![Inés Aular, durante un momento de la entrevista en su casa en Vinaròs. LP](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202102/10/media/cortadas/ines-kkrD--624x415@Las%20Provincias.jpg)
«Francis Puig es el cerebro del cártel de las productoras»
Inés Aular, Denunciante de la trama ·
La exesposa de Enrique Adell Bover quiere llegar hasta el final: «No voy a ser cómplice, creo que no se ha descubierto ni la mitad de lo que hay»Secciones
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Inés Aular, Denunciante de la trama ·
La exesposa de Enrique Adell Bover quiere llegar hasta el final: «No voy a ser cómplice, creo que no se ha descubierto ni la mitad de lo que hay»HÉCTOR ESTEBAN
VALENCIA.
Miércoles, 10 de febrero 2021, 00:28
María Inés Aular Vásquez (Valencia, Venezuela, 1971). Licenciada en Comunicación Social. Durante más de diez años ejerció su profesión en Radio Caracas Televisión hasta que el amor se cruzó en su camino. Un día de 2002, al llegar a casa de madrugada, saltó en su ordenador un anunció de una web para conocer gente. «Hacía jornadas maratonianas, Venezuela era un país que transitaba entre golpes de estado y paros generales, y para hacer catarsis me metí», apunta. A los cuatro días, al otro lado estaba Enrique Adell Bover, un periodista de Vinaròs. Un mes después se encontraron en Miami. Ella lo dejó todo y el 21 de febrero de 2003 aterrizó en España. «Fue la locura de mi vida». Un matrimonio feliz y dos hijos. Durante años, trabajó en los negocios de comunicación de la familia Adell Bover, los socios de Francis Puig, hermano del presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Hoy su vida es otra. Inés Aular lo ha perdido todo: hijos, dinero y trabajo. Es el precio que ha pagado por denunciar la trama que rodea al cártel de las productoras, en la que participa su exfamilia política. Sobrevive con una prestación social. Aular es consciente del paso que ha dado y asegura que va a llegar hasta las últimas consecuencias. Entre subvenciones y ayudas de distintas administraciones, las productoras de Francis Puig y los Adell Bover superan el millón de euros.
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-¿Por qué denunció al cártel de las productoras?
-Porque si no lo hacía me convertía en cómplice. Mi primera reacción fue de sorpresa y luego, de indignación. ¿Por qué esta gente se quería aprovechar de mis datos personales sin mi consentimiento para unas cosas que no son verdad? Mi suegra -la madre de los hermanos Adell Bover- empezó a perseguirme para que firmara unas nóminas de una empresa que se llamaba Kriol, que yo sabía que existía pero no que yo trabajaba allí. Nueve nóminas de enero a septiembre. Me dijo que las firmara, y yo le dije: ¿Por qué? Y me contestó que eran para cobrar una subvención. ¡Madre mía! Ese día decidí ver cómo podía lograr las pruebas para denunciar esa irregularidad. Se estaban aprovechando de todos los trabajadores con proyectos que no se realizaban. Ya estaba separada desde hacía dos meses pero seguía trabajando en la empresa. Le dije a mi exsuegra: si existe algún negocio turbio o delictivo en la familia, por favor no me involucren.
-¿Antes de aquel episodio sospechó en algún momento de comportamientos irregulares?
-Sí, claro, con todo aquello que decían de «nos vamos a forrar con Ximo Puig». Yo veía que había un combo entre mi cuñado, Juan Adell, y Francis Puig. Era sospechoso y la poca información de la que se me hablaba era sobre cómo rentabilizar esa relación con Francis Puig, obtener todos los favores posibles a través de esta amistad y la influencia de Ximo. Incluso llegaron a pensar que tenían a su favor a José María Vidal, que era secretario autonómico de Comunicación.
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-¿Quién preparaba los documentos para optar a las subvenciones?
-Los que se trabajaban las subvenciones eran María y Juan -sus cuñados-. Yo estaba 18 horas en la televisión, en mi mundo. Sí sabía que mi exmarido colaboraba haciendo documentos para una u otra subvención. Sí que escuchaba pero no sabía lo que se tramaba. Empecé a sospechar al iniciar la investigación y cuando mi suegra me dijo: «no firmes las nóminas, qué más da. Yo ya me las apañaré y ya resolveré». Un mes después en la cuenta común vi los ingresos de esas nóminas por 4.500 euros. Dije, ¡no puede ser! Ese día, el 12 de octubre de 2017, me dije: vamos a empezar a investigar a fondo qué está pasando. Había varias carpetas sobre las subvenciones; Cataluña, Valencia... En esos documentos estaba mi nombre con las nóminas de Kriol que no quise firmar y hay programas, como el de Telescola, que nunca vi que se hicieran. Vi también que mi nombre estaba asociado a una página web que yo ni conocía.
