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Franco y Orengo, los síntomas de una renovación coja

Franco y Orengo, los síntomas de una renovación coja

El verdadero hombre fuerte del PSPV de Morant en esta etapa que empieza ahora no está en la ejecutiva, ni falta que le hace

JC. Ferriol Moya

Valencia

Domingo, 24 de marzo 2024, 19:33

La nueva ejecutiva del PSPV comienza su andadura. Un equipo con un buen número de alcaldes, con una secretaria de Estado, con senadores y diputados nacionales... Como si quisiera dejar bien claro que la inmensa mayoría de los 56 miembros de su dirección han vivido este fin de semana su momento de gloria... y hasta aquí. La permanente de la ejecutiva, que no se ha dado a conocer, estará integrada por media docena de cargos, o poco más. Morant mandando desde Madrid, Bernabé ejecutando desde la Comunitat, y Mascarell y Tania Baños completando el equipo. No habrá mucho más.

Ni falta que hace. El PSPV aprendió hace tiempo que las ejecutivas, máxime de un tamaño tan desproporcionado, ni se reunen, ni debaten, y mucho menos deciden. Ángel Franco, el veteranísisimo dirigente alicantino, ya estaba en la ejecutiva de Joan Lerma en 1993. Han pasado más de 30 años, y ahí sigue asomado. Que nadie mueva un hilo en el socialismo alicantino sin pedirle permiso, o sufrirá las consecuencias. Poner y quitar cargos a su gusto es la especialidad. Que Franco se encargue de la 'Movilización' resume el resultado del congreso.

Difícil hablar de renovación con tres dirigentes cuyas edades sumadas llegan a los 218 años. Complicado si el pasteleo de la ejecutiva obliga a retrasar la votación como siempre. Insostenible si el centro del poder no se ha movido ni un centímetro de Gandia. Bueno, en realidad sí que se ha movido. Se ha desplazado hasta Denia, ciudad en la que se ubica la sede de la naviera para la que trabaja José Manuel Orengo. Al exalcalde de Gandia, directivo ahora de la empresa que dirige Adolfo Utor, no le hace falta que le pongan en la ejecutiva. Orengo no necesita figurar, ni adorar a Pedro Sánchez como el que ve al Cristo resucitado. Orengo sabe que puede levantar el teléfono y sugerir –ni siquiera ordenar–. Y no necesita más.

Orengo no necesita estar en la ejecutiva ni ir a adorar a Pedro Sánchez como el que ve al Cristo resucitado

Franco y Orengo son los síntomas de la nueva dirección del PSPV. Lo que se ve no tiene nada que ver con lo que es. Ni la impostura para disimular la decepción engaña a nadie. Morant se encargó este domingo de levantar el brazo de Bielsa y el de Soler, a modo de ganadores del congreso. Gana el PSPV, gana la izquierda y gana la Comunitat. Aplausos. La realidad es que el que gana es el de siempre. Y el que manda es el mismo.

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