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Dentro de tres semanas se cumplirán dos años desde que la pandemia lo cambió todo. Paralizó el mundo. También Les Corts. Esa parálisis generada por ... el confinamiento, por una reducción drástica de la actividad y una lenta y posterior normalización a través del teletrabajo provocó una evidente alteración del día a día. En las cuentas analizadas por la Sindicatura de Comptes a través de su informe sobre el ejercicio 2020 en Les Corts se puede comprobar cómo se incrementó el gasto en limpieza y desinfección, así como en material de protección. Lo que, sin embargo, resulta peculiar y, según admiten fuentes de la Cámara, difícil de justificar es que se mantuviesen inalterables algunas partidas a la vez que otras se incrementaron como si se tratara de un año perfectamente normal, cuando no lo fue. Es el caso del personal eventual, que disparó su coste, mientras, que, a pesar de la parálisis generada por la pandemia, se mantuvo el gasto en pluses por productividad o la inversión en material de informática y combustible para coches oficiales. El teletrabajo no impidió que el gasto por el kilometraje de los diputados rozase los 200.000 euros.
La llegada de la pandemia provocó la suspensión de la actividad parlamentaria durante meses. Un trimestre totalmente en blanco y posteriormente una agenda leve en comparación con un año normal. Teletrabajo en grandes dosis. Plenos con asistencia muy reducida, casi testimonial. Comisiones recortadas. La rebaja de la actividad y las restricciones fueron tan severas que provocaron incluso la queja de los cargos electos. Les Corts se convirtió en un búnker. Y aunque su finalidad, como instrumento legislador y de fiscalización de la actividad del Consell, se vio seriamente mermada a causa de las circunstancias, los balances contables incluidos en el informe de la Sindicatura de Comptes señalan que allí dentro se mantuvieron algunas cosas inalterables. Una de las asignaturas pendientes del parlamento valenciano es poner orden en su política de contratación, tanto de personal como de servicios.
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El informe de la Sindicatura indica que el coste del capítulo 1, el relativo a las nóminas, no sufrió merma alguna a pesar de la pandemia. En realidad, aumentó, en algún caso de manera muy notable. El gasto conjunto en personal se incrementó en Les Corts durante el año del confinamiento un 4%, algo más de 650.000 euros, respecto a 2019. Se mantuvo el apartado de cuotas y gastos sociales. También el de incentivos al rendimiento durante un ejercicio con la actividad bajo mínimos. En este último balance se recogen conceptos como las horas extra, la turnicidad o los pluses vinculados al pago por trabajar en festivo.
En lo relacionado con la plantilla eventual, el gasto se disparó un 17%. Si la contratación de personal, lejos de contenerse en relación a un año normal, se incrementó, la contratación de algunos servicios se mantuvo de un modo escasamente controlado, tal y como se refleja en el informe de la Sindicatura. La baja vigilancia y coordinación en la compra de material y contratación de servicios ya queda reflejada en la Cuenta Anual de Les Corts. Ahí se advierte que la fiscalización está condicionada por una información parcial, la que ofrecen las distintas unidades gestoras que integran la estructura administrativa de la Cámara, las cuales ejercen de manera autónoma su propia contratación, careciendo de una unidad encargada de una gestión global que mejorase la fiabilidad y eficiencia en la gestión.
En definitiva, que cada uno hace de su capa un sayo. De ahí que el gasto en material de oficina se redujese en consonancia con la rebaja de la actividad mientras que el apartado de la encuadernación se mantuviese inalterable o el del material informático apenas se redujese un 23% respecto a lo previsto inicialmente en el presupuesto. Obviamente, el coste de los suministros sanitarios se multiplicaron por diez, mientras que el relacionado con las atenciones protocolarias o el combustible de los vehículos oficiales apenas se redujeron un 20%, mientras que se incrementaron la inversión en suscripciones y el coste de las comunicaciones telefónicas ascendió a 155.000 euros.
Resulta curioso observar que el gasto por dietas de los diputados se redujo un 95% en relación a lo presupuestado inicialmente, y pasó de 12.000 euros a un coste real de unos 600 euros. Otra cosa es el kilometraje de esos mismos altos cargos, un apartado sustancialmente más importante que el de las dietas, y que también puede ser menos controlado. Si a principios de año se estipulaba que el gasto por kilometraje sería de 383.000 euros, finalmente, a pesar de la pandemia y el confinamiento, a pesar de las reducciones de aforo en los plenos y comisiones cuando ya fueron presenciales, y aunque mucha actividad parlamentaria se desarrolló a través del teletrabajo, el gasto por kilometraje fue de 187.000 euros.
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