatura le queda menos de un mes para que la actividad parlamentaria concluya.
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