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Paco Camps ya no tiene causas pendientes con la justicia. Las razones que le hicieron dimitir el 20 de julio de 2011, pocas semanas después de haber obtenido su tercera mayoría absoluta en las elecciones autonómicas de aquel año, han desaparecido del horizonte. El ... exlíder popular, uno de los barones de referencia del PP nacional que en 2008 propició la continuidad en el cargo de Mariano Rajoy, ya no tiene razones objetivas para estar apartado de la actividad política.
No sólo eso. Camps, incluso imputado por los tribunales, ha dejado entrever su voluntad de regresar a la primera línea. El expresident, que se ha dejado querer por Vox en alguna ocasión, también amagó con pelear por ser el candidato a la alcaldía de Valencia. «Estoy seguro de que si el PP ve que tengo más apoyos, seré candidato en Valencia», dijo en una entrevista en mayo de 2021.
No lo hizo finalmente, pero los que le conocen saben que espera un resarcimiento en términos políticos de su situación. Y no lo espera de los grupos de la oposición, responsables en buena parte del linchamiento que ha sufrido la última década y media. Lo espera de su propio partido, el PP valenciano.
¿Y ahora qué hacemos con Paco Camps? La pregunta que estaba preparada desde hace meses -porque el archivo de esta última pieza también se veía venir- coge vuelo precisamente ahora. En plena campaña de las europeas, el exlíder del PP valenciano espera un resarcimiento de su figura política. No serán suficientes homenajes ni palmaditas en la espalda. O mucho ha cambiado la situación en los últimos meses, o Camps querrá volver. Y con honores.
Pero ese regreso no es tan sencillo. El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, que en una conferencia en el Club Siglo XXI de Madrid poco antes de las elecciones autonómicas vino a decir que él ya contaba con Camps y que el trato era habitual es perfectamente consciente de que un expresident no tiene hueco en otro Consell que no sea el que él mismo presidió. «¿Conseller? Imposible, te come», sentencia un veterano exdirigente del PP valenciano. Camps en ningún caso podría ser un David Cameron, que después de ser primer ministro británico ha aceptado ser titular de Exteriores del Ejecutivo de Rishi Sunak.
Camps quiere volver a la primera línea política. Lo volvió a poner de manifiesto este miércoles. Ha llegado el momento que tanto tiempo llevaba esperando y se siente con fuerzas.
¿Pero donde? La respuesta no es sencilla. Los que le conocen piensan que el expresident no se confirmará con un reconocimiento más o menos honorífico o con algún puesto más o menos institucional. ¿Querrá gestionar? La respuesta a esa pregunta es la que encierra la cave. Camps pensará no sólo que está más que preparado para hacerlo, sino también que su partido se lo debe. ¿Y su partido? Está por ver que la respuesta sea exactamente la misma.
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Las fuentes del PP consultadas por este diario aportan tres claves respecto de lo que sucederá en el futuro más inmediato. Lo primero será esperar a que la situación política se calme. En plena campaña de las elecciones europeas, con un PP tratando de atornillar a Pedro Sánchez, la buena noticia que supone el archivo de la última causa judicial al expresidente no puede convertirse en un debate que distraiga a esta formación política del principal objetivo: ganar las elecciones del 9-J.
Lo segundo tiene que ver con el necesario diálogo de Camps con el partido. «Hablaremos con él con calma y sosiego», señala una fuente autorizada de la dirección nacional, que considera prioritario que Camps recupere la normalidad en el partido, después de un periodo demasiado largo en el que no sólo se ha visto apartado de la primera línea política, sino que se le ha considerado poco menos que un apestado. Un periodo en el que Camps también ha cometido errores -admitidos por él en privado- con declaraciones y comparecencias no siempre acertadas.
Y por último, el qué. Qué cargo, qué responsabilidad o qué futuro le espera en el PP a Paco Camps. Una decisión en la que, ni que decir tiene. también tendrá que participar la dirección nacional de los populares. Primero, porque el expresident no ha sido solamente una figura de la política autonómica, sino que fue un barón territorial de primer nivel. Después, porque su caso fue utilizado por medios de comunicación nacionales o por las cúpulas de los partidos para atacar al PP. «Iremos viendo, también con la dirección nacional y con el», se señala.
Resulta inevitable, y ayer comenzó en algunos círculos, que se especule con el futuro político de Camps y las salidas que se le pueden ofrecer con una legislatura que acaba de arrancar. En el ámbito de la política nacional, las posibilidades de un PP en la oposición son ahora mismo escasas. Si el fallo se hubiera conocido hace unas semanas, la puerta de las elecciones europeas se le habría abierto. Ahora no da tiempo.
En el ámbito local y regional, el Consell tiene algunas responsabilidades institucionales aún por nombrar -al margen de la puerta siempre entreabierta del Senado-. Eso sí, la prioridad -se insiste- es normalizar su situación en el partido.
Francisco Camps compareció ante la prensa para mostrar su satisfacción por el fallo de la Audiencia. «Feijóo me ha felicitado» dijo el expresident cuando se le preguntó por las reacciones a su absolución. Pese a ello, la reacción de la dirección nacional del PP fue de prudencia. La calle Génova mostró su satisfacción por la sentencia, pero evitó entrar en más detalles ni mucho menos especular con el futuro de Camps. El sentir en la dirección nacional se inclina mucho más por pensar que la decisión sobre el futuro del expresident debe tomarse en el PPCV, antes que en la calle Génova. Una patata caliente que nadie tiene ganas de coger.
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