Burguera
Lunes, 18 de noviembre 2024, 17:44
En política es tan importante acertar como no fallar. Para ambas cosas hace falta tino. El miedo a meter la pata paraliza a muchos responsables públicos. No era el caso de Nuria Montes, siempre hacia delante. Ha sido uno de los puntales sobre los que ... se ha apoyado Mazón durante el primer año de su mandato como presidente de la Generalitat. Su proximidad con el jefe del Consell propició que incluso corriera el rumor de si podría ocupar en el tramo final de la legislatura la portavocía del Gobierno que, prácticamente desde el principio, se consideró poco adecuada para Merino cuando hubiera que afilar el discurso. Montes se sentía muy respaldada, y quizá eso la empoderó, si es que es posible que la consellera pudiera sentirse con más autoridad, influencia o conocimiento para hacer algo que el que traía de serie. Sin embargo, esa predisposición a tomar las riendas de todo, una de sus principales rasgos de gestión y de personalidad, ha sido también la causa de su vertiginosa caída en desgracia. En apenas dos semanas liquidó su crédito, que era mucho.
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Las conversaciones entre Montes y Mazón eran muy habituales. Tenían sintonía. Se podía constatar en los días que el presidente de sometía a las sesiones de control en Les Corts, llegando acompañado de Montes, o vapeando en los jardines hablando con Montes.
Mazón la fichó de Hosbec, la patronal hotelera, donde era secretaria general. Para el jefe del Consell, el sector turístico define a la Comunitat por considerarlo capital para su economía. Además de consellera, Montes (Madrid, 1969) es, o era, presidenta de Feria Valencia. El recinto ferial es el lugar donde se trasladaron los cuerpos de las víctimas de la DANA tras practicarles las autopsias y ser identificados, para desde allí ser entregados a las funerarias para que sus familiares se hicieran cargo de ellos. Dentro de todo el penoso ámbito de gestión de la devastación, se trata de la fase más delicada. Sin embargo, la consellera realizó unas declaraciones poco acordes con la empatía que el Consell debía transmitir a las pocas horas de que se produjese la tragedia.
«Es muy importante que todas las personas sepan que aquí no se va a permitir, no se van a entregar cuerpos a familias, no se va a permitir el acceso de familiares, que tienen que esperar de forma obligatoria la llamada del juzgado y la entrega de la documentación pertinente», indicó Montes, con un tono muy expeditivo. Cuando la consellera, horas después, se vio a sí misma, en pantalla, haciendo esas declaraciones, se dio cuenta de inmediato de su error. La consellera suele utilizar un tono que sus afines consideran resuelto y tajante, lo que también cosecha reservas por parte de empresarios que se sienten escasamente escuchados cuando interlocutan con Montes. En este sentido, aquellas palabras de Montes abundaron en ese perfil tan arrojado, de poco tacto. Primer gran error evitable. La propia consellera rectificó a través de un mensaje en redes sociales horas después.
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«Decidimos lanzar un mensaje a los medios de comunicación con el único objetivo de que el protocolo se llevara a cabo con la máxima rigurosidad y, desde luego, se garantizara la seguridad de todo este proceso», aclaró Montes, que empezó su intervención afirmando que «lamento muchísimo que mis palabras hayan estado faltas de esa empatía, de esa falta, de esa sensibilidad que todos buscamos en estos duros momentos que estamos viviendo. Por ese motivo solo puedo reiterar de nuevo mi perdón a todos vosotros«.
El segundo fallo llegó cuando una mujer vecina de Benetússer, funcionaria del gabinete técnico de la conselleria de Montes, realizó unas desgarradores declaraciones en las televisiones nacionales tras perder a su marido y a su hija. La trabajadora pública, entre lágrimas, reprochó el trato recibido por la consellera («me ha llamado ahora, una semana después, a darme el pésame. Trabajamos en la misma planta. Me duele muchísimo cuando le he explicado que ese mismo día he tenido que volver a casa andando desde el tanatorio en Riba-roja, donde he incinerado a mi familia, y me ha dicho 'mujer, haberme avisado y te hubiera enviado el coche oficial'. Eso es a lo que están acostumbrados y en eso utilizan el dinero»). Al día siguiente, Montes y su equipo reaccionaron con un comunicado que volvía a adolecer de tacto, y donde se afirmaba que la consellera se enteró del fallecimiento de familiares de dos trabajadores de su departamento y »telefoneó a estas dos personas para transmitirles el pésame del gabinete y ponerse a su disposición si necesitaban algo. La consellera nunca había hablado antes con ellas. Durante la conversación se limitó a escucharlas y a transmitir el pesar de todo el equipo por la tragedia. En ningún momento se hizo ningún ofrecimiento más allá del apoyo de la conselleria para lo que necesitasen. La intención obvia de la consellera es que esto quedase en la intimidad».
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La mano de hierro sin guante de seda ha dejado a Montes fuera del Consell.
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