Lo más innovador que se le recuerda a Carolina Pascual ha sido su llegada al Consell. Nombrada por el PSPV, pero independiente. Un perfil único en el equipo de Puig. Su desembarco en la alta Administración no se puede desligar de Andrés Pedreño, el ex ... rector de la Universidad de Alicante. Pascual no llegó a comprender el particular funcionamiento de la Generalitat, la burocracia, el delicado equilibrio entre fuerzas. Su tránsito por el Gobierno ha estado marcado por pequeñas polémicas y casi nulos avances. Y esto difícilmente puede terminar en un balance positivo.
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De entrada, ya todo fue algo complicado. Lo de la Innovación, una de las áreas en las que más empeño ha mostrado el presidente Ximo Puig, difícilmente encajaba en la estructura del Consell. No se puede entender un esquema orgánico con una conselleria de Innovación y una Agencia Valenciana de la Innovación. De hecho, no es un buen ejemplo de la optimización de recursos por parte de la Administración.
La consellera ha tenido algunos 'caprichos' difícilmente entendibles. Uno de ellos ha sido la necesidad de tener un despacho en Valencia pese a que la sede de la conselleria se encuentra en Alicante, precisamente por una decisión política del presidente. Finalmente las dependencias, por suerte, salieron gratis. La comitiva se instaló en el Instituto de la Mediana y Pequeña Industria (Impiva). Pero ya se vio el carácter de la dirigente.
Otro de los tropiezos, con evidente repercusión mediática, ha sido la fundación Ellis. La entidad ha recibido un millón y medio de euros pese a que en un documento del propio departamento que dirige la consellera se recoge que no saben ni dónde está ni a qué se dedica realmente. Además, su marido Adolfo Albaladejo es uno de los 40 socios fundadores de la entidad.
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La valoración de las universidades también resulta discreta. La relación no ha sido pacífica. Los dos principales compromisos no se han cumplido. Se trata del plan plurianual de financiación de las universidades y el desbloqueo del convenio laboral del personal de los centros. Respecto a lo primero, sigue sin conocerse una propuesta. Las transferencias se mantienen en niveles de hace una década. Existe cierto hartazgo de las instituciones académicas. Del convenio laboral se firmó un preacuerdo antes de la llegada de la consellera, pero se ha visto frenado por los reparos del ministerio.
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