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Gabriela Bravo, en la zona directiva de la Conselleria de Justicia y Administración Pública . DAMIÁN TORRES
«Entre una buena atención sanitaria y exigir el título de valenciano hay que garantizar la salud del ciudadano»

«Entre una buena atención sanitaria y exigir el título de valenciano hay que garantizar la salud del ciudadano»

«Vengo a sumar, no a ser un contrapoder de la vicepresidenta», señala la Consellera de Justicia sobre su relación con Oltra: «Cada una tiene su forma de ser»

BURGUERA

VALENCIA.

Lunes, 24 de junio 2019, 00:23

Bravo recibe en su despacho de consellera de Justicia, Administración Pública e Interior. Seria pero sonriente cuando habla de sus sentimientos. Acostumbrada a hablar de asuntos judiciales, no huye de los temas más políticos, que aborda con el fraseado de la jurista que es y que no renuncia a ser, a pesar de que reconoce, abiertamente y con reconocido asombro, su ilusión por repetir como miembro del Consell.

-Su conselleria mejora.

-Sí, amplía competencias, asume las de Interior, Seguridad y Emergencias. Es un gran reto. Me parece de máxima responsabilidad y exige una gran cualificación. Quizá por mi condición de fiscal es un mundo que no me es ajeno. Me espera una etapa de mucha complejidad y que asumo con mucha ilusión.

-¿La Inspección General de Servicios vuelve a Función Pública?

-Sí, Transparencia asume Memoria Democrática y la IGS vuelve a esta conselleria. Es un servicio transversal pero para esta nueva legislatura, que entre sus retos más importantes está la modernización de la administración en todos los ámbitos, y para ello, Inspección tiene un carácter importante.

-¿Cuáles son las prioridades de su conselleria?

-En Justicia hay que ejecutar el Plan de Infraestructura y poner a la vanguardia del país la actividad judicial valenciana. Desde 2015, se pusieron en marcha cambios urgentes y ahora llegan los irreversibles. En Administración Pública hay que aprobar la Ley de Función Pública para facilitar la reorganización de la Generalitat. La Administración es el pulmón de la política pública. En Seguridad renovaremos la Protección Civil. La policía adscrita debe reforzarse. En cualquier caso, si hay una prioridad por encima de cualquier objetivo es la lucha contra la violencia de género.

-¿Por qué no desciende el número de mujeres asesinadas?

-Es una actuación transversal. Es necesario una nueva política educativa. Es imprescindible que los principios de respeto a la igualdad se incorporen a las aulas. Que los chicos de 17 años asuman conductas violentas indica que algo está fallando. La asistencia a las víctimas debe trabajarse de manera más intensa para que no sientan miedo, y eso no se ha conseguido del todo. Han aumentado las denuncias, pero, debemos mejorar la respuesta a la persona que denuncia. Hemos puesto en marcha la oficina de denuncias especializada para que las mujeres no se sientan solas cuando llegan a los juzgados. Son 77 las mujeres que ya han pasado por allí y se las atiende por parte de policías, psicólogas letrados, y trabajadoras sociales especializados. Todo esto debe articularse de manera transversal.

-¿Violencia de género o violencia machista?

-Es terrorismo machista. Hace años que comparé las víctimas generadas por este problema con el terrorismo de ETA. Si 1.000 mujeres, desde 2003, han sido asesinadas en España, hay un problema de Estado.

-¿Por qué no sacó adelante la Ley de Función Pública en cuatro años? Esa ley que considera prioritaria no se aprobará hasta 2020.

-Para un texto tan importante, era necesario un diagnóstico previo, una planificación experta y hemos recibido grandes aportaciones por parte de los grupos de asesoramiento. Era necesaria una negociación sindical y, al final, los plazos se nos quedaron cortos. El anteproyecto fue aprobado y contamos ya con el informe del Consell Jurídic, que ha hecho observaciones que vamos a atender. Hay que respetar los trámites.

-¿Qué le parecen esas observaciones del CJC?

-Estoy de acuerdo con la mayor parte de ellas. En cuanto a lo que se indica respecto a la disposición que establecía que se debía aplicar la exigencia de la capacitación lingüística, comparto la observación plenamente. Hay que incorporar la capacitación, pero no podemos entender que el conocimiento del valenciano sea un obstáculo para acceder a la función pública. El valenciano es un plus, pero eso es menos traumático para los ciudadanos que para los políticos. El 70% de nuestros funcionarios tienen título de conocimientos de valenciano. La capacitación debe garantizar la relación del ciudadano con la Administración en el idioma oficial que desee, pero dicho esto, debe ser de manera ordenada y proporcional. Incluso hay que contemplar la exención, por ejemplo en el ámbito sanitario. Entre una buena atención sanitaria y exigir el título de valenciano, hay que garantizar la salud del ciudadano. De ahí la necesidad de proporcionalidad, de la excepcionalidad y de la importancia de esperar a aplicarla a un reglamento. No es traumático para la ciudadanía.

