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burguera
Lunes, 28 de junio 2021, 20:25
La resistencia ofrecida por la militancia del antiguo Bloc, ahora Més, ante la dirección encabezada por Àgueda Micó en el congreso celebrado ... este fin de semana ha supuesto un tropiezo en la pujanza de la figura de Vicent Marzá en el seno de la coalición Compromís. El cónclave se planteó inicialmente, allá por 2019, como una catapulta de la figura del conseller de Educación, de su liderazgo. Era una oportunidad para elaborar un envoltorio político que sirviese para ubicar en un plano privilegiado al dirigente nacionalista, realzar su gestión, su capacidad y su proyección de futuro tanto en el partido como en una coalición cuyos liderazgos electorales están en manos de otro partido, Iniciativa del Poble Valencià, que lidera Mónica Oltra y muy próximo al alcalde de Valencia, Joan Ribó.
Marzà ha dirigido la ponencia política y ha apoyado la candidatura de Àgueda Micó, que se ha impuesto con el 61% de los votos a la opción alternativa, la encabezada por el alcalde de Bellreguard, Àlex Ruiz, sin respaldo de las figuras institucionales alrededor de las cuales ha pivotado el ascenso del partido nacionalista. Ruiz obtuvo un apoyo del 36% de los votos, un respaldo que inesperado, más de un tercio. La fragmentación prácticamente por la mitad de los delegados frente a la cuestión del nuevo nombre (Bloc da paso a Més) supone igualmente una contestación muy contundente a los planteamientos de renovación defendidos por una dirección orgánica estrechamente ligada a la figura del conseller, encargado de la dirección política del partido en una cúpula donde varios de sus miembros han formado parte de su equipo en la Conselleria de Educación.
El refuerzo del liderazgo de Marzá es discutible tal, si bien no se ha puesto en duda su gestión ni la de Micó, pero sí sus planes de futuro. «Marzà sale reforzado. Su ponencia sólo obtuvo dos votos en contra y es una de las personas más votadas para ser conseller nacional, o sea que en ese sentido podemos decir que ha tenido un apoyo bastante destacado de la militancia«, señala una persona de la dirección de Més.
La previsión inicial de la cúpula de Més con este congreso era generar un espacio político renovado que sirviese para reforzar la asociación del proyecto del partido nacionalista con el del conjunto de Compromís. La pandemia truncó ese planteamiento. No se pudo dar cabida y participación, por ejemplo, a todos los militantes de Compromís no adheridos a alguno de los tres partidos (Més, Iniciativa y Els Verds). La apertura ideológica tampoco ha sido acogida unánimemente con entusiasmo, lo que supone enmendar la figura de Marzà como un líder transversal.
«Quien conoce el partido sabe que, históricamente, la diferencia entre el bloque mayoritario y la minoría crítica ha sido siempre de un tercio, por lo tanto el resultado va en la línea de los que se han producido habitualmente en las votaciones del Consell Nacional, por ejemplo. En cualquier caso, la lectura que hacemos es que hay cosas que se tienen que mejorar, este fin de semana hemos debatido sobre eso precisamente, como mejorar entre todos el partido, la nueva dirección toma buena nota y trabajará para que el partido sea más eficiente y atienda mejor a las demandas de la base«, señalan desde la nueva dirección orgánica.
No ha servido de nada que esta sea la primera vez que la militancia debía optar por dos candidaturas en un congreso mientras el partido en una situación de implantación en ayuntamientos, diputación, Generalitat... inédita y difícilmente mejorable. Esa implementación del proyecto en las instituciones, esa realidad diaria de que la gestión en las diferentes alcaldías y espacios de poder tiene unos resultados, debería atemperar a esa corriente crítica... pero no. «Debería, sí. Y de hecho... el congreso pasado fue de integración para intentar incluir en la Ejecutiva todas las almas y no funcionó. Al final, para esto no hay recetas«, indican desde la dirección, si bien otras fuentes de la cúpula admiten que los resultados obligan «a ir poco a poco«. Adiós a las fórmulas mágicas y estrategias geniales de laboratorio. Toca ver menos series de intrigas políticas y escuchar más a la militancia. En cualquier caso, Micó va coordinar una directiva de su plena confianza ante la que sus explicaciones no deberán ser mesuradas frente a críticas internas, además de reducirse drásticamente la posibilidad de filtraciones.
El augurio de que Micó ganaría de manera aplastante el Congreso se truncó. «Tienen para preocuparse. No han salido para nada fortalecidos del fin de semana«, señala un miembro de Bloc i País (corriente crítica independentista) como balance del resultado del Congreso para la dirección de Més. El apoyo al nuevo nombre fue mayoritario pero en ningún caso unánime. «La revolución o refundación no tiene un respaldo suficiente. Hay una mayoría que da apoyo a lo que hay pero no para acometer grandes reformas«, reconocen fuentes de una dirección muy sintonizada con las palabras y planes que Marzà impulsa.
La ambición personal de figuras como la de Marzà queda, por tanto, atemperada. Quien tuviera el deseo de salir del Congreso con un conseller agrandado y señalando hacia el relevo de la vicepresidenta Oltra, se ha llevado una pequeña decepción. Sobre todo si presenció lo cómoda que Oltra se sintió durante su intervención en el cónclave, el domingo. La líder de Iniciativa, invitada por sus compañeros de Més, se marcó una intervención cercana a los 20 minutos. Estaba en su ambiente, o casi. No dio muestras de sentirse amenazada y pareció lanzar el mensaje de que cualquier decisión sobre su futuro la tomará ella. Quizá se vaya, pero no la podrán echar. Y lo mismo se puede decir en materia conceptual (en lo que se refiere a la idea de abrir el partido para «sumar más», suavizando el acento nacionalista de Més para acompasarlo con otro tipo de concepciones ideológicas), que sufre un evidente frenazo. No se trata de un retroceso, en cualquier caso, pero sí una señal para escuchar las voces discordantes y evitar un acelerón que terminase con Marzà y sus afines avanzando en solitario sin nadie detrás.
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