El todavía síndic de Compromís en Les Corts, Fran Ferri, inició esta semana el vaciado del despacho que ha ocupado como portavoz parlamentario de la ... coalición desde 2015. El 15 de enero se incorpora a la empresa privada. Es ingeniero industrial. Los diputados de Compromís consultados admiten la incertidumbre de qué pasará dentro de una semana, cuando Ferri deje el puesto. Su número dos, Aitana Mas, se ha postulado para el cargo. Sin embargo, hay un candidato silente. El conseller de Educación, Vicent Marzà suena como candidato al puesto desde que Ferri anunciase su salida del parlamento valenciano. El político nacionalista aún no ha aclarado públicamente si deja el Consell, y a nivel interno las especulaciones se mantienen tan vivas como cuando Ferri dijo que se iba, hace dos semanas.
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Marzà quiere dejar la conselleria, según admiten fuentes de todos los partidos que integran el Gobierno valenciano. La consellera Mollà calificó de «absurda» esa posibilidad, pero el dirigente del antiguo Bloc, ahora denominado Mes, no ha negado su deseo de dejar el Ejecutivo y pasarse al Legislativo. En su partido contienen la respiración. El diputado nacional, Joan Baldoví, ha señalado recientemente que habrá que respetar la voluntad de Marzà y ha recordado el desgaste que genera una conselleria del volumen de actividad como la de Educación.
Los nacionalistas preparan el terreno por si finalmente su principal líder político decide dar el salto a la sindicatura, algo que desde el otro partido principal de Compromís, Iniciativa, el liderado por la vicepresidenta Mónica Oltra, ven con reticencias a la espera de que el conseller se pronuncie internamente, además de por los acuerdos internos que en 2015 se establecieron para que el responsable de Educación fuera un docente de la escuela pública y vinculado a las entidades afines a Compromís. Respecto a una posible remodelación más profunda del Consell, tanto fuentes de Compromís como del propio PSPV la descartan. A nivel de la coalición, el paso de Marzà también se interpreta como un modo de ganar protagonismo político y retirarse de la gestión diaria del Consell. Antes de diez días, las cartas deben ponerse sobre la mesa, tanto en Les Corts como en el Gobierno valenciano.
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