Feijóo le marca el camino al PP valenciano

Feijóo certificó su ascenso a la presidencia nacional de su partido tras aquel desordenado pulso mantenido por Pablo Casado y Teo García Egea con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Los barones populares, con Feijóo a la cabeza, se situaron junto a la presidenta madrileña. Y la movilización de las bases del partido terminó por forzar la salida del ya exdirigente popular.

Desde aquel mismo momento, y con la culminación de su encumbramiento como líder en el congreso celebrado en Sevilla, el PP de Núñez Feijóo no ha dejado de recuperar apoyos en los sondeos, hasta el punto de aventajar ya entre 7 y 9 puntos, según el estudio sociológico del que se trate, al PSOE de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, por ahora.

Con Feijóo, el PP ha recuperado la calma, una acción política de mayor temple, el discurso más reflexivo y, por encima de todo, la iniciativa política. Ante una crisis económica sin precedentes, con una inflación que ya dispara el incremento del precio de los alimentos por encima del 14%, el líder popular ha sabido ver que esa política, la más vinculada a la economía doméstica, es la clave para recuperar la Moncloa.

Las propuestas de bajadas de impuestos, IVA e IRPF entre otros, secundados desde las comunidades autónomas presididas por los populares con bonificaciones o supresiones del Impuesto de Patrimonio, acabaron obligando al Gobierno de Sánchez a acometer su propia bajada de la Renta. Eso sí, en exclusiva para las rentas de menos de 21.000 euros y con un nuevo impuesto para las rentas más altas.

También se refirió a la bajada de impuestos anunciada por Ximo Puig en el último debate de política general. «Anunciadas», remarcó, pero ni concretadas ni aprobadas. De hecho, el líder popular no se olvidó de la discrepancia existente entre los socialistas y sus socios respecto a si añadir, a esa rebajar fiscal, una subida a las rentas más altas. A pesar de que la actualidad ha tentado al PP a desviarse del camino con algunos asuntos complicados tanto para el tripartito valenciano como para el Gobierno de Sánchez, desde que en febrero llegó Feijóo a Génova, el asunto fiscal se ha convertido en el principal argumento popular en la oposición y al frente de los gobiernos autonómicos.

Feijóo, en el foro de este periódico, volvió a poner el acento en las políticas económicas. Y muy en concreto, una referencia tan indiscutible a la situación de la Comunitat Valenciana como la que tiene que ver con la reforma del sistema de financiación autonómica. El presidente nacional del PP no sólo constató que, junto a Murcia, son las dos autonomías peor financiadas del país. También admitió la necesidad de mejorar la financiación de ambas regiones.

Eso sí, con el estilo pedagógico que le caracteriza y sin pillarse los dedos con promesas y plazos, Feijóo puso el acento en una realidad que no puede discutirse ni olvidarse: el modelo actual, el aprobado en 2009, lo impulsó el Gobierno que entonces presidía José Luis Rodríguez Zapatero y que, para sacar adelante aquella propuesta, pactó con el tripartito catalán -PSC, ERC e Iniciativa-. «La razón por la que en este momento, con un gobierno socialista en esta Comunitat y también en el Ejecutivo central, no se corrige esa situación, la tendrán que explicar ellos», dijo, en un modo de rechazar el modo en que Sánchez y Puig pretenden difuminar y socializar la responsabilidad del fracaso del proceso para cambiar la financiación.

El líder popular no rehuyó ninguna de las cuestiones planteadas por los periodistas de este diario así como por los asistentes al foro 'Somos futuro'. Entre ellas, su convencimiento de que la Comunitat Valenciana es un motor de la economía española que, sin embargo, ha perdido posiciones en relación con otras autonomías. «La Comunitat es un motor del país que podría funcionar mejor», dijo. Se ahorró adjetivos apocalípticos que restan credibilidad a los discursos de la oposición si se emplean de manera constante.

Elegante con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, al que evitó señalar -«eso le corresponde a los responsables de mi partido en la Comunitat Valenciana», dijo-, sí que cuestionó, no obstante, la inacción del president del Consell al no destituir a Mónica Oltra tras su imputación por la gestión de la conselleria de Igualdad en el caso de los abusos sexuales a una menor tutelada por la Generalitat. «Oltra tendría que haber sido cesada, y no esperar a que dimitiera cuando le diera la gana», proclamó. Esa capacidad de la líder de Compromís para administrar los tiempos de su salida del Consell fue también criticada por Feijóo, que atribuyó la autonomía de Oltra a su capacidad para desestabilizar el Consell de Puig si era él quien la cesaba.

