El Gobierno 'pasa' de la CHJ y sólo le concede una nueva plaza de ingeniero tras la dana

Las plazas ofertadas iban desde las demarcaciones de carreteras, la dirección general de transporte o la del sector ferroviario, entre otras. También las demarcaciones y servicios provinciales de costa y las confederaciones hidrográficas. Entre ellas, claro está, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), organismo clave en la generación de información sobre los caudales del pasado 29 de octubre, el día que la dana arrasó media provincia de Valencia.

De las 61 plazas ofertadas, dos han sido atribuidas a personas de Valencia. Una es de las de promoción interna, y corresponde a la demarcación de carreteras del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible. La otra, de las de turno libre, ha ido a parar a la CHJ. Y ese dato, que el organismo que preside Miguel Polo sólo vea incrementado en una persona su plantilla después de lo ocurrido con la riada, resulta llamativo.

Más si cabe, si se compara con lo que ocurre con otras demarcaciones hidrográficas. La Confederación del Segura cuenta también con una nueva plaza, exactamente igual que la Mancomunidad de los Canales del Taibilla, la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, la del Guadiana o la del Guadalquivir. La del Ebro ve incrementada su plantilla en dos plazas –dirección técnica y comisaría de aguas-, igual que la del Duero –ambas en la dirección técnica-, mientras que la Confederación Hidrográfica del Tajo recibe tres nuevas plazas –una de dirección técnica y dos para la comisaría de aguas-. Ni que decir tiene que ninguna de esas confederaciones ha sufrido una dana como la de hace tres meses.

La CHJ recibe sólo una nueva plaza, de dirección técnica. Un dato que podría hacer pensar que la plantilla de que dispone esa Confederación es suficiente. De hecho, ese es el criterio que tradicionalmente ha defendido su presidente, Miguel Polo. Sin embargo, a la vista de lo ocurrido el día de la riada, podría pensarse que las necesidades de este organismo son bastante mayores.

El relato de lo ocurrido el 29 de octubre así lo pone de manifiesto. La CHJ 'se olvidó' durante dos horas y media, de las 16.13 horas a las 18.43 horas, de trasladar información al Cecopi sobre el caudal que bajaba por el barranco del Poyo. Y fueron las dos horas y media más críticas, porque ese caudal pasó de no llega a 30 hectómetros cúbicos a casi 1.700. La CHJ fue también la que informó a media tarde que la presa de Forata podía aguantar aún 13 horas antes de pasar a situación 3, de riesgo inminente de colapso. Las 13 horas acabaron convertidas en algo menos de 90 minutos.

A la CHJ se le ha señalado también por la falta de dispositivos necesarios para medir caudales –en el barranco del Poyo sólo hay uno, y en el de la Horteta ninguno-, y en particular se viene señalando de forma reiterada a su presidente, Polo, por no haber realizado comparecencia pública alguna en todo este tiempo para explicar de su papel en el Cecopi de ese 29 de octubre y si facilitó o no algún tipo de información sobre los caudales que se acercaban a la zona cero de la dana. Polo además es el responsable de haber eliminado en su día la figura del técnico de guardia en la CHJ.

La falta de personal es tan evidente que los correos electrónicos de aviso de caudales, por ejemplo, los enviados durante el 29 de octubre, los mandó una asistencia técnica contratada de forma específica para suplir la falta de personal en la propia Confederación.

Para la CHJ sólo se adscribe una nueva plaza del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos del Estado. Y el escenario no es mucho más favorable en el Proceso selectivo para ingreso, por el sistema general de acceso libre y promoción interna en el Cuerpo de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas. De las 42 plazas ofertadas, únicamente una corresponde a la CHJ, cuando hasta la Confederación Hidrográfica del Cantábrico saca a concurso dos plazas.