-¿Cómo empezó la relación de la familia Adell Bover con Francis Puig?
-En 2006 conocen a Francis Puig en un encuentro radiofónico. La amistad se forja en el primer congreso, al que también fuimos las esposas, en Tenerife. Luego en Cádiz, Port Aventura... Luego se quitaron las fiestas a nivel nacional pero se siguieron montando reuniones en la Comunitat Valenciana. A algunas fui y a otras no. En una de ellas empecé a escuchar cosas, la oportunidad de hacer dinero, se iba a lanzar Ximo Puig, eran amigos de Francis y había posibilidades altas de que ganara las elecciones. Entonces se dijo la frase: «cuando gane Ximo nos vamos a forrar». Ahí estaba Francis, yo creo que ya existía esa intención clara. Teníamos mucha relación. Íbamos todos en familia, de comida. Había reuniones de trabajo en Morella e incluso yo subía a trabajar en las instalaciones de Francis. Luego empezaron a entrar otras personas para formar parte del cártel.
-¿Cuál es el papel de Francis Puig en el cártel?
-Es la persona que tiene la entrada a todas las consellerias, es la cabeza, el cerebro de toda esta organización para conseguir las subvenciones. Francis Puig era el que ponía los contactos.
-En el pacto de precios en À Punt era evidente el acuerdo para llevarse tres lotes del concurso.
-Pienso que creían que no los iban a pillar, por la impunidad que envuelve a esta gente. Mi marido y yo nos reíamos y decíamos: a ver qué cuenta el chófer de Francis Puig.
-¿El chófer era Juan Adell?
-Sí, Juan. Decíamos a manera de burla que era su chófer. Iban de conselleria en conselleria, juntos. Francis bajaba de Morella y se encontraban en la Serafina, un bar de carretera que está en Sant Mateu.
-No sólo se han recibido ayudas para los medios. ¿Cuál era el plan?
-El plan era formar tantas empresas y productos como posibles subvenciones hubiera. Aquí vamos a forrarnos con todo lo que se pueda. La palabra sería chupar lo que no pudimos cuando estaba el Partido Popular. Siempre decían que para ganar algo necesitabas el apoyo político. Con los Fabra y Camps no habían podido lograr nada. Yo escuchaba a mi exmarido decir que él a los 55 años se jubilaba. El modelo de gestión era crear sociedades limitadas y así entrar a todas las ayudas públicas.
-¿Se celebraba la aprobación de las subvenciones?
-Por supuesto, como si fuera una caja registradora: «decían clin, clin, clin, 70.000 euros, bien». Había aplauso en la redacción. Entraba en el despacho María (esposa de Juan Adell) y decía: «ha caído la subvención». Y clin, clin, clin.
-¿Se falseaban las facturas para justificar las subvenciones?
-Por lo que yo he visto, con los papeles que tengo, veo que se han utilizados las mismas nóminas al cien por cien para justificar ayudas en Cataluña y en Valencia. Están las de mi exmarido, las de mis cuñados. En cuestión de nóminas, sí.
-Defiende que hay programas como Telescola por los que se ha cobrado y no se han hecho.
-Así es. Presentan programas que no han hecho ellos -los Adell Bover ya han tenido que devolver dinero a la Conselleria de Educación-. ¿Quién se iba a enterar en la dirección de Política Lingüística que no era una producción local? Lo que sí sabía es que la misma noticia la cobraban todas las veces posibles de distintas instituciones. Tanto la empresa de Francis como Televisión de Castelló. Vendían la misma manzana cinco veces.
-¿Sabía la historia de Madjulis, el cantante guineano al que su cuñado quería hacer cantar en valenciano para cobrar una subvención?
-No. Al conocerla me dio vergüenza. Es mejor trabajar como Dios manda y no maquinar para chupar de las administraciones. A lo mejor hacían que lo grababan y luego no cantaba. Lo grave del tema es que se llevaban las subvenciones sin trabajar o falseando los trabajos.
-Pidió ayuda en la Agencia Antifraude. ¿Tiene la consideración de testigo protegida?