-Un compañero suyo de la Fiscalía Anticorrupción, Vicente Torres, ha pasado de conducir la investigación de numerosas causas contra el PP a ser magistrado del TSJ a propuesta del Botánico. ¿La sociedad no puede desconfiar de este tipo de designación?

-La norma hay que aplicarla, pero sí es cierto que hay voces que reclaman modificarla. Los magistrados van a juzgar a los aforados, que participan en su nombramiento. Desde el punto de vista estético no se entiende bien. Yo tengo el máximo respeto por todos. Seguro que Torres actuará con imparcialidad, pero es cierto que no se trata sólo de velar por la imparcialidad, sino que hay que preservar la apariencia de imparcialidad. Es importante.

-Qué le han parecido las negociaciones para formar el Consell

-Han requerido esfuerzo y tiempo, lo cual es positivo. No es cualquier cosa, sino el Consell. Creo que es un éxito poder llevar el acuerdo adelante.

-Pero se generaron situaciones aparatosas, como que Ximo Puig fuera investido en dos días o que en la cena de despedida de los consellers no estuvieran todos por el malestar en las negociaciones.

-Lo de la noche de la cena me causó mucha tristeza. Hay que distinguir lo personal de lo político. No es igual. Era una despedida de compañeros. Tienes cariño y respeto por las personas, y eso va más allá de la política. Hay gente a la que quiero mucho entre los que no vinieron. Yo nunca lo hubiera hecho, aunque respeto las decisiones. La votación de la investidura se retrasó para que hubiera un acuerdo político, y lo hubo, y eso es un gran triunfo.

-¿Por qué aceptó continuar como consellera?

-Porque, la verdad, me sentí atrapada por los proyectos que iniciamos. La legislatura pasada arrancaron proyectos ilusionantes. Me sorprendí a mí misma porque inicié la legislatura como una interrupción de mi vida profesional como fiscal. Sigo siendo fiscal y me gusta el Derecho. Pensé que el Consell era una oportunidad de aprender y aportar. Me planteé estar una legislatura, pero me he sentido muy vinculada a los proyectos de la conselleria.

-¿Le atrae volver a Madrid, a la judicatura o al Gobierno central?

-Al Derecho voy a volver. Me considero una fiscal dedicada a la política. Creo que eso incorpora pluralidad. Mi horizonte está aquí. Mis tres hijos están aquí. Estuve siete años en Madrid cuando mis hijos eran pequeños con un coste familiar, y tener la oportunidad de que los valencianos vuelvan a confiar en nosotros, me estimula. Hemos avanzado. Ahora abrimos telediarios pidiendo mejor financiación, aportando innovación y capacidad de pactar entre partidos políticos distintos. Quiero centrarme aquí, donde me siento muy realizada como fiscal, persona y consellera.

-¿Cómo se dio esa posibilidad de continuar como consellera. Lo pide, se lo proponen...?

-Me lo proponen, obviamente. La facultad de formar el Consell corresponde al presidente de la Generalitat. Cada partido hace sus propuestas y a mí me proponen continuar porque hay una cierta satisfacción, entre comillas, y se considera que hay que consolidar los proyectos. Me siento muy vinculada, para mi propio asombro, a la gestión de los proyectos de la Conselleria. No creí que me atraparía tanto. Haber conseguido vincular al personal de la Administración a los proyectos es muy ilusionante. Aunque también tengo mis momentos. Tengo mirada y modo de trabajar de fiscal.

-Estamos en un Consell con perfiles muy políticos. También entre los secretarios autonómicos: exdiputados, exalcaldes... parece que en vez de gestionar están preparándose para la pelea política.

-He pasado cuatro años gestionando y liderando la gestión y hasta he sido criticada por querer gestionar demasiado. Me dedicaré a eso. Hay que perder el menor tiempo posible en otras cuestiones. Que hayan distintos perfiles, técnicos, políticos... suma. Las divergencias no tienen por qué ser problemas. Debemos lograr la cohesión y centrarnos en que los valencianos vivan mejor.

-¿Cómo se lleva con Oltra?

-Bien. No tengo ningún problema con ningún miembro del Consell. La vicepresidenta me merece el máximo respeto. Cada uno tiene su forma forma de ser y cuando hay diferencias tratamos de resolverlas.

-¿Actuará como contrapoder de la vicepresidenta?

-No. Actuaré como consellera de Justicia, Administración Pública e Interior. Vengo a sumar, no a ser un contrapoder. Los valencianos me han elegido a través de una lista electoral y no lo hicieron para ser un contrapoder de la vicepresidenta.

-¿Comparte la opción de Martínez Dalmau, que ha dimitido de diputado en Les Corts para centrarse en ser conseller?

-Si estás en una lista electoral, te debes al votante. Quizá renunciar es defraudarles. Hay muchas maneras de mirarlo. Habrá que compatibilizar ser consellers y diputados. Los votantes tienen también en consideración a quién eligen. Respeto lo que haga cada uno pero continuar como diputado es respetar la elección de la ciudadanía,

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