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Burguera
Lunes, 30 de octubre 2023, 01:15
En la vida hay cierto componente de azar, pero en los partidos políticos no tanto. Tienen trucado hasta el barrilete cuando juegan al parchís. Este fin de semana se han podido observar situaciones con una evidente interpretación de cara al futuro del PSOE. Juegan a ... la lotería solo si saben que les va a tocar, y en algún caso varias veces. El sábado, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el comité federal del partido convocado para blanquear y dar carta de bondad a la amnistía, tenía una carita sobresaliendo por su hombro izquierdo. Era la de Diana Morant, ministra de Ciencia e Innovación. Bien visible para cualquiera y no en un comité cualquiera.
En 2022, cuando Sánchez intervenía en el comité federal, ese lugar privilegiado que ahora ocupa Morant estaba reservardo para Carolina Darias, que fue ministra de Sanidad hasta que el líder del PSOE decidió que sería la candidata a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria. La exalcaldesa de Gandia, nada más terminar el comité, enfiló a toda velocidad hacia Valencia, donde se ha celebrado este fin de semana el comité federal de Juventudes Socialistas de España. Más partido. Nada es casual.
El satélite juvenil del PSOE ha tenido a bien que Morant sea la ganadora del Premio Violeta 'Carme Chacón' 2023. La ministra vino a recoger el galardón. El valenciano Víctor Camino es el secretario general de Juventudes Socialistas de España. Así pues, un fin de semana muy constructivo, en términos orgánicos, para la ministra valenciana, que al menos de cara a los suyos gana visibilidad. A los suyos, y a los que no son tan suyos pero militan en su partido. Fuentes conocedoras de las corrientes internas en el PSOE señalan que Ferraz prepara el terreno para Morant de cara al próximo congreso del PSPV.
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O. De la Dueña / A. G. R.
Los socialistas valencianos saben que su congreso se celebrará una vez se aclare todo lo relacionado con la investidura de Sánchez. Si el líder del PSOE ya ha incorporado a su vocabulario el término 'amnistía' y ha proclamado que hay que hacer «de la necesidad, virtud» (sin aclarar de quién es esa necesidad), el pacto con el independentismo catalán para que le preste los votos apunta a más que probable. De modo que ya hay que ir velando armas de cara a un congreso del PSPV en el que se verá qué influencia orgánica tiene Ximo Puig en este nuevo ciclo político, ya como expresidente de la Generalitat y con los 65 años celebrados (los cumple en enero).
El congreso de los socialistas valencianos se celebrará antes del próximo verano si los planes de Pedro Sánchez salen bien... a Sánchez. Habrá que ver, entonces, posiblemente en primavera, quién es secretario general del PSPV. O secretaria general. En caso de ser mujer, sería la primera vez en la historia del PSPV que cuenta con una mujer al frente de un partido que se supone que quiere abanderar el feminismo a pesar de que nunca ha contado tampoco con una candidata a la Generalitat. La actual número dos del PSPV es Pilar Bernabé, delegada del Gobierno en la Comunitat. La flamante premiada Diana Morant es la única ministra valenciana. Su nombre ya sonó incluso para encabezar la lista del cap i casal. Finalmente, lideró la lista por Valencia en las generales del pasado 23-J.
El PSPV se encuentra en pleno proceso de transición. Del poder a la oposición. Ya se verá por cuánto tiempo. Si los votos a su izquierda siguen dispersándose igual que se erosionan Compromís, Podemos y EU, la travesía por el desierto puede ser larga.
Puig no ha querido dar un paso a un lado después de salir del Palau de la Generalitat. Fuentes vinculadas a la Comisión Ejecutiva Nacional de los socialistas valencianos aseguran que el expresidente se resiste a desvincularse del partido tras su derrota e irse al Senado como ocurrió con Joan Lerma. Hay temor a que se repita la guerra interna de entonces. Puig, además, se siente con fuerzas para seguir. Otra cosa es que Ferraz considere que su perfil es una buena apuesta para continuar al frente del partido en el futuro. No es en el único espacio político donde Puig comienza a mermar su aportación.
Ya hay una sensación de extrañeza en Les Corts por la presencia y ausencia del expresidente. Puig no acude a las sesiones de control al presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. Su escaño vacío pesa. Pero cuando está, también genera un importante foco de atracción. Su nombre aparece reiteradamente en las intervenciones del PP, tanto si está como si no está. Fuentes del grupo parlamentario admiten que es una situación complicada y señalan que el propio Puig tiene la sensación de que ya es más un problema que una ayuda para sus diputados. Y si no aporta, quizá tenga que apartarse.
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