¿Responsables de que el «motor» valenciano no carbure con toda su potencia? Feijóo, en el caso del Gobierno central, puso el foco especialmente en los socios del PSOE. Y en el caso de la Comunitat, en los aliados del PSPV. «No creo que sean lo mejor para esta tierra», porque «copiar otras culturas es innecesario», así como «copiar políticas que no funcionan». El dirigente gallego no tiene mal concepto de Puig, el jefe del Consell, pero observa con preocupación a sus socios por la capacidad de Compromís y Podemos de condicionar la acción de los socialistas y le empujan hacia decisiones de gestión «que son más del pasado que del futuro». Como un líder bien asentado en el PP, su percepción del PSOE es la de un rival, pero no la de un peligro institucional. No tiene la misma opinión de los socios de Puig en el tripartito, o de los compañeros de Gobierno y de mayoría en el Congreso de Sánchez. En este sentido, el discurso del PP valenciano en relación, por ejemplo, a Joan Baldoví, el diputado nacional de Compromís, se ha afilado en las últimas semanas, por su potencial papel como sucesor de Oltra y como muleta de Sánchez.

El mismo tono crítico mantuvo con la actitud del Gobierno valenciano en relación con las señas de identidad de la Comunitat. Feijóo, que en sus cuatro legislaturas al frente de la Xunta de Galicia mostró siempre una política claramente autonomista, lamentó en el acto celebrado en 'La Rotativa' (el espacio en el que la empresa Federico Doménech S.A., editora del diario, celebra muchos de sus eventos más destacados) que el Gobierno valenciano sea, en muchos aspectos, subsidiario de Cataluña.

Feijóo planteó que muchas de las políticas valencianas «están muy influenciadas por otra comunidad», en aparente alusión, por ejemplo, a algunas de las iniciativas impulsadas durante las dos últimas legislaturas por la conselleria de Educación, completamente en manos de Compromís. También apuntó hacia el ámbito cultural: «Tienen una cultura de siglos que pàrece que tiene menor relevancia que la de otros territorios. La Comunitat que yo conocía tenía una identidad muy clara, una política lingüística, unas señas de identidad y una enorme autoestima», señaló. En lo referente a la lengua, el líder gallego apuesta por un 'bilingüismo cordial'.

La primera vez que en Les Corts se oyó el término que utilizó el viernes Feijóo fue hace unos meses, por boca del diputado Nando Pastor, en un debate entre el parlamentario popular y Estefanía Blanes, de Unides Podemos, que admitió no «haberlo oído nunca», y rechazó cualquier tipo de «cordialidad» del PP hacia el valenciano. Sin embargo, el término parece asentado en el argumentario de los populares para reclamar la convivencia pacífica y despolitizada de la cooficialidad lingüística.

En otro momento de su intervención, y a preguntas de los asistentes al acto, el dirigente gallego se refirió a los posibles acuerdos con Vox y a la búsqueda de una mayoría suficiente para gobernar en solitario. Y tras recordar las mayorías absolutas -cuatro- obtenidas en Galicia, y la que obtuvo Juanma Moreno en Andalucía apenas un mes y medio después de llegar a la presidencia nacional del PP, reflexionó: «Cuando no te votan tienes una enorme responsabilidad, porque no te han votado, y eso no es porque la gente se equivoque. ¿Y tú, que no has sido capaz de explicar tu proyecto político? El primer fracaso eres tú».

El dirigente gallego recela de la influencia que generan los socios. Los ajenos (Compromís, Podemos, ERC, PNV...) y los propios (Ciudadanos o Vox). No coquetea con posibles aliados, no lanza guiños a potenciales fichajes, como sí hacía en su momento Casado, y de esa intención de caminar solo han tomado buena nota en el PPCV.

La intervención en Valencia de Feijóo, la gran referencia del PP para recuperar espacios de poder no sólo en España sino también a nivel autonómico, permitió a la dirección regional de los populares recuperar una iniciativa que parecía perdida desde el debate de política general en el que Puig se apropió de la bandera de la bajada de impuestos.