-El caso de Antifraude es una historia larga. Me llamaron en julio para conocerme. Tras tres horas de reunión, pregunta tras pregunta, me llegué a sentir intimidada. Una de las preguntas era: ¿usted señora no tiene miedo a que esto le salpique? Dije no, porque yo no le he robado a nadie. Al final de la reunión, dije, díganme que hago yo aquí. La persona que me recibió estaba callada. Le dije, yo sí que tengo que decirle algo, necesito ser testigo protegida y me dijo: lo que le iba a proponer, pero tiene un precio, tu silencio, que yo no hablara con nadie y me callara. Me quedé sorprendida porque querían mi silencio. Me merecía la protección, incluso llevé la carta que me envió el director de Política Lingüística, Rubén Trenzano, en la que me felicitaba por haber hecho la denuncia y me animaba a seguir.
-¿Tiene miedo?
-Por supuesto, vivo con el corazón en un puño todos los días
-¿A qué tiene miedo?
-Primero a ellos, por si algún día alguien puede hacer incluso algo en contra de mi vida. Mi imaginación a veces piensa que puede entrar alguien en casa o que me hagan algo en la calle. Incluso que me hagan algo legal, como sacarme del país.
-¿Le han amenazado por destapar este caso?
-Desde la familia me han dicho que si no seguía colaborando no iba a tener hijos, no iba a tener casa, no iba a tener más trabajo. He tenido la valentía de decir qué más da, en mi balanza está el miedo y la valentía. Lucho contra ello. Un día tengo miedo pero otro soy valiente. Si me hacen algo qué más da. Mi sentido ético está por encima de todas las cosas.
-¿Es consciente de que ha perdido muchas cosas por seguir adelante con esta causa?
-Soy consciente. Hasta mis hijos. Lo que me mantiene cuerda ante esta ansiedad es ese mantra de que ha sido mi decisión, que la he tomado porque he querido y debo asumir las consecuencias.
-Lleva meses sin ver a sus hijos. Si los tuviera delante, ¿qué les diría?
-(se quiebra) Básicamente que yo he tenido que hacer esto para defenderme y siempre seré su mamá. Nunca había pensado en hacerles daño a ellos y entenderán cuando sean mayores las razones que me han llevado aquí. Denuncié por defenderme y por dignidad. Hasta el día de hoy lo que me queda es mi dignidad.
-¿Han intentado comprar su silencio?
-La familia Adell Bover intentó directamente que fuera a una reunión con una cifra, con la madre y el hermano delante para que dejara de denunciar: ya que no tienes donde caerte muerta y ya que como periodista no vas a trabajar, ven con una cifra y nosotros la estudiaremos.
-¿Y cuál fue se reacción ante esa propuesta?
-Hice un escrito a la Fiscalía en el que adjunté ese mensaje de whatsapp.
-¿Actualmente de qué vive, como puede hacer frente a su día a día?
-De la renta valenciana de inclusión. Cuando mi marido se fue de casa me dejó la cuenta a cero. Incluso lo que me ingresaron de esas nóminas de Kriol al día siguiente lo cogieron. Me encontré sólo con 1.500 euros y con dos niños a mi cargo. Me fui al Ayuntamiento de Vinaròs y dije que estaba en riesgo social. No tenía nada. Y me ayudaron. Me dieron vales de comida de un supermercado por valor de 60 euros. Me dieron 300 euros durante tres meses y es lo que teníamos para vivir. Luego me aprobaron la renta valenciana.
-¿Le queda alguna amistad de esa época, le han ayudado o le han dejado de lado?
-Todos, no me queda de esa época ningún amigo. Tras mi decisión de denunciar al cártel de las productoras me convertí para ellos en la sudamericana que quería quedarse con el dinero del español. No tengo que huir de nadie porque yo no he cometido ningún delito
-¿Hasta dónde está dispuesta a llegar?
-Hasta donde se pueda para que se haga justicia. Hablo con la verdad, aparte de los miedos, lo que me queda es lograr que se investigue y que si hay una sanción llegue a toda esta gente. Me gustaría quedarme en Vinaròs, trabajar de periodista que es mi profesión y tener una vida normal. Mi motivación es llegar a verles la cara y que me digan por qué se aprovecharon de mí para hacer estas cosas. Con el primer indicio se lo dije y se burlaron de mí. Quiero que la Justicia sancione a todos los integrantes del cártel, que se ha demostrado que existe y cada día se hace más grande. Creo que no se ha descubierto ni la mitad de lo que hay.
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